miércoles, 22 de julio de 2020

Cuaderno de verano, de José María Cumbreño. Heterodoxo, provocador e incómodo.



Heterodoxo, provocador e incómodo son los tres adjetivos que primero me vienen a la cabeza después de leer y releer Cuaderno de verano, del escritor y editor José María Cumbreño (Cáceres, 1972). Este “cuaderno ególatra” ha sido editado por Ediciones Liliputienses, un proyecto editorial que, desde la periférica isla de San Borondón, realiza una encomiable labor de difusión de apuestas estéticas marginales e iconoclastas.
El tono de este inquietante y líquido volumen viene marcado por la imagen de la portada, un sacapuntas metálico que es, en sí mismo, un poema visual que, además de remitirnos al mundo escolar de los cuadernillos de repaso veraniegos, nos sugiere el oficio y la apuesta estética de un poeta que afila el lápiz para escribir unos textos puntiagudos con los que delinea un laberinto de dudas, incertidumbres, contradicciones, desengaños y misterios. 
El volumen, así pues, adopta el discurso de una heteróclita libreta a medio camino entre el bloc de notas en tiempo de ocio de un escritor-docente y los cuadernos de vacaciones, en los que se recopilan ejercicios y actividades útiles para poner en práctica lo aprendido a lo largo del curso, y se concibe como un proceso de aprendizaje que nace de un profundo “desaprendizaje”, a través del cual un sujeto desengañado y crítico pone en duda todo aquello que sabe y, sobre todo, la manera en que lo ha aprendido. 
Los elementos mediante los cuales el poeta traza un mapa de la sociedad actual son el humor, el compromiso político, el lenguaje incisivo, la concesión de un papel activo al lector, auténtico configurador de sentidos, y el intento de liberar el poema de las connotaciones y limitaciones del lenguaje, abriéndolo a la semántica de lo visual al explorar las posibilidades significativas de la tipografía, de las imágenes o de la disposición del espacio y del blanco en la página, a lo largo de sesenta y tres unidades textuales (veintitrés, exclusivamente verbales; cuarenta, mixtas) en las que el sentido ha de ser captable por los ojos. 



Autor: José María Cumbreño
Título: Cuaderno de verano
Editorial: Ediciones Liliputienses
Año: 2019


(Publicado en Cuadernos del Sur, 27 de junio de 2020, p. 8)

martes, 14 de julio de 2020

La palabra que desvela el mundo



Lo digo para ver es el sugerente título de la antología de Sophia de Mello Breyner Andresen, editada con gusto exquisito por Galaxia Gutenberg, dentro de un nuevo proyecto al cuidado del poeta Jordi Doce.
La selección de textos corre a cargo del poeta placentino Álvaro Valverde, quien también firma un esclarecedor prólogo titulado simplemente “Sophia”, mientras que las traducciones son del añorado Ángel Campos Pámpano, traductor de los grandes poetas portugueses del siglo XX, quien hace 15 años publicó una amplia selección de la poesía de Sophia de Mello bajo el título Nocturno mediodía. Antología poética (1944-2001), por la que recibió el premio de traducción Giovanni Pontiero. De aquella muestra, Álvaro Valverde ha seleccionado ochenta poemas, que según el propio poeta “servirán para revelar o redescubrir a una poeta esencial” dentro de la rica poesía portuguesa del siglo pasado.
Dueña de una voz poderosa y fácilmente reconocible, de Mello busca la esencialidad y alcanza la trasparencia y el equilibrio a través de un lenguaje exacto y cuidado, que encuentra en la armonía entre la delicada sintaxis y la frágil sugerencia el fértil territorio para abrirse al otro y mostrarle, en un acto ético y cívico, que “el poema no explica, implica”, pues “hace ser en el estar y hace estar en el ser”. En este sentido, para la poeta portuense la poesía es la más profunda implicación del ser humano en la realidad y, por lo tanto, debe ser necesariamente política y revolucionaria en tanto y en cuanto nace del estar en un lugar y en un tiempo determinados. No en vano, con el triunfo en abril de 1974 de la Revolución de los Claveles, nuestra poeta se convirtió en “la voz alada” de la Revolución, como la definió Lourenço.
La integridad y honestidad de Sophia de Mello va más allá del compromiso con el otro y radica en el compromiso con el lenguaje, pues la “emoción e inteligencia es perfectamente compatible con la denuncia de la injusticia”, en palabras de Álvaro Campos Pámpano. En este sentido, la propia poeta afirma que “las palabras nombran su visión del mundo, su unión con las cosas” y, el lenguaje, por tanto, “es mi explicación del universo”.
Esta poesía, que nace de la propia interioridad del sujeto para abrirse al otro, emerge de la sensación de pérdida y de la necesidad de reconstruir un vínculo con un momento primigenio de plenitud, por eso son frecuentes en su obra motivos como la infancia, el mar, la casa, lo cotidiano o Grecia.
Estamos, pues, ante una selección rigurosa y acertada, que nos presenta la auténtica dimensión de una de las mejores obras líricas del siglo XX al tiempo que insinúa un sutil mapa lector y ético-estético de otros dos grandes poetas: Ángel Campos Pámpano y Álvaro Valverde.

Autor: Sophia de Mello Breyner Andresen
Título: Lo digo para ver
Editorial: Galaxia Gutenberg
Año: 2019



(Publicado en Diario Córdoba, 12 de julio de 2020, p. 39)