viernes, 22 de septiembre de 2023

Bajo la corteza

 
Bajo la corteza Marina Tapia (Valparaíso, Chile, 1975) busca la savia que nutre todo el árbol que es ella. A partir de este eje vertebra su último poemario, Corteza, editado por la editorial granadina Elenvés, dentro de su recién nacida colección Innana Poesía. Se trata de treinta y un poemas divididos en dos partes asimétricas, “Raíces hondas” y “Ramas altas”, ambos títulos tomados del poema “Desarmada”, de Ángela Figueras Aymerich, cuya cita inicial es toda una declaración de intenciones y marca el itinerario propuesto por la poeta.
Entre ambas secciones existe una cuidada red de vasos liberianos y leñosos cuya capilaridad va dejando poemas sutiles que, partiendo de la memoria, abordan un irrenunciable proceso de aprendizaje sobre la propia identidad, que lleva a la aceptación del yo, con sus grietas y contradicciones.
En los veintidós poemas-raíz Tapia evoca todos los yoes que ha sido y revisa los miedos y las certezas, las dudas y las huellas, las culpas y el propio cuerpo, en un intento de despojarse de todo lo accesorio, hasta llegar a la nervadura identitaria.
A continuación, en los nueve poemas-rama, establecido ese anclaje vital, el yo poético se reconoce en otras voces de mujeres con las que comparte horizontes y grietas, a las que homenajea y a las que siente parte de una misma genealogía, de la que se considera eslabón.
Todo esto con un verso que nace de lo cotidiano y que, a través de una cadencia elegante, hilvana momentos comunes ofrecidos al lector con un gesto de entrega y gratitud, como el del árbol que se sabe parte de un paisaje porque existe una persona que apoya su mano sobre su tronco y percibe el bombeo exacto de la savia.


Autora: Marina Tapia
Título: Corteza
Editorial: Elenvés
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 10 de diciembre de 2022, p. 10)

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Sensualismo manierista y vitalismo reflexivo

 



Nombres como Ana Blandiana, Mircea Cărtărescu o Dinu Flămând bastan para afirmar que la poesía rumana vive su particular edad dorada. Apenas dos años después de su aparición en Rumanía, la editorial Visor publica en una cuidada edición bilingüe Primavera en Praga, de Dinu Flămând (Transilvania, 1947), cuya traducción corre a cargo de Catalina Iliescu Gheorghiu.
El libro se estructura en dos grandes secciones: “Elegías”, formada por veintiún poemas, marcados por la memoria de una infancia de pueblo y por la conciencia dolorosa del paso del tiempo, en los que se funden pasado y presente; y “Epigramas, sátiras y bucólicas”, cincuenta composiciones de tono más variado que van desde lo ingenioso a lo celebrativo, desde lo reflexivo a lo sensual, desde el vitalismo dionisíaco a la profunda serenidad en la contemplación.
La poesía de Flămând brota de un estado de asombro por parte de un yo poliédrico, cuya mirada es capaz de extrañarse ante los pequeños detalles cotidianos, que son percibidos de manera dolorosa, crítica y sensual. Estos acontecimientos mínimos encierran una especie de trascendencia elemental y muestran una visceral resistencia al inexorable paso del tiempo, frente al cual, antes o después, acaban sucumbiendo. A partir de ellos, el poeta aspira a nombrar, tensionando el lenguaje y llevándolo hasta el límite, aquello que se resiste a ser nombrado, consciente de la connotación de las palabras, por lo que cuida mucho la selección léxica y huye de los términos desgastados y manoseados, acudiendo, en ocasiones, a un vocabulario arcaico y en desuso.
Este libro, que, en palabras de Luis García Montero, “quizás sea el mejor libro de este gran poeta rumano que es también una de las voces esenciales de la poesía europea contemporánea”, supone, pues, una buena ocasión para descubrir o profundizar en un poeta vitalista y reflexivo, sensual y manierista, que adelantó la renovación expresiva propuesta por los autores de los años 80 y que recuperó un discurso que, al reivindicar la realidad circundante, adquiere un mensaje inequívocamente crítico y comprometido.


