viernes, 23 de diciembre de 2022

Feliz Navidad


Hace un par de días me encontré con un amigo por la calle y me preguntó por el blog, que llevaba tiempo sin publicar nada en él. Le dije que se habían quedado un puñado de reseñas y algunas pequeñas noticias sin difundir, y que me daba cierta pereza . Tal vez aproveche el descanso para ir dando salida a esas entradas pendientes; mientras tanto, vuelvo a esta vía para felicitaros las fiestas, amigos. 

Un abrazo enorme y mis mejores deseos para estas fechas y siempre.

jueves, 9 de junio de 2022

Obra de San Martín Egipcíaco

 


Dos años después de aparecer la revisión de toda su producción poética bajo el título de El uso de radar en mar abierto. Poesía 1992-2019 (La Bella Varsovia, 2019), Martín López-Vega (Póo de Llanes, 1975) publica Egipcíaco (Visor, 2021). Este adjetivo, de innegable valor simbólico, se aplica, según se recoge en la cita inicial, a un medicamento que, siguiendo el Diccionario de la lengua española, está “compuesto de miel, cardenillo y vinagre, que se usaba para la curación de ciertas llagas”. La poesía, pues, para el poeta asturiano -uno de los más inconformistas tanto con el andamiaje verbal como con la concepción del discurso poético, que está en continua revisión y adaptación a las coordenadas vitales-, tiene, fundamentalmente, una función sanadora: “iluminar zonas a oscuras”, para así, restañar las heridas y ahondar en la grieta de la cual emergemos.

El libro, que mantiene las características que han hecho de López-Vega una de las más voces reconocibles del actual panorama poético, redefine, al mismo tiempo, las líneas de fuga planteadas en sus tres últimas entregas: Adulto extranjero (DVD, 2010), La eterna cualquier cosa (Pre-Textos, 2014) y Gótico cantábrico (La Bella Varsovia, 2017), en los que la palabra bucea descaradamente en la memoria sentimental del propio autor para celebrar el momento presente, entremezclando lo confesional (“Los gatos de Niembru o bien Visita de la hija inexistente”, “Los recogedores de ocle o bien Carta al padre” o “Un episodio personal”) y lo anecdótico (“Tema de redacción”); las raíces de su tierra natal (“Los recogedores de ocle o bien Carta al padre”) y el cosmopolitismo (“Un país febril”); la memoria, que es anclaje (“Ivierno mandadero” o «Un episodio personal”), y lo no sucedido, que es fractura (“Los gatos de Niembru o bien Visita de la hija inexistente”); la austera narratividad (“Otro ensayo sobre el día logrado”) y el lirismo contenido (“Si quisieras” o “Rú yì”); la gravedad (“Escrito en el libro de visitas de la casa de Manuel de Falla en Alta Gracia” o “Julián”) y el humor (“Recital en el manicomio”), que se mece entre la ternura (“Mi abuela: Poesía completa”) y la ironía (el magnífico poema final “Epílogo a la vida y hechos de San Martín Egipcíaco”).

Este sujeto poético creado por López-Vega, y que tiene mucho de él, es contradictorio y presenta múltiples aristas. El poeta se refiere a él en tercera persona, pero se vuelca en él como nunca, consciente de que, cruzada la frontera de los cuarenta, es momento de hacer balance y de afrontar los conflictos de identidad, sabiendo que el dolor, el fracaso, la ausencia o el desengaño son oportunidades de aprendizaje que le hacen celebrar los pequeños detalles cotidianos. De este modo, se establece una fértil relación dialógica con el otro, que es uno mismo, con lo que sujeto y objeto se funden y confunden en una poesía que no ha de centrarse en buscar las respuestas, sino en hallar los interrogantes que nos sostienen.

Egipcíaco es, pues, otra muestra del carácter inquieto y de la libertad expresiva de Martín López-Vega, quien asume riesgos como vía de crecimiento, descreyendo de dogmas y confiando en la palabra.


