Con Y el aire de los mapas, José Carlos Rosales (Granada, 1952) cierra el ciclo iniciado con su primer poemario, El buzo incorregible (1988), y lo plantea, ya desde el propio título, como la conclusión natural de todos los anteriores: El precio de los días (1991), La nieve blanca (1995), El horizonte (2003), El desierto, la arena (2006) y Poemas a Milena (2011).
Partiendo de la premisa de que toda la realidad es una abstracción mental del sujeto y que esta depende, pues, de quien la mira (“El aire de los mapas depende del que mire los mapas que están sobre la mesa”), Rosales, trabajador de la idea de libro unitario, articula el conjunto en torno al símbolo de un viaje exterior que deviene interior. Para iniciar esta travesía, es necesario sentirse desubicado, con lo que el poeta acaba hablando de todos los exiliados, de aquellos que marchan de un lugar del que nunca han formado parte (“Miras los mapas para hallar un sitio, / pero el sitio no está donde tú miras: / donde miras no hay sitio para ti, / pues los mapas no saben dónde hay sitio / ni lo pueden decir si lo supieran. / Solo hay sitio donde no hubo sitio”). Ante este trayecto, un auténtico proceso de conocimiento, el yo poético –que es individual y colectivo- tan solo puede sentir incertidumbre (“No hay señales que digan adónde vamos”).
Los 45 poemas que lo integran se agrupan en tres secciones: “El aire”, en la que se recogen diversos paisajes que conforman parte de una compleja geografía interior; “Los mapas”, donde reflexiona sobre la decepción del ser humano cuando cree llegar al punto de destino; y “Y el aire de los mapas”, que actúa a modo de cierre, y plantea que, para una vida plena, es necesaria la libertad, pues todos los mapas son equívocos.
Autor: José Carlos Rosales
Título: Y el aire de los mapas
Editorial: Vandalia
Año: 2014
(Publicado en Cuadernos del Sur, 23 de mayo de 2015, p. 6)
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