Quédate con nosotros, Señor, porque atardece es una intensa
novela tejida en torno al suicidio de un fraile trapense en un pequeño convento
granadino y el profundo impacto que provoca en los demás miembros de la
comunidad. Pese a la manipulación y secretismo del prior, quien declara lo
sucedido como muerte accidental, la estricta vida monástica, llena de certezas
concretas y cotidianas, se fractura y las dudas e interrogantes se apoderan de
los hermanos. La existencia de unos cuadernos escritos por el monje suicida, a
los que tan solo tiene acceso el prior, hace crecer la intriga al tiempo que
permite cierta indagación espiritual y filosófica: en ellos se traza el
itinerario de un hombre consciente de que no ha llegado a ningún lado y que, al
sentirse vacío por dentro, se considera un impostor ante los demás. Igualmente,
contribuye a aumentar la tensión narrativa la intromisión de un agnóstico
intelectual granadino que intenta sacar a la luz la verdad y hacerse con lo que
él define como “el diario de Judas”.
Estamos ante una novela ágil, pese a las características
redundancias del autor y los hipérbatos, capaz de entrelazar las reflexiones
filosóficas o teológicas con un sentido del humor soterrado, en la que se
plantea también la contraposición entre la fe primaria y el mundo mediático.
Así, la novela deviene en esperpento cuando el prior abandona el convento y trabaja
como locutor en un programa de éxito de la Cope (La Iglesia en el mundo) mientras
piensa escribir un libro, Itinerarium, donde, además de recoger lo esencial de
los enigmáticos cuadernos, trazará su particular camino de perfección.(Publicado en Cuadernos del sur, 28 de septiembre de 2013, p. 7)
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