Autor: Martín López-Vega
Título: Egipcíaco
Editorial: Visor
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 28 de mayo de 2022, p. 10)

lunes, 6 de junio de 2022

Narcisistas, narcisos y narcisismo


 

Aunque siempre han existido personas que cuidan en exceso de su aspecto físico o que tienen un alto concepto de sí mismas, el desarrollo de Internet y, sobre todo, de las redes sociales ha hecho crecer exponencialmente el número de seres ególatras y pagados de sí mismos. Fenómenos como el “egosurfing” o la tiranía del conteo de “likes” o “me gusta”, más allá de los trastornos que empiezan a generar, son reflejo de la necesidad de satisfacer el ansia inconfesable de popularidad. Este tipo de comportamientos, que suelen proliferar en épocas de crisis colectivas, están asociados a ciertos complejos o crisis individuales. Normalmente, el culto excesivo al yo lleva aparejado una necesidad de autoafirmación que desvirtúa nuestro autoconcepto.
Traumas y trastornos aparte, el ensayo que nos ocupa, Narcisistas contemporáneos, que lleva el subtítulo de groupies, playboys y nocturnidades, de Luis de León Barga (Roma, 1958), nieto del escritor y periodista Corpus Barga, se encarga de analizar el fenómeno de las “groupies” y los playboys que, a mediados del siglo XX, tomaron el relevo de los dandis.
Con el desarrollo del rock, surgieron las “groupies”, ardientes admiradoras de cantantes y bandas, narcisistas que eran seducidas por otro narciso u objeto de deseo. Para ellas, estar con el artista en cuestión era compartir su fama, vivir en el frágil espejo del poder y de la seducción una vida de excesos y de lujuria. Algunas como Pamela des Barres y Catherine James contaron sus vivencias por escrito; otras desarrollaron una carrera artística, como Cynthia Plaster Caster, quien inmortalizó en yeso el pene de Jimi Hendrix, entre otros músicos.
Pese a las ampollas que pueda levantar hoy la imagen de las “groupies”, el autor reivindica su libertad y un dudoso feminismo que las llevaba a disfrutar de la vida y de su cuerpo en un ejercicio de afirmación. De hecho, llega a sentenciar que fueron "uno de los motores de la liberación femenina" de los años sesenta y setenta. En esta línea, destaca que la figura de la “groupie” evolucionó y algunas de ellas llegaron a tener más ingresos que su pareja, mientras que otras lograron convertirse en estrellas de la música, como Marianne Faithfull, Debbie Harry (Blondie) o Chrissie Hynde (The Pretenders).
Pero el narcisista por excelencia es el playboy, un producto de la sociedad consumista en la que vivimos, donde todo se reduce a cantidad. Este necesita acumular conquistas para satisfacer su ego, pero, para ello, debe tener un físico envidiable, potenciar distintas habilidades y tener ciertas inquietudes y cultura. Algunos ejemplos son Porfirio Rubirosa o Gunter Sachs.
Tanto las “groupies” como los playboys han desaparecido; sin embargo, se han reencarnado en nuevos perfiles. Internet y las redes sociales son el altavoz perfecto para que todo aquel con ínfulas se crea el ombligo del universo. Serán pues millones de hombres y mujeres quienes alardeen de ellos mismos en el ciberespacio, aunque todo quede en simple y efímero ruido.
Dicho esto, a juicio de Barga, Lady Gaga es la narcisista contemporánea por antonomasia, que ha sabido tomar el testigo de los modelos masculinos y que ha encontrado su hábitat en Internet y las redes sociales.
El libro se cierra con un repaso por los escenarios nocturnos de los narcisos, desde el Bocaccio barcelonés al Berghain berlinés, pasando por el Studio 54 neoyorkino o El Sol madrileño.

Autor: Luis León Barga
Título: Narcisistas contemporáneos
Editorial: Fórcola
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 28 de mayo de 2022, p. 8)

 

 

jueves, 26 de mayo de 2022

Pensar la mirada: "Fruto previo", de Juan Antonio Bernier

 

 

Hace unos días, aparecía en Culturamas esta reseña del último libro de Juan Antonio Bernier, Fruto previo.

