Con motivo del centenario del nacimiento de Giorgio Caproni, la editorial Pre-Textos, dentro de su colección “
Perteneciente a la generación “de en medio” -junto con Luzi, Bertolucci o Sereni-, su poesía descree tanto del hermetismo como del neorrealismo que vertebran la poesía italiana del Novecento. En este escepticismo y en una marginalidad inicial, provocada en gran medida por su no incursión en un par de antologías importantes a mediados de siglo, es donde se fragua su singular apuesta.
Partiendo de una renovación esencial del sujeto poético, su poesía se caracteriza por la esencialidad, la sencillez, la brevedad, la maestría en la versificación, el tono íntimo, casi de cálido susurro al oído, la incertidumbre entre lírica y relato (“Recuerdo” o “Kodak”) y una musicalidad que va más allá del metro o de la rima –cuyo uso defendió: “No rimas fáciles, / sino memorables. / Rimas no crepusculares, / sino verdes, elementales.”-, y que se enraíza en la propia palabra, a la que trata con mimo hasta hacerla desplegar todas sus potencialidades fónicas.
Su proceso de evolución –en el
que podemos destacar libros como El paso
de Eneas, La semilla del llanto, imprescindible
para el desarrollo de la poesía italiana de la segunda mitad del siglo XX, El Francocazador, Hierba francesa o Res Amissa,
publicado póstumamente- no necesitó, a diferencia del de otros contemporáneos,
de un cambio, sino de un ahondamiento en los presupuestos iniciales. Es una
tarea de excavación en la que el texto se va haciendo más sutil, en ocasiones
más breve, y va ganando en intensidad. El resultado es uno de los poetas
italianos más destacados del siglo XX, que, a partir de ahora, será más
conocido en España.
(Publicado en Cuadernos del Sur, 15 de diciembre de 2012, p. 7)
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