Hace unos días, aparecía en Culturamas esta reseña del último libro de Juan Antonio Bernier, Fruto previo.
Apenas cuatro años separan Letra y nube (Pre-Textos, 2017) de Fruto previo (Pre-Textos, 2021) y, sin embargo, nos encontramos con un Juan Antonio Bernier (Córdoba, 1976) distinto. Así, aunque el tono, el punto de vista, los temas y los motivos sean los mismos, se produce un afinamiento de la mirada y un adensamiento del discurso que llevan al poeta a tomar conciencia del instante y de su efímera inmensidad, a agradecer lo recibido, a ahondar en la memoria, a abismarse en la propia interioridad y a conocerse a través del otro y del alrededor.
Los treinta poemas que conforman el libro que nos ocupa, elegantemente editado por Pre-Textos tras ser reconocido con el I Premio Internacional de Poesía Ciudad de Estepona, se articulan en cinco secciones. La primera, que da título al conjunto y sirve de pórtico al mismo, está compuesta por tres poemas entre los que destaca el inicial, “Comparto mi atención”, eje de abscisas que marca el tono y delimita el dominio del discurso: el yo poético se limita a merodear por el alrededor, tanteando la esencia de las cosas más triviales hasta que sucede el hallazgo y se produce la “Inundación del área de fractura”.
Este es el sugerente y programático título de la segunda parte, compuesta por seis textos entre los cuales destacan el homónimo, cuyo primer verso remite al lector al ensayo Breves erizos verdes (Cántico, 2021); “Contra la oscuridad”, con sus centelleantes imágenes; y el inmanentista “Teoría de la visión”.
Los diez poemas de “Un juez mineral”, por su parte, nacen a raíz del confinamiento, de la sacudida de nuestros cimientos individuales y sociales, de la efímera confianza en un nuevo modo de relación con el planeta y de la constatación de “la belleza / de un mundo sin nosotros”. En ellos el autor pliega la mirada sobre sí mismo al tiempo que mira hacia el exterior, como se observa en “El anuncio de la nueva economía”, “Una pared que medita”, “Un juez mineral” o “Pentecostés de lo inerte”.
Para leer la reseña completa, pinchad aquí.
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