jueves, 22 de diciembre de 2016

Personal y transferible (I)

Manuel Molina y Leonor Martínez Serrano, compañeros del CEP Priego-Montilla y amigos, han editado una plaquette titulada Elogio de la lectura, con motivo del Día de la Lectura en Andalucía, el pasado 16 de diciembre. En ella se recogen reflexiones acerca de la lectura, las bibliotecas o el oficio de escritor a cargo de Esher Ruiz Córdoba  -actual Delegada de Educación-, Bartolomé Delgado Cerrillo, Elisa Hidalgo Ruiz, Alberto Díaz-Villaseñor, de un servidor, de Pedro Ángel Cabrera Ruiz, de Rafael Ruiz Serrano, José Rey García, Manuel Molina González y Leonor María Martínez Serrano.
A continuación os dejo, las cinco primeras reflexiones que componen un texto fragmentario.



PERSONAL Y TRANSFERIBLE



La patria de todo escritor son sus lecturas.

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El quehacer del escritor nace de las incertidumbres que lo definen y se convierte en un deambular a tientas por uno mismo con la intención de intuir la complejidad de las relaciones establecidas con el fragmento de mundo que le ha tocado vivir. En esta aventura  solitaria, quien escribe encuentra únicamente el asidero de la palabra, que es lámpara y piedra con la que tropieza, sufriendo sus limitaciones y contradicciones.

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La estructura ósea de un escritor es su biblioteca. Por eso, desconfío de aquellos a los que les gusta ser fotografiados entre sus libros. Siempre me ha parecido la impúdica radiografía de un alarde.

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Mi biblioteca es un rectángulo de apenas catorce metros cuadrados cuyo perímetro se me escapa.

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En el indecoroso ejercicio de autodefinición que es toda entrevista, siempre he dicho de mí que soy un lector que, de vez en cuando, acude, por necesidad, a la escritura.

domingo, 18 de diciembre de 2016

"Cuadernos del Sur" cumple 30 años

Cuadernos del Sur cumple 30 años, a pesar de las dificultades. Para celebrarlo, Francisco A. Carrasco coordina un magnífico número especial. Es un orgullo formar parte de la historia de un suplemento cultural de referencia.





Gracias a Antonio Moreno Ayora por acordarse de mí en "Voces debidas al verso" y en "Ficción desde la Calahorra", y a Juana Castro por hacer lo propio en "Lo individual y lo diverso".




miércoles, 14 de diciembre de 2016

Alberto Díaz-Villaseñor escala mis "Vértices"


 Ayer, 13 de diciembre, Alberto Díaz-Villaseñor escribió en su columna "No me digas..." acerca de Vértices. Gracias.


No hubiera dicho nadie que lo conozca que Francisco Onieva sea hombre de vértices, al contrario, se nos muestra Onieva asiduamente sin aristas, pulido el romo borde de los límites de las cosas, desbastado de ángulos agudos, acogedor en sonrisas interminables y afectos. Pero este ya enorme poeta de nuestra provincia vuelve a ganar premio (¿cuántos van ya, Paco?), premio importante, que desde Adonáis a Cáceres le lleva --a través de relatos y prosas en incursión brillante-- hasta este último poemario que desgrano de tinta a latido y que no hace mucho recogió el premio rotundo e inapelable del Jaime Gil de Biedma. Y lo titula Onieva, este libro que se nos desliza como ardiente escarcha desde el alma masculina de la paternidad hasta los pies que se hunden en la tierra de lo hermoso y lo real, nada menos que como Vértices. Y entonces, cuando lo ojeas y lo hojeas, te lo explicas, y, luego, cuando miras sus páginas como una ventana abierta hacia la humanidad y al pálpito asombrado del hombre ante el misterio de la descendencia, entonces es cuando ya no ojeas ni hojeas, entonces es cuando bebes en la crátera azul de la dicha del hombre, y te embriagas.

Para seguir leyendo pincha aquí, en Diario Córdoba.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Entrevista por parte de los alumnos de "Medios de comunicación. Iniciación al periodismo"

Gracias a los alumnos que me han hecho esta intersantísima entrevista y a mi compañera Rosa Galeano. Al leerla uno siente una inevitable nostalgia, una inexplicable sensación de juego de espejos al verse desde el otro lado y la satisfacción de que un proyecto creado de la nada se mantiene en pie, aunque uno se encuentre, de momento, trabajando por la educación desde otro ángulo.







¿A qué edad comenzó a sentir curiosidad por la lectura?

Sería pretencioso por mi parte poner una edad concreta. Desde que tengo memoria me recuerdo leyendo. Mis padres y la escuela hicieron de mí un lector. Una antología escolar que llevaba por título Antos, editada por Anaya, y los cómics fueron mi puerta de acceso a la literatura. Luego vendrían las historias de los Cinco, de los Hollister, de Jim Botón o de Stevenson. Y, cómo no, la biblioteca básica de Salvat. Con 11 años descubrí la magia de la poesía con Bécquer y Espronceda, primero, y Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, poco después.

martes, 6 de diciembre de 2016

"En el nombre del padre", por Luis Bagué Quílez


El pasado jueves 24 de noviembre, el poeta y crítico Luis Bagué Quílez publicó en el suplemento "Arte y Letras", del diario Información, una inteligente reseña titulada "En el nombre del padre" sobre El silencio de los peces y Vértices. Vaya desde aquí mi gratitud por su atenta y generosa lectura.


domingo, 27 de noviembre de 2016

Las palabras que dan nombre a la belleza


El pasado sábado 12 de noviembre, Gonzalo Santonja publicó, en El Norte de Castilla, un interesante artículo titulado "Las palabras que dan nombre a la belleza" sobre Pertinaz freelance, de Sergio Fanjul, El silencio de los peces, de Jacobo Llano y mis Vértices. Vaya desde aquí mi gratitud por sus palabras dedicadas a mi último libro.



lunes, 21 de noviembre de 2016

Antonio Merino escribe sobre "Vértices" en Solienses

Emocionado y profundamente agradecido a Antonio Merino por la generosa reseña que ha publicado en su blog Solienses de Vértices.