 

 

Apenas cuatro años separan Letra y nube (Pre-Textos, 2017) de Fruto previo (Pre-Textos, 2021) y, sin embargo, nos encontramos con un Juan Antonio Bernier (Córdoba, 1976) distinto. Así, aunque el tono, el punto de vista, los temas y los motivos sean los mismos, se produce un afinamiento de la mirada y un adensamiento del discurso que llevan al poeta a tomar conciencia del instante y de su efímera inmensidad, a agradecer lo recibido, a ahondar en la memoria, a abismarse en la propia interioridad y a conocerse a través del otro y del alrededor.

Los treinta poemas que conforman el libro que nos ocupa, elegantemente editado por Pre-Textos tras ser reconocido con el I Premio Internacional de Poesía Ciudad de Estepona, se articulan en cinco secciones. La primera, que da título al conjunto y sirve de pórtico al mismo, está compuesta por tres poemas entre los que destaca el inicial, “Comparto mi atención”, eje de abscisas que marca el tono y delimita el dominio del discurso: el yo poético se limita a merodear por el alrededor, tanteando la esencia de las cosas más triviales hasta que sucede el hallazgo y se produce la “Inundación del área de fractura”.

Este es el sugerente y programático título de la segunda parte, compuesta por seis textos entre los cuales destacan el homónimo, cuyo primer verso remite al lector al ensayo Breves erizos verdes (Cántico, 2021); “Contra la oscuridad”, con sus centelleantes imágenes; y el inmanentista “Teoría de la visión”.

Los diez poemas de “Un juez mineral”, por su parte, nacen a raíz del confinamiento, de la sacudida de nuestros cimientos individuales y sociales, de la efímera confianza en un nuevo modo de relación con el planeta y de la constatación de “la belleza / de un mundo sin nosotros”. En ellos el autor pliega la mirada sobre sí mismo al tiempo que mira hacia el exterior, como se observa en “El anuncio de la nueva economía”, “Una pared que medita”, “Un juez mineral” o “Pentecostés de lo inerte”.

Para leer la reseña completa, pinchad aquí.




jueves, 19 de mayo de 2022

Las poetas del 27


 

