SIDA
aquellos que tienen nombre y que nos llaman
un día adelgazan -parten
nos dejan abocados al abandono
en el interior de un inútil dolor mudo
y voraz
archivamos el amor en el abismo del tiempo
y más allá de la piel negra del disgusto
presentimos vivo
el pasajero ardiente de las arenas -el viajero
que irradia un olor a violetas nocturnas
encendemos entonces una llama en los dedos
nos despertamos trémulos confusos -la mano quemada
junto al corazón
y nada más se mueve en el centrifugado
de los segundos -todo nos falta
ni la vida ni lo que de ella queda nos consuela
la ausencia brilla en la aurora de las mañanas
y con el rostro aún manchado por el sueño oímos
el rumor del cuerpo llenándose de pena
así guardamos las breves nubes los gestos
los inviernos el reposo la somnolencia
el viento
arrastrando lejos las imágenes difusas
de aquellos que amamos y no volvieron
a llamar
(de El miedo (Poemas escogidos, 1976-1997), traducción de Cidália Alves dos Santos y Javier García Rodríguez, Valencia, Editorial Pre-Textos, 2007)
No hay comentarios:
Publicar un comentario