"Una buena parte de la poesía española escrita por mujeres en el segundo tercio del siglo XX se fundamenta en la búsqueda de una nueva identidad de género que implica la demolición de muchos de los arquetipos culturales transmitidos secularmente. La imagen de la mujer que tradicionalmente ha difundido la literatura, elaborada por escritores varones de acuerdo a su propia sensibilidad y modo de comprender la realidad, reproducía un modelo con el que las poetas no podían sentirse identificadas, al propalar estereotipos heredados de una cultura eminentemente patriarcal. De acuerdo al nuevo papel que la mujer comenzó a desempeñar en la sociedad española desde los años 70, la poesía se convirtió en un instrumento de lucha ética y estética con la intención de derrumbar los tópicos femeninos heredados, que en lo fundamental respondían todavía a modelos de la épica grecolatina, y elaborar una nueva identidad con la que la mujer pudiera identificarse en una sociedad en gozoso proceso de transformación. En la poesía, como en la sociedad en general, el hombre siguió a lo suyo, quizás porque no percibió a tiempo el cambio que se estaba produciendo o tal vez porque se encontraba desorientado en un escenario al que no estaba habituado.

La búsqueda de una nueva identidad para el hombre resulta, por tanto, una novedad en la poesía española, a la que Francisco Onieva se enfrenta en su poemario Vértices con la incertidumbre del pionero." 


jueves, 10 de noviembre de 2016

domingo, 6 de noviembre de 2016

Entrevista de Alfredo Asensi en "El día de Córdoba"

Con un pie aún en Segovia, me encuentro con esta entrevista que Alfredo Asensi  me hizo por teléfono y que me recuerda que mañana es la presentación de Vértices en Córdoba, dentro del ciclo Letras Capitales. Estaré acompañado de Isabel Alcaide en la mesa.

lunes, 31 de octubre de 2016

"Iluminaciones", un poema de "Vértices"


Vértices ya es una realidad. Para celebrarlo, os dejo el poema que lo abre, "Iluminaciones", entre cuyos hilos aparece un homenaje a todas esas personas anónimas que han luchado para que se haga justicia y el tren pare en Los Pedroches.



ILUMINACIONES

Una niña contempla el bosque.
Lo piensa más allá de los cercados
y los signos dispersos del otoño.
Busca la cicatriz metálica
que arranca las encinas de raíz,
la indiferencia horaria de los trenes
y la mirada opaca del viajero
que olvida su costumbre de insistencia y extrañeza.
La niña es dignidad. Es exigencia.
Pide que los vagones paren unos minutos
en una tierra ajena a los raíles,
donde solo se detiene el olvido,
rebosa el cielo de banderas rojas
y construye estaciones-isla.

Bajo sus pies, sentado en una roca, hay un hombre.

Él es la propia piedra sobre la que la niña se descalza y se aúpa.
Acumula intemperies,
pero se siente el árbol báltico
que sostiene los nueve mundos en equilibrio,
y retorna a la memoria y a los sueños
para poner los ojos en este bosque abstracto
y sentir el consuelo
de la belleza momentánea.

Los dos desaparecen con el sol.
La noche los absorbe y los disuelve.
Unánime.
Me asombra el modo en que la oscuridad
se convierte en paisaje sin límites
y un río de alquitrán y luces
se adentra entre los árboles.
                                             Y los enciende y apaga.
Establece la espera sus fronteras.
Escondidas y frágiles.
Y trama un orden para lo contiguo.

Las efímeras iluminaciones
ocultan la ventana desde la cual otro hombre
inventa el punto en que se encuentran hija y padre.


Como dije en Facebook, no podían ser otras las manos que abriesen la caja y tocasen el libro con el que se hace realidad un sueño, pues todo Vértices es de Blanca y Marta.

sábado, 29 de octubre de 2016

Antonio Luis Ginés escribe sobre "El extraño escritor"

Antonio Luis Ginés escribe hoy en Cuadernos del Sur sobre El extraño escritor y otras devastaciones. Desde aquí mi más
sincera gratitud por sus generosas palabras.



Quizás más conocido por su vertiente poética, Francisco Onieva va trazando una base también en el terreno de la narrativa, en concreto en el relato, con este su segundo libro.
Hallamos un autor con piezas que nos invitan a pensar en una mirada más universal, quizás trazando una cierta distancia con el contenido y tono del anterior trabajo, desligándose de la raíz en cuanto puede anclarnos demasiado a un punto fijo. Por ello, desde el principio, hay un sentido de apertura ante el lector, de mostrar, en construcciones basadas no solo en el lenguaje, sino también en los detalles, cómo se van disponiendo en sitios estratégicos, con una intención, con un significante que implica también un cierto significado, dentro de una escena y un movimiento.
Para leer más pinchad aquí.

