Contento y agradecido por esta nueva lectura de
Vértices, que sigue encontrando lectores-refugio, realizada por el escritor y crítico José Luis Morante en su blog
Puentes de papel.
PATERNIDAD
Francisco Onieva (Córdoba, 1976) regresa a la poesía con Vértices, libro ganador del XXVI Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma. Esta cuarta salida del autor propone, con voz meditativa, una indagación sobre la paternidad como estado y sobre los efectos inmediatos en la existencia personal. No se habla de biología sino de esas mutaciones del estar que conceden al protagonista una renovada naturaleza.En ella los sentimientos adquieren un espacio expansivo donde el sujeto puede contemplarse desde las palabras. Con delicada hondura, el poema desbroza la maraña de la intimidad y deja al descubierto sus elementos más notables, sus vértices precisos. Un ejemplo de lo expuesto se halla en el poema que sirve de apertura, “Iluminaciones” al que pertenecen estos versos en los que se definen algunas secuencias de lo contiguo que buscan sentido en la conciencia: “Establece la espera sus fronteras. / Escondidas y frágiles. / Y trama un orden para lo contiguo. / Las efímeras iluminaciones / ocultan la ventana desde la cual otro hombre / inventa el punto en el que se encuentran hija y padre “. Esta focalización tiene como consecuencia el análisis del puente emotivo entre ambas presencias. En él se cobija una sintaxis inédita que tiene en su devenir algo de primer paso y momento fundacional. Hay que buscar un punto de equilibrio y reordenar palabras y emociones. Se formula en él un nuevo perímetro de la identidad: "(Eres origen. Eres confluencia. ) / Ella lo sabe y acaricia el perímetro / de lo que no es aún, pero ya existe. / Le habla en voz baja / de una realidad que tan solo ella intuye, / y en la que busca signos previos a la escritura / con los que transmitir el abrazo primero. / Se pierde unos minutos. Queda un silencio elástico."
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