miércoles, 22 de febrero de 2017

Personal y transferible (II)




No es difícil reconocer un hallazgo. Tras la sorpresa, la descarga y el temblor iniciales paladeo las palabras con la sana envidia de quien descubre en ellas lo que aspira a decir.

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De un buen libro no se puede regresar indemne. Tras la quietud y la reconciliación experimentadas al pasar la última página, es imposible que el lector deje de ser otro.

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Todo libro imprescindible es una puerta de entrada a uno mismo.

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Una persona que lee  es lector solo cuando mantiene la capacidad de extrañarse, de ser un extraño ante el libro.



Si pincháis en este enlace podéis descargaros el PDF completo.

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