jueves, 27 de octubre de 2016

Villa Diodati, doscientos años de mito e historia



La historia de la literatura está salpicada de momentos capaces de provocar un cambio de paradigmas, generando una relación, en cierta medida, distinta entre autor, obra y lector, con la creación de nuevos géneros literarios o con una redefinición de los ya existentes. Es cierto que en tales coyunturas mito e historia se confunden -sobre todo, durante el período romántico y su programática intención de prestigiar la originalidad y la libertad creadora-, llegando, en ocasiones, a desenfocar a los protagonistas de las mismas, el propio hecho literario y el verdadero alcance de las apuestas creativas generadas. Con estas precauciones, obviamente, debemos acercarnos al encuentro que tuvo lugar en villa Diodati durante el atípico verano de 1816 entre Percy Bysshe Shelley, Lord Byron, Mary Wollstonecraft Godwin -más tarde Mary Shelley- y Polidori.
El 14 de mayo del año sin verano -como se conoce a 1816 por las frecuentes lluvias, las bajas temperaturas y la oscuridad del cielo de Europa, originada por una densa nube de ceniza, efecto de la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, que desencadenó un tsunami en Bali, inundó amplias regiones de China y provocó más de 24 000 muertes-, Percy Bysshe y Mary llegaron a Ginebra, al Hotel d´Anglaterre, a orillas del lago Leman, llevando consigo a su hijo de cuatro meses, enfermo, y a Jane Clairmont, más conocida como Claire, hermanastra de Mary. La intención de la controvertida pareja era conocer a Lord Byron, con quien esta última, además de una intensa relación epistolar en la que le hablaba de algunos poemas escritos, cómo no, a la luz de una vela, había mantenido un par de encuentros, fruto de los cuales quedó embarazada.
Pero más allá de esta primera intención, la pareja intentaba huir por segunda vez –ya lo hizo en 1814, pero la falta de dinero los obligó a volver antes de los dos meses- de las rígidas normas morales de la sociedad victoriana, que rechazaba su relación adúltera –incluido el padre de la propia joven, William Godwin, quien tanto había pregonado en los salones prerrománticos su oposición al rígido y obsoleto código moral inglés, llegando a afirmar, aunque luego se retractase, que el matrimonio era un monopolio represivo-. Durante el viaje se agudizaron las crisis y las visiones que sufría Mary, cuya frágil salud se había resquebrajado en los meses previos debido a la muerte de su primera hija. Este terrible suceso se funde con la imagen de su madre, que murió al darle a luz, convirtiéndose en una misma obsesión que la arrastra a una depresión profunda, agudizada por la obligada resignación mostrada ante la felicidad de Percy Bysshe por el nacimiento de un hijo con su mujer legítima, a la que el poeta regresa con relativa frecuencia, por los coqueteos del poeta con Claire, por la controvertida relación que ella mantiene con Hogg e, incluso, por los problemas económicos que atraviesa la pareja.
Lord Byron llegaría al mismo hotel el 25 de mayo, acompañado de su secretario y médico personal John William Polidori, quien también soñaba con ser poeta, aunque Byron ridiculizase su impericia y su carácter sumiso y pusilánime. Atraído por una naturaleza abrupta y primigenia, Byron buscó otro alojamiento que le hiciese entrar en comunión con el territorio y encontró Villa Diodati, por la que se sintió atraído, en gran medida, debido al equivocado relato de un campesino según el cual John Milton vivió en ella. Por su parte, Percy Bysshe, Mary y Claire se instalaron en una finca cercana, aunque pasarían la mayor parte del tiempo en Diodati.
De todas las veladas que compartió el grupo, sobre la que más se ha escrito y fantaseado es la del 16 de junio. Una gran tormenta hizo que aquella noche todos se quedasen en la mansión, al calor de la chimenea. Durante la cena, Shelley y Byron hablaban de Wordsworth y Coleridge, que frecuentaban la casa de Mary cuando esta era una niña; de los experimentos de Erasmus Darwin, de quien decían que es capaz de revivir anfibios muertos; de los fluidos vitales; de la sangre; de la electricidad recién descubierta por Benjamin Franklin; de las investigaciones con cadáveres del doctor Dippel en el castillo de Frankenstein… De vez en cuando, Polidori intentaba aportar algo de cordura a los interminables circunloquios, aunque los poetas, ebrios de su propia verborrea, no le prestasen atención. Mary escuchaba en silencio, mientras su hermanastra estaba bajo los efectos del alcohol y el opio.
En un momento determinado, y para amenizar la reunión, Byron le pidió a Polidori que trajese un libro. Este escogió un volumen de cuentos de terror alemanes traducidos al francés que llevaba por título Phantasmagoriana. Byron declamaba a la luz de los rayos que cruzaban los ventanales rotos. Al terminar la lectura, les propuso a los presentes un juego: la creación de una historia de terror que, luego, cada uno le contaría al resto. Todos aceptaron la propuesta. Pese a todo lo que se ha mitificado este momento, del envite no nació ninguna obra digna de formar parte de la literatura universal. Byron tan solo consiguió escribir unos versos que, más tarde, aprovecharía para un poema; Shelley inició un relato sobre un fantasma creado a partir de cenizas; Claire, ante la imposibilidad de inventar, decidió abandonar el juego… Curiosamente, serían los dos actores secundarios, Polidori y Mary, los únicos que escribirían algo que encerrase un mínimo interés. Y, como es obvio, no lo hicieron esa noche. El primero adaptó, un par de días después, un cuento de Byron titulado “El entierro”. La segunda, cuyas alucinaciones se intensificaron con el ambiente de la casa y el opio, sufrió un extraño sueño en el que un hombre intentaba traer a la vida a un cadáver, utilizando para ello la ciencia. Excitada, creyó ver los ojos amarillos de un muerto que la espiaba. Al despertarse sobresaltada, comprobó que era un efecto óptico provocado por la luna al entrar por la ventana de la habitación. A la mañana siguiente, le contó el sueño a su marido, quien la animó para que continuase la historia. Lo mismo hizo Byron, impactado por el relato. El fruto de esta visión fue un relato titulado “El sueño”.
