martes, 23 de junio de 2015

Conciencia y lenguaje. "La cabellera de la Shoá", de Félix Grande


Hans Magnus Enzensberger fue el primer creador que rebatió la célebre y controvertida afirmación de Adorno: “escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”. Pese al eco inmediato que encontraron en pensadores como Elie Wiesel o Steiner, tales palabras, en apariencia incontestables, se revelaron falsas inmediatamente, hasta el punto de que el propio filósofo alemán se vio obligado a matizarlas: “quizás haya sido falso decir que después de Auschwitz ya no se puedan escribir poemas”.
Desde entonces, han sido muchos los artistas e intelectuales que han planteado la necesidad de escribir acerca del Holocausto con la intención de comprender, a través de la creación, la crudeza de una realidad que escapa a la razón, como única forma de transmitirla a las generaciones futuras. Es, por tanto, el lenguaje artístico, pese a sus grietas y fallas, el único capaz de desvelar lo inefable, lo indecible, el horror y el desprecio en estado puro, como demuestra La cabellera de la Shoá de Félix Grande (Mérida, 1937-Madrid, 2014).
Cuenta el propio autor que, antes de descubrir el campo de extermino de Auschwitz- Birkenau, ya había viajado en dos ocasiones a Polonia, pero que no se había atrevido a visitarlo “quizá por cobardía”. Cuando tuvo el valor necesario para contemplar el horror y la ignominia, lo que más le impresionó fue una enorme mata de pelo de mujer de casi dos toneladas expuesta en un escaparate. Tal masa informe y descolorida era parte de los 7000 kilos de pelo, empaquetados en sacos, que el ejército soviético encontró en los almacenes y que las autoridades del campo no habían tenido tiempo de enviar a las fábricas situadas en Baviera para la elaboración de una especie de sayal.
La contemplación de esta cabellera sin color -metonimia del horror y de la barbarie- por parte de Grande no supuso, en ningún momento, la imposibilidad de escribir poesía, como había planteado Adorno, sino que, al contrario, fue el resorte necesario para que el poeta emeritense regresase a la escritura poética, después de cuatro décadas de silencio, con la intención de sondear la fractura que supuso el genocidio nazi. La reflexión acerca de esta devastación, de esta derrota colectiva, que implicaba, en sí misma, la destrucción de unos principios tenidos por universales y, por tanto, la aniquilación de la propia humanidad, no puede sino desarrollarse entre dos grandes interrogaciones retóricas –“¿Oís la llamada?” y “¿Ustedes saben escuchar?”, esta última repetida cuatro veces, con un cuerpo de letra cada vez más pequeño, a modo de agónico eco-, entre dos afiladas apelaciones a la conciencia del lector, quien no puede ni debe permanecer indiferente ante un discurso directo y comprometido, que se solidariza con todos los humillados y marginados de la historia, a los que el propio poeta les presta voz.
El poema, una denuncia desgarrada de la injusticia, de casi mil versos, se divide en diez secciones de diversa naturaleza y extensión, cada una de las cuales adopta una estructura circular al hacer avanzar un discurso fragmentario, que dinamita la propia estructura narrativa, a través de la reiteración obsesiva de unas preguntas formuladas en un aparente verso libre –en realidad, una libre combinación de endecasílabos, alejandrinos y heptasílabos, fundamentalmente-. Este verso se apoya en la eficaz ruptura de la sintaxis convencional, en las imágenes sorprendentes y poderosas, sustentadas en una palabra de múltiples aristas, iluminadora pero realista a la vez, en la medida en que es capaz de encontrar el misterio en la realidad circundante, en las yuxtaposiciones de ideas y en la sobrecogedora fuerza emocional. De este modo, el poeta logra sacudir con contundencia al lector. El resultado, por densidad y profundidad, es una de las obras imprescindibles del poeta nacido en Mérida, que apareció publicada por primera vez en la última edición de Biografía (2011), como cierre del volumen -pocos meses después, vio la luz exenta, acompañada por más de sesenta imágenes del horror, en una edición no venal publicada por La Ortiga-, y que ahora llega a las librerías de la mano de Bartleby Editores, con un magnífico epílogo de Juan José Lanz titulado “Poesía e Historia: La cabellera de la Shoá y la poesía después de Auschwitz”.
  
Autor: Félix Grande
Título: La cabellera de la Shoá
Editorial: Bartleby Editores
Año: 2015

(Publicado en Cuadernos del Sur, 6 de junio de 2015, p. 4)

No hay comentarios:

Publicar un comentario