En
toda combustión existe un elemento que la genera y otro que arde. En la palabra
poética, la emoción es el comburente y la sugerencia, el combustible. De esta
reacción química se desencadenan miles de puntos de calor y de luz que prenden
en la mente del lector hasta quedar reducidos a ascuas.
Así
es la palabra poética de Marcos Díez (Santander, 1976), quien firma Combustión, Premio de Poesía Hermanos
Argensola 2014, un poemario que intenta reflejar la paradoja que sustenta la
existencia de un yo poliédrico, consciente de sus aristas, que vive en
permanente conflicto y que trabaja los recuerdos de la infancia mediante una
mirada inquieta y escrutadora, que lleva, inmediatamente, a la reflexión. De
este modo, su poesía adquiere cierto tono filosófico, pero sin perder nunca el
lirismo, contenido y eficaz. Para ello, el poeta asume la incertidumbre
mediante el símbolo y acude a la ironía como forma de sondear la existencia.
La
identidad, el amor o la soledad son los pilares a partir de los cuales el poeta
cántabro construye un libro compuesto por cuarenta y ocho poemas, articulados
en dos partes idénticas en cuanto al número de composiciones -“Con sol dentro”
y “Mapa de ruta”-. Entre estas se suceden las de tono narrativo con otras más
esencialistas, demostrando que Díez conoce perfectamente la temperatura de
ignición de la poesía y que sabe mantener a lo largo de todo el poemario la de
inflamación, evitando caer en lo superfluo, en lo manido y en la afectación.
Autor: Marcos
Díez
Título: Combustión
Editorial: Visor
Año: 2014
(Publicado en Cuadernos del Sur, 17 de octubre de 2015, p. 7)
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