Ambas historias no son, obviamente, Frankenstein ni El vampiro, pero servirán de base a estos dos libros clave de la literatura fantástica y de terror que, además, en el caso de la novela de Mary Shelley inaugura el género de la ciencia ficción. Sin embargo, la mitomanía romántica, en su sacralización de la individualidad, del genio, de la inspiración y de la libertad creativa, ha preferido transmitir la idea de que ambas obras se gestaron aquella noche.
De hecho no sería hasta finales de 1816 cuando Mary terminase su novela: Frankenstein o el moderno Prometeo, que vería la luz, de manera anónima, en enero de 1818. La escritora aún no había cumplido los 21 años, pero ya había sufrido la muerte de tres hijos –y aún tendrá otro más-. Por su parte, El vampiro no se publicó hasta 1819, y lo hizo sin la autorización ni el conocimiento de su autor; es más, en un primer momento fue atribuida a Byron, quien no se dio prisa en desmentir tal error, a sabiendas de la valía de la obra; no en vano, el propio Goethe llegó a considerar que esta narración era lo mejor que había escrito el poeta inglés.
Para hacer crecer más aún el mito, todos los hombres murieron bastante jóvenes, en el transcurso de los ocho años siguientes al encuentro. Polidori no había cumplido los 26 cuando, acuciado por las deudas del juego y sumido en una profunda depresión, puso fin a su vida con ácido prúsico, inventado precisamente por el doctor Dippel; Byron murió a los 36 años en la guerra por la independencia de Grecia, y Shelley durante una aventura acuática en la bahía de La Spezia, antes de cumplir los 30.
Serán las dos mujeres, Claire y Mary las que tengan una existencia más longeva. La muerte de su amado sumirá en la depresión a la creadora de Frankenstein, que seguirá sufriendo pesadillas, al tiempo que un tumor maligno se enraizará en la parte trasera de su cerebro, dejándola inválida a los cuarenta y ocho años. Consagrada a publicar la obra de Percy Bysshe, malvivió en la pobreza como escritora profesional hasta que una mañana encuentran su cadáver en el escritorio, junto a un trozo del cabello de su difunto esposo y una copia del poema Adonais, dedicado a la muerte de Keats. Un final arquetípicamente romántico.
Diodati, la cuna del monstruo, editado con mimo y buen gusto por Susana Noedas, nace de la conversación cómplice de Francisco Javier Guerrero y Ángel Olgoso con la intención de conmemorar  el bicentenario de este mítico encuentro a orillas del lago Leman. El atractivo volumen fusiona la palabra con la imagen, no solo desde la sobria y sugerente cubierta de Lola Castillo sino también con un planteamiento que alterna textos de diversa índole, aunque nacidos de una idea común, con distintas ilustraciones a cargo de Norberto Fuentes, Soledad Velasco, Lola Castillo, Carlos Arrabal y Anamusma. El conjunto se ensambla, a pesar de su heterogeneidad, con cierta armonía, como una acertada pieza musical: se divide en dos actos, compuestos cada uno por ocho textos y cuatro ilustraciones, además de un “Interludio”, formado por un texto y una ilustración.
En el primer acto, que da título al volumen, se combinan una personalísima aproximación del maestro Olgoso a la dimensión vivencial al mito; una breve estampa puramente biográfica de Ana María Shua sobre Mary Shelley; un poema de Manuel Moya con Lord Byron como destinatario de la carta de una lectora; el cuento “Leche” de Óscar Esquivias, donde se conecta una anécdota biográfica de Polidori y Byron, que están a punto de morir ahogados, con un nacimiento; el relato de un sirviente de villa Diodati que deja la mansión, firmado por Carlos Guerrero; el tríptico poético de Marina Tapia, articulado en los tres momentos cruciales del nacimiento del monstruo: la invitación de Byron, la promesa de Shelley y la advertencia de la criatura; la fingida historia de un habitante de Villa Diodati que parte a Ginebra para cursar estudios de Teología, escrita con acierto Alfonso Cost, o la costumbrista recreación de la decadente sociedad burguesa que, bajo el título de “El invierno suizo de la señorita Shelley”, firma Miguel A. Zapata.
El breve ensayo “El Romanticismo: tormenta y rebelión”, de Inés Mendoza, sirve de interludio y su mayor interés radica en la defensa que hace del carácter revolucionario de los poetas satánicos ingleses y en la denuncia de que la crítica más conservadora ha intentado dulcificar sus apuestas éticas y estéticas inconformistas y radicales, desvirtuándolas, para hacernos llegar una imagen edulcorada de los protagonistas y obviando, interesadamente, la esencia crítica de su pensamiento y de sus obras.
El segundo acto, “El monstruo sigue vivo”, está compuesto por otros ocho textos en los  que se actualiza y revisa tanto la célebre reunión como sus consecuencias literarias. Se abre con “Otro año sin verano”, de Francisco Javier Guerrero, tejido en torno al misterio que genera el hallazgo de un manuscrito por parte de unos niños. Le sigue “El sueño de la razón”, uno de los cuentos que más me ha deslumbrado, de Francisco López Serrano, en el que se narra, en futuro, la historia de un escritor que llegará en avión a Ginebra para recibir un premio. Ricardo Reques firma “El secreto guardado en Ramsons Avenue”, donde al hilo de una traumática separación, un hombre se refugia en una extraña herencia. Manuel Vilas, por su parte, escribe el poema “Remando al viento”, en el que aborda las sensaciones experimentadas durante la proyección del film de Gonzalo Suárez ante sus alumnos. Le siguen dos de los mayores aciertos del volumen: “Agua oscura” de David Roas, un cuento en el que una persona, invitada para participar en los festejos del segundo centenario del encuentro en villa Diodati, contempla el lago Leman; y “Cierta noche de junio de 1969”, de Manuel Moyano, creado a partir de la pregunta de qué hubiese pasado si Polidori finalmente hubiese devuelto Phantasmagoriana a la estantería. Se cierra el libro con dos aportaciones completamente tangenciales: un relato fragmentado de María José Codes y un intenso poema de Raquel Lanseros.
Todo lo dicho hasta aquí no es nada más que las notas de lectura de un apasionado del romanticismo que creció con las historias y los versos de algunos de los creadores que se reunieron en villa Diodati hace ahora 200 años. Y estas palabras son mi humilde contribución a tal efeméride.