Doce años después de Peces en la tierra (Vandalia, 2010), antología en la cual reunió a las poetas de la Generación del 27, Pepa Merlo (Granada, 1969) amplía la nómina de creadoras  y abre el arco temporal de publicación, presentando una exhaustiva radiografía de la poesía escrita por mujeres a lo largo de la primera mitad del XX en Con un traje de luna (Vandalia, 2022). Esta nueva selección mantiene la intención reivindicativa, al tiempo que muestra unas pinceladas de la obra de las antologadas, que no puede ni debe ser entendida al margen del contexto histórico y social de la España de la época.
Si en aquella ocasión la profesora de la Universidad de Granada hacía un guiño al poemario de Margarita Ferreras, ahora toma un verso de Concha Méndez para insistir, mediante una bella y sugerente imagen, en la figura de la mujer a la sombra del hombre, sin luz propia, brillando como un simple reflejo, lo que la lleva a vivir transida de un inevitable sentimiento de no pertenencia: “Luz inexistente, con apariencia de realidad, luz de luna. Luz prestada, ficticia, apenas reverberación. El astro desconocido, cuya imagen es la proyección de un reflejo que marca las distintas fases lunares dependiendo de la mayor o menor iluminación que robe al sol: nueva, creciente, llena, menguante. El astro poderoso capaz de influir en las mareas, en el crecimiento de las plantas, en el comportamiento de los animales y, sin embargo, su presencia o ausencia depende de una claridad que no le pertenece”.
Si en aquella primera entrega el criterio seguido comprendía poemarios publicados hasta 1936; ahora, la investigadora amplía el límite cronológico a toda la primera mitad de siglo XX, dando cabida a seis nuevas autoras -Mercedes Pinto, Ángela Figuera Aymerich, Maruja Falena, Ana María Martínez Sagi, Dolores Arana y Alfonsa de la Torre- que, aunque compartieron espacios y vivencias con el grupo del 27, publicaron sus primeros libros tras la guerra, y a nuevos poemarios de las ya presentes en Peces en la tierra. Paralelamente, se han suprimido otras como Margarita Nelken, Clementina Arderiu, Josefina Bolinaga y Esther López Valencia, pues “poco más podía aportarse a la selección allí recogida”.
De este modo, entre las veinticuatro mujeres recogidas en el presente volumen, encontramos voces tan reconocidas como las de Concha Méndez, Rosa Chacel, Carmen Conde, Josefina de la Torre, Ernestina de Champourcin o Elisabeth Mulder, junto a otras como las de Casilda de Antón del Olmet, Gloria de la Prada, Pilar de Valderrama, Lucía Sánchez Saornil, María Luisa Muñoz de Buendía, Cristina de Arteaga, María Cegarra, María Teresa Roca de Togores, Marina Romero, Josefina Romo Arregui, Dolores Cartarineu y Margarita Ferreras.
Tras analizar la conformación del constructo “mujer” y  detenerse en algunas de las estrategias usadas por esta a lo largo de la historia para conquistar un espacio masculino -anonimia, pseudónimo...-, Merlo aborda el recelo del hombre ante semejante conquista, ya a finales del siglo XVIII, antes de demostrar cómo ese miedo “pareció mitigarse durante la primera treintena del siglo XX, con el apoyo de la Institución Libre de Enseñanza y de instituciones como la Residencia de Señoritas o el Lyceum Club”, creándose, por primera vez en nuestra literatura, una generación de artistas masculinos  y femeninos que compartieron espacios en igualdad.
Sin embargo, tras la guerra civil y la reivindicación de la necesidad de “reconquistar el hogar”, bandera de la Sección Femenina de Falange, estos nombres propios femeninos fueron borrados, “engullidas por el silencio de un hogar sin cuarto propio, temerosas, calladas otras a golpe de represalia, exiliadas las que más”.
Exilio, represión y silencio son las evidencias de la “involución” que supuso el final de la Segunda República y la llegada de la dictadura, que obligó a las mujeres a tener que renunciar a su identidad y volver a utilizar nombres masculinos -escondiéndose, incluso, bajo el nombre del marido- para salir de la casa.
Tras el prólogo, una exhaustiva bibliografía precede la selección de poetas, de las que se nos ofrecen unos interesantes apuntes biobibliográficos antes de la cuidada selección de poemas, en número variable, que permite al lector hacerse una idea cabal de la altura e intensidad de la obra de cada una de ellas.
Entre las veinticuatro voces hay múltiples hilos que las acercan, aunque en algunos casos no se conocieran, porque todas viven en un mismo momento histórico y en unas circunstancias políticas, sociales y culturales similares, que las llevan a compartir editoriales, antologías, revistas, lecturas, proyectos culturales… e, incluso, a crear lazos afectivos entre ellas, tejiendo una red de apoyo y ayuda.
Este diálogo sin precedentes en nuestra literatura y en nuestra historia une, pues, a escritoras, pero también a políticas, pedagogas, pintoras, escenógrafas, que se saben parte de una misma genealogía. Además, consigue ir más allá de ellas al alcanzarse una convivencia en igualdad con sus coetáneos, por lo que deben ser estudiadas como parte de un mismo momento literario y no como un simple anexo a la llamada generación del 27.
Lejos de ser una meta alcanzada, Con un traje de luna es una obra en marcha, como demuestra el apéndice en el cual se recogen otras diez poetas -Ana Inés Bonnin, María Alfaro, Chona Madera, Ester de Andreis, Concha Zardoya, Susana March, Trina Mercader, Luz Pozo, Mercedes Chamorro y María Beneyto- que, seguro, darán para nuevas entregas que se siguen revelando necesarias.

 

Autor: VVAA
Título: Con un traje de luna
Editorial: Vandalia
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 14 de mayo de 2022, p. 7)

 

martes, 17 de mayo de 2022

Devastación y belleza. 'Desear la casa', de Rodrigo García Marina

 

 

Con tan solo veinticinco años y cinco libros publicados en apenas un lustro, Rodrigo García Marina (Madrid, 1996) es una de las voces emergentes más fecundas e interesantes de la actual poesía española. Desear la casa (Cántico, 2021) es el primer poemario del poeta madrileño que ve la luz sin la necesidad de ser premiado, en una apuesta decidida de la editorial cordobesa por voces inconformistas y heterodoxas; no en vano, el propio García Marina acaba de convertirse en el director de Culpables, la nueva colección de la editorial que lidera Raúl Alonso.