Autor: Dinu Flamand
Título: Primavera en Praga
Editorial: Visor
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 10 de diciembre de 2022, p. 9)

lunes, 18 de septiembre de 2023

Humanismo y esteticismo


 

En vecindad, no en compañía (La Isla de Siltolá, 2022) es el séptimo poemario de Diego Medina Poveda (Málaga, 1985). En estos tiempos líquidos, en los que se impone el vértigo, la idealización de la juventud, la mitificación del talento y el cambio constante, unidos a la sacralización consumista de que más y mejor son sinónimos, es cada vez más frecuente encontrar poetas que, apenas cruzada la frontera de los treinta y con seis o siete libros a sus espaldas, deciden renunciar a todos ellos o a la mayoría. Frente a tal actitud, reconforta la de quien reconoce cada una de sus publicaciones, consciente de que -aun siendo en algunos casos bancos de prueba- conforman su apuesta.
Esta nueva entrega de Medina Poveda tiene lugar apenas dos años después de que lograse un accésit del premio Adonáis con Todo cuando es verdad (Rialp, 2020), por el que, además, recibió en 2021 el Premio Andalucía de la Crítica de Poesía. Entre ambos libros hay muchos vasos comunicantes; de hecho, el que nos ocupa nace como una continuación del anterior, con el que comparte, además de varios hilos temáticos, una misma mirada crítica cargada de humanismo frente a la sociedad actual.
El título, tomado de Claudio Rodríguez, remite a la soledad de una sociedad cada vez más deshumanizada, en la que se comparte espacio, que no lazos, con multitud de desconocidos. Este es el tema que vertebra una obra que, a pesar de su brevedad -está articulada en dos partes, de ocho poemas cada una, y un epílogo-, presenta una gran intensidad y una profunda cohesión y unidad, siendo el romance heroico el cauce formal en el cual está escrita en su totalidad.
La primera sección, que lleva por título “Estancias interiores”, se abre con un poema inspirado en una historia de acoso escolar (“El niño frente al mar”), que marca el tono y la altura del resto. En las siguientes composiciones se plantea la complejidad del ser humano y la necesidad de detener el tiempo para realizar un ejercicio de conocimiento de la propia interioridad.
En la segunda, titulada “Otro hogar”, en cambio, se ahonda en la imagen de la casa, forjada en su anterior volumen, y se apuesta por el cuerpo como morada del individuo, mientras la mirada del yo poético se detiene en pequeñas escenas de la vida cotidiana, incidiendo en las trabas que el sistema coloca en la vida, de manera imperceptible, para que la existencia sea cada vez más precaria y se olvide la importancia axial del amor. Pese a este tono aparentemente desolado y pesimista, en los poemas finales brota la esperanza y el autor muestra su confianza en la capacidad del ser humano para luchar, a través del amor, contra la soledad absoluta a la que aboca una sociedad cimentada sobre el frío hormigón del materialismo y el consumismo, y construir, así, un mundo nuevo.
Es en esta certidumbre donde radica la visión humanista de un poeta cuyo discurso hunde formalmente sus raíces en la poesía barroca y clásica para observar con una mirada crítica las grietas de la sociedad actual, apostando por la necesidad de renovar las relaciones sociales a través del amor, fundiendo de este modo ética y estética.


Autor: Diego Medina Poveda
Título: En vecindad, no en compañía
Editorial: La Isla de Siltolá
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 12 de noviembre de 2022, p. 9)

sábado, 16 de septiembre de 2023

El amor como rebelión


 