(Resumen de la presentación del libro Diodati, la cuna del monstruo, que tuvo lugar en Córdoba el pasado 14 de octubre)

miércoles, 19 de octubre de 2016

"El cajón de su ropa", en "Diez y cuento"

Con motivo del décimo aniversario del nacimiento de la Asociación Cultural Mucho Cuento, esta ha editado la antología Diez y cuento, en la que, tras un breve pero lúcido prólogo de Juan José Téllez, se recogen cuarenta cuentos de otros tantos autores que, de un modo u otro, mantienen cierta relación con dicha asociación. He aquí mi breve contribución, "El cajón de su ropa", perteneciente al libro El extraño escritor y otras devastaciones (Editorial Espuela de Plata, Sevilla, 2016).



EL CAJÓN DE SU ROPA


Después de más de medio año sin ir al cine, hemos quedado para ver la última de Almodóvar. Aunque a ella no le gusta, ha accedido, no sin antes mostrar cierta oposición. La película está a punto de empezar. La llamo para ver lo que le queda. El móvil se encuentra apagado o fuera de cobertura. De repente, noto que mi bolsillo vibra. Es ella. “Voy de camino. A última hora se me ha acumulado el trabajo. Para no variar.” Se ha especializado en llegar puntualmente tarde. “Entra y siéntate. En la fila 13, como siempre. En diez minutos estoy ahí.” Empieza la proyección. Aún no se han encontrado los protagonistas cuando noto en la nuca, como recién salidos de la nada, los fríos dedos de Lucía. Inmediatamente, e igual que si de una cuidada maniobra militar se tratase, me planta un beso en los labios. “Te quiero”, me dice. Le estrecho la mano. Una vez que encienden las luces, nos fundimos en la cola monótona que abandona la sala comentando el film. Nos encaminamos a un bar cercano para tomar algo. Es de pocas palabras. La miro como quien mira el mar desde la ventana abierta de un apartamento y sabe que lo que tiene delante existe porque él está enfrente. Volvemos a casa dando un paseo. Me sorprende. Pues no le gusta nada andar. Sirvo un par de copas de vino blanco de Rueda. La ocasión lo merece. Seducción. Elegancia. Frescor. Acidez final. Expresivo bouquet. Nos miramos y sin prisas nos desnudamos. Tenemos toda la noche. Caemos exhaustos y nos dormimos abrazados. Cuando me despierto, ella no está. Sin gafas, me levanto. Voy al baño. He desarrollado una habilidad especial  para no tropezar con lo que me rodea. Distingo y organizo de manera aleatoria la realidad por bultos y colores. Todo está recogido. Es una maniática del orden. Nunca deja nada por medio. Vuelvo a la cama. Me siento en el borde. El cajón de su ropa está abierto. Busco sobre la mesilla mis lentes. Al encontrarlas, la realidad me golpea en la boca del estómago. El interior está revuelto. Aún no he podido hacerme a la idea de que lleve un mes muerta. Intento ordenarlo, como si nada.

lunes, 17 de octubre de 2016

"Córdoba cuenta", en "Cuadernos del Sur"

El pasado sábado, después de un parón más largo de lo deseado, volvía Cuadernos del Sur. Las páginas centrales eran para "Córdoba cuenta", donde, al hilo del buen momento que atraviesa el género del cuento en Córdoba, se hace un recorrido diacrónico por el mismo antes de centrarse en los seis libros de cuentos publicados en el último año, entre los que se encuentra El extraño escritor y otras devastaciones, editado por Ediciones Espuela de Plata.


El cuento empieza a cobrar cada vez mayor protagonismo en la vida literaria cordobesa. Y esto no solo afecta al número, sino a la calidad de las publicaciones. De hecho, en la última convocatoria de los Premios Andalucía de la Crítica, dos de las obras finalistas eran de autores cordobeses: Teoría de lo imperfecto (La Isla de Siltolá, Sevilla), de Antonio Luis Ginés, y Trece de diciembre (Ánfora Nova, Rute), de Francisco de Paula Sánchez Zamorano. Pero es que además se publicaron cuatro obras de auténtico mérito: Los fantasmas nuestros de cada día (Ediciones en huida, Sevilla), de Fernando Molero Campos; Piernas fantásticas (Adeshoras, Madrid), de Ricardo Reques; El vigía (la Isla de Siltolá, Sevilla), de Diego Marín Galisteo, y El extraño escritor y otras devastaciones (Renacimiento, Sevilla), de Francisco Onieva. Una buena cosecha literaria que sitúa a Córdoba entre las provincias con mayor implantación del género. De estos seis autores, dos solo han escrito cuentos (Ricardo Reques y Diego Marín Galisteo); otro es autor de cuentos fundamentalmente, aunque de vez en cuando escriba alguna novela (Fernando Molero Campos); dos proceden del mundo de la poesía, aunque ya han escrito dos libros de relatos (Antonio Luis Ginés y Francisco Onieva); y el último (Francisco de Paula Sánchez Zamorano) es un jurista-escritor, presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba, que lo mismo aborda la poesía que el artículo, la novela o el relato corto, del que ha escrito dos libros. Ninguno es, pues, primerizo en el género.
(Para seguir leyendo, pinchad aquí.)

domingo, 2 de octubre de 2016

Antonio J. Tamajón Flores


Con motivo de la jubilación de nuestro compañero y amigo Antonio Tamajón, Rosa Galeano me pidió unas breves líneas que fuesen parte de un emotivo "hasta luego" a un docente que siempre ha llevado el nombre del IES Antonio María  Calero con él. Un lujo tener compañeros de viaje como él. Os dejo mi sencilla aproximación:



