lunes, 11 de junio de 2018

Luis Bagué Quílez. Mediterráneo: puente o frontera



Convencido de que la lectura ha de ser una experiencia incómoda, Luis Bagué Quílez (Palafrugell, 1978) publica Clima mediterráneo (Visor, 2017; Premio Tiflos de Poesía), un libro que no quiere dejar indiferente al lector, al que, en un trabado ejercicio de tensión y distensión verbal, golpea a través de la palabra concisa y certera, brillante y con aristas.

Su sexto poemario conforma un tríptico espectacular junto a Página en construcción (Visor, 2011; Premio Unicaja) y Paseo de la identidad (Visor, 2014; Premio Emilio Alarcos), y lo consolida como una de las voces más importantes y singulares nacidas en la democracia.

Se trata de un libro profundamente unitario, en el cual se armoniza culturalismo y compromiso, reflexión e intensidad lírica. Está articulado en cuatro secciones polifónicas, en las que el auténtico protagonista es un Mediterráneo que es varios mares y que, por ello mismo, se convierte en símbolo de la sociedad presente, de la vieja Europa en crisis que, con sus grietas e injusticias, se muestra incapaz de estar a la altura del legado recibido y de lo que se espera de ella.

«Mediterráneos» son seis poemas sin título que tienen como protagonista a un mar que es origen y término de nuestra civilización y que, por ello, es concebido «como puerta giratoria», en la medida en que ha sido puente entre civilizaciones, aunque ha acabado convirtiéndose en frontera que separa. «Hecho en España», por su parte, está formada por cinco poemas concebidos como un personal inventario de productos patrios, en los que destaca la fina ironía del poeta. «Alta velocidad», en cambio, son 23 «haikus impuros» que destacan por la agilidad del pensamiento. Por último, en los siete poemas de «Zona residencial» irrumpe un yo, poliédrico y contradictorio, que se nutre de la cotidianidad.

Poema a poema, Bagué Quílez configura un universo poético propio, en el que la ironía y la desmitificación, la decodificación de los mitos, la resemantización de la palabra, el escepticismo, la búsqueda del verbo incisivo y mordaz se convierten en los pilares sobre los que levantar un discurso singular, capaz de asombrar al lector, de quien busca una complicidad activa, que lo enganche definitivamente al poema.


No hay comentarios:

Publicar un comentario