 
Hace 202 años que Alexandr Pushkin (1799-1837), exiliado en el Cáucaso, Ucrania y Besarabia por su oposición al régimen zarista y por sus ideas revolucionarias, publicaba, con apenas veinte años, Ruslán y Liudmila. Ahora, en plena invasión de Ucrania por parte de Rusia, la editorial Visor publica la primera gran obra del autor de Boris Godunov, traducida por Manuel Ángel Chica Beneyas, quien firma un breve pero certero prólogo. Se trata de la primera traducción completa al español que cuenta, además, con el valor añadido de estar en un cuidado verso blanco que intenta reproducir la cadencia del metro pushkiano y la textura de su palabra y de su discurso. Hasta ahora solo había una traducción parcial en prosa, de los años sesenta, en la cual se eliminaban las divagaciones, los comentarios del autor y los pasajes de mayor contenido erótico.  
Este extenso poema narrativo, publicado por entregas en la revista El hijo de la Patria durante la  primavera de 1820, apareció en forma de libro en mayo de ese mismo año y supone el inicio del Siglo de Oro de la literatura rusa. Su éxito fue tal que en 1828 se publicó una segunda edición para la cual Pushkin escribió el prólogo y el epílogo, al tiempo que aligeró el estilo.
En la obra se funden sin estridencias la tradición oral de su país y las leyendas heroicas recogidas en las “bylinas”, poemas populares anónimos medievales escritos en verso blanco que narraban leyendas épicas rusas, con las influencias de occidente, fundamentalmente de Ariosto, Goethe y lord Byron.
La acción, situada en la Edad Media, comienza en Kiev, donde acaba de celebrarse la boda entre la princesa Liudmila y el príncipe Ruslán. En mitad de la celebración surge una niebla misteriosa, con la cual desaparece la princesa recién desposada. El padre de esta, al no estar consumado el matrimonio, ofrece la mano de su hija a quien la traiga de vuelta. Ruslán y otros tres pretendientes parten en su búsqueda.
El poema, por tanto, está concebido como un viaje iniciático por parte del héroe, que debe liberar a su prometida, pero para ello tendrá que sortear numerosas situaciones sobrenaturales, enfrentarse con otros personajes y atravesar lugares mágicos. En este hilo narrativo se insertan episodios de tono variado, que van desde lo cómico a lo épico, pasando por lo amoroso y lo político. El amor, pues, es concebido como la meta más noble a la que puede aspirar el ser humano y la relación entre los jóvenes amantes se presenta como una rebelión ante un mundo caduco y obsoleto, anquilosado en sus incongruencias y en sus vicios.
El lector se encuentra, pues, ante una ocasión inmejorable para adentrarse en la primera gran obra del padre de la literatura rusa, creador de la magna novela en verso Eugenio Oneguin (1833), y encontrar argumentos que inviten a la oposición y a la lucha frente a las injusticias, reivindicando la lectura como un acto de libertad y de resistencia. 


Autor: Alexandr Pushkin
Título: Ruslán y Liudmila
Editorial: Visor
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba,26 de noviembre de 2022, p. 9)

viernes, 15 de septiembre de 2023

Entre Aquiles y el doctor Rieux


 

Tras una breve invocación a la divinidad, la Ilíada comienza con la visita de Crises, sacerdote de Apolo, al campamento de los aqueos para pedirle a Agamenón que le devuelva a su hija, Criseida, que ha sido tomada como botín tras el saqueo del templo del dios. Ante la negativa del átrida a devolverla, a pesar del rescate ofrecido, el padre implora la ayuda de la divinidad, quien dispara flechas de “pino” con su “arco argénteo”, extendiendo rápidamente por el campamento aqueo una epidemia de peste que duraría nueve días.
Este tiempo de reclusión es el punto de partida del nuevo libro de Javier Velaza (Castejón, Navarra, 1963), El campamento de los aqueos, que le ha valido el XLII Premio Internacional de Poesía Cuidad de Melilla, en cuya primera parte, la que da título al mismo, se construye una alegoría en la cual se aborda la pandemia que asola la humanidad desde hace dos años y que lleva cobradas más de 103 000 vidas en España y más de seis millones en todo el mundo -aunque algunos estudios calculan el exceso de muertes de estos dos años en algo más de dieciocho millones-.
El encierro, las ausencias, la necesidad de estar confinados, la casa que ha dejado de ser hogar para convertirse en simple refugio, la ausencia de futuro, la monotonía de los días vacíos, la sensación de apocalipsis, el cobijo de la literatura, la apariencia de irrealidad de lo vivido desde el interior de casa, el miedo que nos ha mantenido encerrados, la belleza del mundo sin nosotros, la alienación de las filas, los muertos, la necesidad de la poesía ante la incertidumbre, son algunos de los hilos sobre los que construye estos versos de marcada estética culturalista y de cierto tono épico, que dejan una interesante meditación acerca de los nuevos “héroes de este tiempo” -a los que tan solo se les ha pedido que no salgan de casa en los momentos más terribles- y plantean la necesidad de redefinir nuestra relación con el mundo al poner sobre la mesa que el pecado de “hybris” del hombre actual es considerarse dueño de todo cuanto está a la vista y, por tanto, creerse, como un caprichoso Agamenón movido por su falo, con derecho a poseer todo cuanto el mundo ofrece, sin pararse a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.
Así, tras indagar en los mismos temas en “La eme diabólica”, el poeta acude en la tercera sección, “Fiesta en Orán”, a otro clásico de la literatura universal, La peste, de Albert Camus, y su célebre doctor Rieux quien, al proponer como “héroe del relato” a Joseph Grand, afirma de él, con una filantropía y modestia nacida del convencimiento de que su único mérito es estar haciendo su trabajo diario: “Oui, il est vrai que les hommes tiennent à se proposer des exemples et des modèles qu´ils appellent héros, et s´il faut absolument qu´il y en ait un dans cette histoire, le narrateur propose justement ce héros insignifiant et effacé qui n´avait pour lui qu´un peu de bonté au coeur et un idéal apparemment ridicule”.
De este modo, se produce una interesante conexión de la épica homérica con la nueva épica que defiende Camus y con el convulso tiempo de pandemia en que aún estamos inmersos, aunque se haya “gripalizado” el covid-19 en un intento de recuperar una cómoda y anestesiante normalidad.  
 