De todas las palabras que me vienen a la cabeza a la hora de definir a Antonio Tamajón como docente, la que se me revela con mayor nitidez es "compromiso".  Antonio es un profesor comprometido con su instituto y, por ello, siempre ha tenido la obligación de cuidar la imagen del mismo, difundiendo la valía de múltiples miembros de la comunidad educativa y llevando el nombre del IES Antonio Mª Calero allá donde va. He tenido la suerte de compartir con él este mismo objetivo a lo largo de catorce años y unos días. Queda ahí un trabajo en equipo -varios blogs, la revista del centro, múltiples actos culturales, un puñado de vídeos en youtube, algún libro…- y una sincera gratitud por todo lo que me ha enseñado y por haberme ayudado a vencer una inexplicable timidez allá por el año 2006, cuando, a través de su incondicional altavoz, todo el centro supo que yo escribía.


(Publicado en http://mediosdecomunicacioniesamc.blogspot.com.es/2016/09/don-antonio-tamajon-bajo-la-mirada-de.html?m=1)

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Pere Gimferrer: poeta trilingüe

Ahora que se anuncia que este otoño aparecerá un nuevo poemario de Gimferrer, me he acordado de una reseña de su anterior libro que habrá quedado perdida en alguna carpeta amarilla del ordenador de una redacción. Se trata de un breve conjunto de poemas titulados Per riguardo (Con cuidado) y se publicó en 2014.

 

Alma Venus (2012), El castell de la puressa (2014) y Per riguardo (2014), los tres últimos poemarios de Pere Gimferrer, conforman la interesante radiografía de una de las trayectorias más intensas y reconocibles de la lírica española de la segunda mitad del siglo XX al mostrar la necesidad del poeta de acudir a las diversas lenguas que lo conforman –castellano, catalán y, ahora, italiano- para dar forma al complejo mundo interior de un autor en continua transformación. No en vano, estamos ante un creador que, a lo largo de medio siglo, se ha reinventado a sí mismo en más de una ocasión, convencido de la necesidad de experimentación. Tales metamorfosis han estado íntimamente ligadas al cambio de lengua. De hecho, son altamente significativos tanto la naturalidad en el empleo de la lengua como el dominio del italiano; no son los poemas de un autor que se traduce a sí mismo a una lengua extranjera, sino que son fruto de alguien que “piensa y se expresa directamente en esa lengua”, siguiendo las palabras de Cortines.
Per riguardo, editado por la Fundación José Manuel Lara, dentro de la colección Vandalia, en edición bilingüe –las traducciones al español corren a cargo de Justo Navarro, uno de sus habituales traductores-, cuenta con un interesantísimo prólogo de Jacobo Cortines, en el que desvelan las claves fundamentales de un libro breve, pero intenso. Los doce poemas que lo componen –dedicados, como sus últimos libros, a Cuca, “la amada recuperada, su Alma Venus”- están escritos con cierta regularidad entre el 31 de mayo de 2013 y el 19 de febrero de 2014, según reza al pie de cada uno, y se disponen cronológicamente, con lo que el lector tiene la impresión de estar asistiendo a un viaje exterior por tierras italianas. Sin embargo, esta travesía acaba siendo una profunda exploración de la propia interioridad al abordar temas como el pasado y el presente, la juventud y la vejez, la vida y la muerte, el ser y la nada.
Es así como Italia –y la siempre presente Venecia-, motivo recurrente en Gimferrer desde Arde el mar, vuelve a ser el armazón de un poemario. Este culturalismo se funde con el barroquismo, como viene siendo norma en los últimos poemarios del poeta barcelonés, con la vanguardia extranjera y con otras disciplinas como el cine o la pintura, dando como fruto un obra singular.

 
Autor: Pere Gimferrer
Título: Per riguardo
Editorial: Vandalia.
Año: 2014.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Séptima antología de "Adonáis"




Hoy he recibido un ejemplar de la Séptima antología de "Adonáis". El 18 de diciembre hará 10 años que me llamaron para comunicarme la concesión de un accésit por Perímetro de la tarde. El otro accésit fue para Antonio Praena; el premio, para Jorge Galán. Se cumplía el sueño de formar parte de la historia del premio más veterano de nuestra poesía.
Eran las una y media del mediodía y, aunque no sea muy poético, estaba preparando unos espaguetis para almorzar. Curiosamente, dos años después, el 19 de diciembre, a la misma hora más o menos, me llamaba la alcaldesa de Cáceres, mientras preparaba otros espaguetis, para comunicarme que había ganado el XXI Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad-.
En este libro celebrativo se reproduce, además de una breve nota biobibliográfica y de dos poemas, una breve reflexión sobre qué ha supuesto la concesión de tan prestigioso reconocimiento.

 

lunes, 15 de agosto de 2016

Leonor Martínez Serrano escribe sobre "Frontera, tú"

No es nada fácil que un cuaderno formado por 17 haikus despierte alguna crítica, por eso agradezco profundamente el interés mostrado por Leonor Martínez Serrano, quien ha publicado "La inefable sabiduría de lo breve" en la revista digital Luz cultural.




domingo, 7 de agosto de 2016

Entrevista capotiana, por Toni Montesinos



Os dejo aquí la entrevista que Toni Montesinos me ha hecho para su blog Alma en las palabras. Vaya desde aquí mi más sincero agradecimiento al escritor y crítico barcelonés.


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francisco Onieva.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En una casa con vistas al mar –o, en su defecto, con vistas a la dehesa.
¿Prefiere los animales a la gente?
Las personas, por supuesto. Pese a la complejidad y a las contradicciones que nos conforman.
¿Es usted cruel?
No tengo esa percepción de mí, pero seguro que quienes me rodean pueden ofrecer una visión más acertada de mí.
¿Tiene muchos amigos?
Las nuevas tecnologías han devaluado la palabra “amigo”. Conocidos tengo bastantes, amigos no tantos. Los justos y necesarios.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Honestidad, fidelidad y sinceridad.
 