El volumen que nos ocupa se suma a La caricia de las amapolas (2016, Consejo Social de la Universidad de Las Palmas; Premio Saulo Torón), Aureus ( Bandaàparte Editores, 2017; I Premio de Poesía Irreconciliables), Edad (Hiperión, 2019; I Premio Tino Barriuso) y El libro de los arquitectos (UNED, 2020; Premio de Poesía de la Facultad de Filología de la UNED).

Desear la casa son ochenta y un poemas en verso libre -apoyados, en ocasiones, en diversas estructuras rítmicas del verso blanco- y cuatro en prosa, distribuidos en cuatro partes -“La casa deseada”, "Ite domum”, “Desear la casa” y “La mudanza”-, a través de las cuales un yo poético, que es en el otro y que articula su discurso desde el otro, realiza un inevitable viaje a los infiernos de la sociedad injusta en que vivimos para regresar, desde la fractura, siendo multiplicidad ante lo unánime.

La palabra de García Marina, indagatoria y visionaria, nace de la fractura y de un íntimo inventario de huecos para transitar la hosquedad del deseo, la brusquedad del amor, el rigor del dolor, la devastación de lo que perturba e incomoda y la aspereza de la violencia sin perder “la confianza en la palabra y en la belleza”, como afirma Ana Gorría, quien firma un interesantísimo prólogo titulado “La jaula se ha vuelto pájaro”.

 

 
 

Autor: Rodrigo García Marina
Título: Desear la casa
Editorial: Cántico
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 14 de mayo de 2022, p. 6)

viernes, 13 de mayo de 2022

Tallar la palabra. 'Proyecto de interiorismo', de José María Higuera


Proyecto de interiorismo es la ópera prima de José María Higuera (Córdoba, 1970), reconocido tallista ornamental que ha conseguido por unanimidad el Premio Internacional Alegría con uno de esos libros que reconfortan -por su madurez y cocción a fuego lento- ante la imperante sacralización de la juventud y de la rapidez.

A partir de la imagen de un edificio, cuyos cimientos y grietas mueven al poeta a un profundo proceso de introspección, pretende crear un espacio interior diáfano y habitable, que se convierta en refugio donde cobijarse frente a la intemperie. Para ello, es fundamental una mirada serena, curiosa y reflexiva, que se detenga sobre las cosas cotidianas y mínimas, aquellas que pasan desapercibidas para la mayoría de las personas pero que encierran, en su pequeñez, una suerte de trascendencia que sirve como espejo al yo para tantear sus aristas e intuir una realidad superior que lo supera y que lo abriga, a pesar de las contradicciones, de las dudas y de la inquietud hacia lo absoluto. Este ritual de exploración del propio yo a través del alrededor tiene un inevitable sentimiento sagrado en la medida en que se detiene en la levedad de la existencia, ebrio de gratitud al saber que es una manifestación de la esencia divina.

Esta labor de ahondamiento se acomete con un lenguaje sencillo, que busca la belleza de la palabra -aunque, a veces, adolezca de cierto barroquismo- y la acompasa con la cadencia de un cuidado verso blanco -heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, fundamentalmente-. La duda (“La grieta de Orive”), la niñez (“La verja”), el deseo de sencillez y plenitud (“Las abejas”), la identidad (“Polvo de estrellas”), el asombro ante la realidad (“El mecanismo de Anticiteria”) o la belleza de lo pequeño (“Bonsái”) son algunos de los ejes temáticos de esta serena, equilibrada, sólida y bien trabada carta de presentación.

 

Autor: José María Higuera
Título: Proyecto de interiorismo
Editorial: Rialp
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 30 de abril de 2022, p. 10)

 


martes, 10 de mayo de 2022

Excavar el yo. 'Yacimiento', de Juan Peña

 