Autor: Javier Velaza
Título: El campamento de los aqueos
Editorial: Visor
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 29 de octubre de 2022, p. 9)

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Transitoriedad y desolación

 

Bajo el signo del cazador es el título del libro escrito al unísono entre Javier Gilabert (Granada, 1973) y Fernando Jaén (Granada, 1975), con el que han sido finalistas del Premio Villa de Peligros. Flanqueados por un interesante prólogo firmado por Luis Miguel Sanmartín y por un breve pero jugoso texto de contracubierta de Jorge Pérez Cebrián, se distribuyen los treinta y cuatro poemas en dos partes asimétricas, “Desierto” y la que da título al volumen, además de un poema inaugural, “Con las primeras luces”, articulado en cuatro movimientos. 

La cita de Valente que abre “Desierto” (“Cruzo un desierto y su secreta / desolación sin nombre”) marca los ejes de coordenadas a partir de los cuales se construyen los veintinueve poemas de la sección, médula espinal del conjunto, en los que el sujeto poético deambula entre la arena de un paisaje primigenio e ignoto, que lo acoge y le duele, a partes iguales, movido por la incertidumbre y por la única certeza que da sentido a la existencia: el inexorable paso del tiempo, ese cazador que determina todo discurrir por el mundo.
Las huellas, pues, son lo único que quedará del ser humano; sin embargo, en la inmensidad de esta tierra baldía, su fragilidad apenas le sobrevivirá y pronto serán borradas por el viento o reescritas por otros pasos desconocidos en la fragilidad e inestabilidad de las dunas.
De este modo, celebrar la vida es mirar nuestro camino con gratitud y asombro, conscientes de que dicha celebración solo tiene sentido en la medida en que Orión, el cazador implacable y despiadado que se jacta de ser capaz de matar a todos los animales, convierte en desolación todo cuanto está a la vista. Solo desde esta conciencia de transitoriedad, se puede cantar el instante y su efímera eternidad, su quebradiza belleza y su imperfecta armonía hasta llegar a ser el canto.
Pese a los esfuerzos por evitarlo, este desierto lo engulle todo, como recogen los versos de Javier Egea que portican la parte final (“Fuimos muriendo todos / hasta que todo se volvió desierto”), en la que la desolación última se impone como única verdad incontestable: “Mañana la morada de este hombre / quedará en nada, ni cielo ni arena, / barrida por el aire del desierto”.


Autores: Javier Gilarbert y Fernando Jaén
Título: Bajo el signo del cazador
Editorial: Olé libros
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 8 de octubre de 2022, p. 9)

 

lunes, 11 de septiembre de 2023

La lectura, acto de amor y resistencia

A la espera de que Cuadernos del Sur regrese tras las vacaciones, voy a ir recuperando las reseñas publicadas en el suplemento a lo largo del curso pasado y que, por diversos motivos, no recogí en el blog. 