Para leer más, pinchad aquí.

miércoles, 27 de julio de 2016

Entrevista en el programa "Córdoba tevé", de Procono TV





El pasado lunes 11 de julio, la poeta y periodista Ángela Jiménez me entrevistaba en su programa "Córdoba tevé", del canal PTV Córdoba, con motivo de la concesión del Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma. Además, aprovechó la ocasión para preguntarme acerca de la publicación de El extraño escritor y otras devastaciones, recientemente presentado en la capital cordobesa, y de mi nombramiento como académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, de Bellas Letras y de Nobles Artes de Córdoba.

En semejante ejercicio de autoexégesis y de distanciamiento de uno mismo, no acabo de sentirme cómodo, sobre todo, durante los primeros minutos. De hecho, la imagen devuelta por este juego de espejos siempre me resulta extraña.

jueves, 30 de junio de 2016

9 de junio

14:16. Llamada entrante. Achtung baby. Detengo el coche en el arcén. The fly. Bajo el volumen de la música. Diputación de Segovia. U2. Falla la coberturaBlanca y Marta, mis vértices. Visor. Un sueño. Reanudo la marcha.  4% de batería. Imposibilidad de poner en orden las emociones: sorpresa, alegría, honor, responsabilidad, gratitud, efímera plenitud... abrumado. Guía. Llegada a casa. Varias llamadas. Entrevistas. Wathsapp. Muchos años de trabajo en silencio y a solas. Facebook. Nueve años de escritura y reescritura. Un éxito, múltiples fracasos. La insuficiencia del lenguaje. Llevar a mis hijas a las pistas de atletismo y darle importancia a lo que realmente lo tiene en la vida.


jueves, 9 de junio de 2016

Poesía de pensamiento


Territorios bajo vigilancia (Poesía reunida) y El fin del mundo en las televisiones (Premio Tiflos de Poesía) comparten editorial (Visor) y anaqueles, al tiempo que ratifican que Diego Doncel (Malpartida de Cáceres, 1964) es una de las voces más importantes y originales de la última lírica española.

Desde sus inicios, el poeta cacereño busca una renovación de la poesía figurativa de la generación anterior. Así, en El único umbral (1990, Premio Adonáis) propone una alternativa a esta y plantea un discurso amargo y desencantado, que aspira a ser testimonio de la decepción de un yo que proyecta sobre la naturaleza el fracaso y la frustración de sentirse parte de un mundo complejo y contradictorio. Aunque en Una sombra que pasa (Tusquets, 1998), un único poema dividido en doce movimientos, ahonda en estos presupuestos, no será hasta En ningún paraíso (Visor, 2005) y Porno ficción (DVD, 2011; Premio de Poesía Ciudad de Burgos) cuando -con el aplauso unánime de lectores, crítica y compañeros- Doncel cree un imaginario propio y consiga huir de las formas tradicionales gracias al empleo del versículo, de la narratividad y de la ironía, convirtiéndose en el adalid de una nueva corriente poética nacida de nuestro tiempo y de la problemática intrínseca de la sociedad actual. Esta tendencia supone, pues, una renovación tanto de los modos como de los recursos para que la palabra desarrolle toda su capacidad crítica y adquiera, inevitablemente, una dimensión moral.

Autor: Diego Doncel
Título: Territorios bajo vigilancia
Editorial: Visor
Año: 2015
(Publicado en Cuadernos del Sur, 4 de junio de 2016, p. 3)

lunes, 6 de junio de 2016

Gratitud


De vez en cuando, la vida nos regala detalles inesperados. Y es su condición imprevista la que nos hace disfrutarlos de una manera singular, como una extraña amalgama de sorpresa, gratitud, alegría y responsabilidad.
Lejos de dejarse llevar por una vanidad disfrazada de falsa modestia, estos momentos contribuyen a que uno tome conciencia de sus limitaciones, sin que ello suponga olvidar los puntos fuertes. En este sentido, siempre me ha parecido más saludable mirar el trayecto que nos queda por recorrer que regocijarnos en lo transitado, pues cualquier reconocimiento siempre es relativo y no hace mejor ni peor la labor desempeñada.
El pasado jueves por la tarde, aprovechando que trabajaba en el CEP Luisa Revuelta de Córdoba, me acerqué a la sede temporal de la Real Academia para asistir, por primera vez, a una sesión privada de la misma y cumplir con el ritual de agradecer públicamente mi nombramiento como nuevo académico correspondiente tanto a las tres personas que presentaron mi candidatura -Antonio Cruz Casado, Manuel Gahete y María José Porro, y cito por orden alfabético- como a todas aquellas que depositaron la piedra blanca de la confianza y el reconocimiento.
En mi breve intervención destaqué que es un honor formar parte de esta bicentenaria institución, que es un orgullo que tres filólogos -todos ellos, además, docentes- me hayan propuesto  y que asumo la elección con la responsabilidad de no defraudar las expectativas de quienes valoran mi trabajo como investigador, como crítico y como escritor.  

domingo, 15 de mayo de 2016

Dos aproximaciones a "El extraño escritor"




Hoy me he encontrado con dos regalos en forma de reseña. La primera, firmada por Antonio Merino, editor del blog Solienses; la segunda, por  Juan Bosco Castilla, quien ha resumido, para su blog Tratado de lo que ignorola generosa presentación que hizo de El extraño escritor el pasado jueves en el mirador del teatro El Silo. Mil gracias a ambos por la atenta lectura y por tomarse la molestia de anotar por escrito las reflexiones provocadas por ella.

miércoles, 20 de abril de 2016

Semanas, días y ferias del libro





















Intensa semana de presentaciones. El jueves 21 por la mañana estaré en el IES Mirador del Genil, de Iznájar, en un encuentro con alumnado de tercero y cuarto de la ESO. Será la primera toma de contacto con lectores de El extraño escritor. Este mismo jueves, a las 21:00 horas, tendrá lugar la presentación del libro en Villanueva de Córdoba. Al día siguiente, el viernes 22, a las 20:30 horas, estaremos en Carcabuey; mientras que el sábado 23 firmaré ejemplares, a las 19:00 horas, en la feria del libro de Córdoba. Cierro la semana en Añora, el domingo 24, con una nueva presentación del libro, a las 18:30.

