191 ÁLAMOS
La muerte llega como el frío y el equilibrio
que antecede a la nieve
y nos mira a los ojos.
Ciento noventa y dos miradas
de vidrio, donde pueden escribirse
ciento noventa y dos historias diferentes.
La mañana se ha roto antes de comenzar:
la luz, enferma de odio,
oscurece el diario
recorrido del tren.
Cae una nube de óxido
sobre los viajeros.
Un silencio de móviles que suenan
estira el tiempo.
Desorientada y frágil
una joven arrima su oído
hacia la fría tierra:
quiere escuchar la quietud de su seno,
quiere apagar la luz del nuevo día.
(Publicado en
Los lugares públicos, Córdoba, 2008)
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