 


 

“Hay palabras que, a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad”, decía Julio Cortázar. En las últimas décadas se está produciendo una aceleración de este inevitable proceso de erosión de los vocablos; no obstante, más allá del desgaste al que están sometidos por el uso inadecuado,existe todo un entramado sistémico y de sinergias que, actuando de modo similar a la materia oscura en la configuración y expansión del universo, conduce, a través de la manipulación, la devaluación de los significados, el empobrecimiento del léxico o la banalización, a una higienización del lenguaje con la cual se intenta moldear ciudadanos acríticos y conformistas, que articulen su vida en torno a un fraudulento concepto de felicidad que los obligará a trabajar de lunes a viernes, en condiciones cada vez más precarias, para pagar la hipoteca, la luz, la gasolina o unos alimentos de primera necesidad cuyos precios están creciendo por mera especulación, contribuyendo a que la maquinaria del sistema no se detenga.
Como contrapartida se les acotará el mundo, previo borrado de aristas, haciéndolo menos inhóspito, al tiempo que pequeñas fracturas se convertirán en fallas con las que inducir la dosis de miedo y de fanatismo necesaria para impedir el razonamiento. Paralelamente, se eliminará cualquier atisbo de conciencia de clase y se sacralizará el ocio con la intención de que, como autómatas, repitan unos hábitos estandarizados de entretenimiento tanto fuera como dentro de casa.
En este sentido, asustan las horas pasadas delante de pantallas, ya sea para ver series de moda, jugar a videojuegos o, simplemente, deslizar de modo inconsciente los dedos por la superficie del móvil o de la tableta. Estas herramientas digitales anulan la capacidad de pensar mediante la continua sobreexposición a la velocidad y al vértigo, al tiempo que crean una realidad artificial y simplificada, pues ofrecen solo aquella parte que quieren que veamos, robándonos la libertad de imaginar y de pensar por nosotros mismos, de movernos por las fronteras y de buscar el horizonte, de existir en los márgenes y de tantear las grietas.
Por eso, Guillermo Busutil (Granada, 1961) apuesta en Papiroflexia, editado con mimo por la editorial Fórcola, por recuperar la pausa, el silencio y la lectura, como formas de activar el pensamiento y de rebelarse, pues una sociedad que no lee desconoce las palabras y pierde el sentido crítico, la imaginación y, en última instancia, la libertad.
Semejante reivindicación se hace a modo de una personal invitación a la lectura desde el amor a los libros y desde el placer de leer -que solo se puede alcanzar desde la disciplina convertida en costumbre-. No en vano, el escritor afincado en Málaga se define continuamente como lector y se muestra como un ferviente defensor de los libros, de los escritores y de las librerías, que son el magma que nutre estos 751 aforismos, articulados en cinco secciones que forman una personal conjugación verbal de la cual se eliminan los tiempos de pasado, pues la lectura y los libros son presente y, por supuesto, futuro: “Presente de indicativo”, “Presente de imperativo”, “Presente de subjuntivo”, “Futuro perfecto” y “Futuro”.
Solo desde este enfoque vivencial -en el cual es andamiaje del ser y equipaje de mano-, la lectura puede concebirse como un acto de amor íntimo, pero también de conciencia y de resistencia, que nos permite vislumbrar las fisuras para denunciarlas y avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
La intensa personalidad, la amplia cultura y la sutil inteligencia del premio Nacional de Periodismo Cultural 2021 se unen, en un ejercicio de papiroflexia, para crear, plegando las lindes de la poesía y del pensamiento, sin necesidad de tijeras ni de pegamento, unas caracolas o grullas mínimas, capaces de sugerir distintos significados a cada lector en virtud de su concisión y de la belleza de un lenguaje profundamente poético, que desborda los límites del pensamiento.
En este sentido, Nuria Barrios, quien firma un breve pero maravilloso prólogo titulado “Pajaritas de papel”, afirma que “Guillermo Busutil escribe como si cada línea fuese un surco y cada frase una semilla”. El fruto es un libro homogéneo, cuyas audaces y breves reflexiones están escritas con rigor y exigencia para encontrar el punto exacto entre belleza y parquedad, entre concisión y sugerencia, entre constancia y placer, entre lirismo y reflexión, entre emoción y pensamiento.
 

Autor: Guillermo Busutil
Título: Papiroflexia
Editorial: Fórcola
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 8 de octubre de 2022, p. 9)