Y la próxima semana lo presentaremos en Pedroche, el 28 de abril, junto a Félix A. Moreno y su Estaré esperando para matarte; en Villanueva del Duque la cita será al día siguiente, y en Sevilla pondremos fin al mes de abril. Para mayo quedan las presentaciones en Pozoblanco, Peñarroya-Pueblonuevo y Dos Torres. En Córdoba, por su parte, aterrizaremos el 13 de junio.

lunes, 18 de abril de 2016

Traductor fiel


Bajo el título de Obra ajena se recoge parte de la labor como traductor de José María Micó (Barcelona, 1961), catedrático de literatura en la Universitat Pompeu Fabra, para quien es "una ambición secreta y servil, consagrada a la recreación de una virtualidad literaria ajena". Así se recogen, con un criterio cronológico, cuatro poemas de Jordi de Sant Jordi, doce de Ausiàs March, diez estampas del Orlando furioso de Ludovico Ariosto –obra por la que obtuvo el Premio Nacional de Traducción en España y en Italia-, de quien también incluye dos sátiras, el soneto XII de Shakespeare, un poema de Housman, dos de Auden –uno dedicado a Rimbaud y otro, precisamente, a Housman-, seis motetes de Montale y un apéndice con siete rarezas de corte erótico, que van desde unos fragmentos de los Carmina Priapea a unos "versos extravagantes" de Goethe, pasando por breves composiciones de Montán, Berni o Baffo. Además, el volumen ofrece dos inéditos en los que el poeta y crítico catalán aún está trabajando: La Jerusalén liberada de Tasso, de la que ofrece las primeras 44 octavas reales, y la Divina Comedia de Dante, de la cual ha seleccionado dos episodios del "Infierno".
En suma, este interesante volumen misceláneo es una radiografía de los intereses literarios del profesor universitario y de la labor docente e investigadora del poeta José María Micó, autor de La espera (Hiparión, 1992; Premio Hiparión) y Caleidoscopio (Visor, 2013; Premio Generación del 27).

Autor: José María Micó
Título: Obra ajena
Editorial: Devenir

Año: 2014

(Publicado en Cuadernos del Sur, 9 de abril de 2016, p. 7)

viernes, 4 de marzo de 2016

Mirada crítica: "Estamos todos. Aquí no hay nadie", de José Ignacio Montoto

 
Fiel a su constante deseo de experimentación y a su compromiso con el mundo que le ha
tocado vivir, el cordobés José Ignacio Montoto publica Estamos todos. Aquí no hay
nadie, en la colección “Los cuatro vientos”, de la editorial Renacimiento. Apenas hace
un año, apareció en este mismo sello La cuerda rota, poemario merecedor del Premio
Andalucía Joven de Poesía, que anunciaba una mayor contención en el poeta y una
mayor depuración en el discurso. No en vano, aquel libro se me antoja preludio de este
otro, en la medida en que se vislumbra un tono más íntimo y sosegado, un afilamiento
de las aristas de la palabra y una capacidad de reflexión más perspicaz, elemento
imprescindible para que la crítica nacida de la constatación de las fallas de nuestra
sociedad –que también contiene mínimas islas de luz- no quede en simple artificio.
Con un más que atractivo y sugerente título –que casa a la perfección con el diseño del
volumen-, esta nueva obra, la séptima en la poliédrica trayectoria de Montoto, es
concebida como un largo poema unitario articulado en trece compases, organizados, a
su vez, en desigual número de tiempos o pulsos, con lo que se crea una caótica mezcla
de ritmos que intenta reproducir el desorden de la existencia humana, las íntimas
contradicciones e incongruencias conformadoras de la compleja interioridad de un yo
atravesado por la sensación de desamparo, de soledad y de marginalidad –posición esta
imprescindible para sustentar la mirada crítica hacia la sociedad vacía y capitalista que
lo fagocita en una fértil regurgitación-.
Sin embargo, con esto no queremos decir que estemos ante un “totum reuolutum”, pues
hay una idea previa a partir de la cual el poeta articula el conjunto, estableciendo una
sutil red de conexiones tanto entre las diferentes composiciones como entre las diversas
partes, sin olvidar que cada pieza de este puzle debe funcionar por sí sola, pero teniendo
en cuenta que, al leerla dentro de uno u otro nivel discursivo, despliega nuevas
potencialidades significativas. De este modo, se justifica que convivan los poemas de
denuncia explícita con aquellos en los que aflora la melancolía, el paso del tiempo, el
amor, la soledad o, incluso, la experiencia de la muerte.
Este yo, en su camino de autoexploración y de conocimiento, camina a tientas, sin más
lámpara que la palabra, e intuye las preguntas, pues las respuestas –aunque el creador se
afane en buscarlas y piense haberse acercado a ellas- se nos escapan.   
 
Autor: José Ignacio Montoto
Título: Estamos todos. Aquí no hay nadie
Editorial: Renacimiento
Año: 2015
 
(Publicado en Cuadernos del Sur, 6  de febrero de 2016, p. 2)