Después de la aparición hace ahora tres años de Un único día -su poesía completa hasta
la fecha, revisada y estructurada en dos libros que se corresponden con dos
etapas creativas distintas: Borracho en
los propileos y Repaso de un tiempo
inmóvil-, Jesús Hilario Tundidor
(Zamora, 1935) publica en la editorial madrileña Cuadernos del Laberinto La fertilidad de los vocablos, título
tomado del primer verso del poema “Mudo festejar”. Se trata de una curiosa
antología donde se recogen algunos de sus poemas en castellano y en otras seis
lenguas: francés, inglés, italiano, neerlandés, portugués y rumano.
El poeta zamorano, que transita un camino solitario, concibe
la poesía como una tabla de salvación en la que conviven valores éticos y estéticos
en la medida en que asume una irrenunciable responsabilidad con la palabra y
una concepción introspectiva de la realidad. En este recorrido, su discurso se
vuelve, libro a libro, más reflexivo en tanto y en cuanto hay un proceso de
ahondamiento en la propia interioridad, pero sin olvidar el hecho mismo de la
creación poética ni la problemática existencialista del hombre actual. Estamos,
por tanto, ante una poesía que es, y cito al propio Tundidor, “emoción del
conocimiento” o, lo que es lo mismo, una poesía donde se aúnan las vivencias y
la meditación sobre ellas, sin olvidar que todo debe estar “al servicio de la
palabra poética”.
(Publicado en Cuadernos del Sur, 15 de febrero de 2014, p. 7)
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