Horadar la piel hasta llegar a los recovecos del propio ser es el propósito que mueve el último libro de Juan Peña (Paradas, Sevilla, 1961), Yacimiento, que acaba de ser editado por La Isla de Siltolá dentro de su elegante colección Siltolá Poesía. Esta obra, que supone una suerte de madurez expresiva, viene a sumarse a La edad difícil (Pre-Textos, 1989), Viviendo con lo puesto (Pre-Textos, 1995; accésit del Premio Rafael Alberti), Días cansados (Pre-Textos, 1997; Premio San Lesmes Abad), Los placeres melancólicos (Diputación de Málaga, 2006), Dura seda (La Isla de Siltolá, 2011; accésit del Premio de Poesía Fundación Ecoem) y Destilaciones (Pre-Textos, 2016), además de la antología La misma monotonía (La Isla de Siltolá, 2013).
En esta compleja labor de excavación, el poeta se vale de la palabra precisa y de un léxico sencillo, que no rehúsa del empleo de recursos como la paradoja, el polisíndeton y, sobre todo, la imagen y el símbolo, que, en su capacidad evocadora, activan el pensamiento.
Entre los objetos que encuentra en este proceso de ahondamiento (vasijas de barro, terracotas, anillos, bustos, cuencos, pero también libros, películas, una caja de cedro o un muñeco de plástico) destaca por su función vertebradora la lucerna que, en la penumbra, es capaz de guiar al poeta en esta incierta tarea de introspección que es, al mismo tiempo, un regreso a lo primigenio, a las raíces.
De este modo, la mirada reflexiva del sujeto se va deteniendo en lo mínimo para dar gracias por todo lo recibido y por todo lo que está oculto y desconocemos, confiriendo al conjunto un tono que se mueve entre lo celebrativo y lo elegíaco: el paso del tiempo, la muerte de los seres queridos, las ausencia y las pequeñas derrotas conviven con la celebración y el gozo de lo vivido.
Y lo hace con un lenguaje sencillo y una palabra profunda, que dotan al discurso de una eficaz condensación expresiva que, en los poemas más breves, deviene en intensa brevedad y deja versos que parecen sentencias esculpidas en piedra, como esta magnífica definición de felicidad: “el acorde perfecto entre nosotros y el mundo”. 

 

Autor: Juan Peña
Título: Yacimiento
Editorial: La isla de Siltolá
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 9 de abril de 2022, p. 9)

 

domingo, 8 de mayo de 2022

Descubrir la poesía de Mary Shelley

 

Escribir una obra maestra como Frankenstein con tan solo dieciocho años y estar casada con uno de los grandes poetas románticos ingleses ha eclipsado el resto de la producción literaria de Mary Shelley (Londres, 1797-1851), quien, además de novelista, fue ensayista, dramaturga, biógrafa y, sobre todo, poeta. Sin embargo, su poesía, repartida entre sus diarios y diferentes revistas de la época, quedó en gran parte inédita en vida, siendo apenas conocida en su propio país. Ahora, la editorial Visor publica por primera vez en castellano estos Poemas en una cuidada y pulcra edición bilingüe que corre a cargo de la también poeta Victoria León, traductora, entre otros, de autores como Oscar Wilde, R.L. Stevenson, Arthur Conan Doyle, Alfred Tennyson o Rudyard Kipling. León afirma, en la interesante “Nota a la traducción”, que ha pretendido ofrecer “una versión en la que el objetivo primordial fuera armonizar la fidelidad al espíritu de cada texto original con su eficacia como poema en la lengua de llegada”. Y creemos que lo consigue con creces.

Aunque Mary Godwin cultivó la poesía desde niña, el grueso de su producción se concentra entre 1820 y 1830, pues los poemas anteriores se perdieron durante su fuga con Percy Bysshe Shelley, en 1814. En este sentido, la inmensa mayoría de los poemas recogidos en el presente volumen se escribieron tras la muerte de Shelley en el absurdo naufragio sucedido en la bahía de La Spezia en 1822, un mes antes de cumplir los treinta años, y nos muestran una mujer de una extraordinaria sensibilidad, enamorada y viuda, que se mueve entre el dolor, la soledad, la memoria, el deseo, el inconformismo y la rebeldía ante un destino cruel. A esto se suman las múltiples vicisitudes que azotaron anteriormente su trágica existencia: el rechazo social tras regresar a Inglaterra embarazada de Shelley, la muerte de su hija, las deudas, el matrimonio con el poeta tras el suicidio de su primera esposa o el fallecimiento de otros dos hijos.

Sin lugar a dudas, la composición más significativa del conjunto es la que lo abre, “El elegido”, un extenso poema en el cual la poeta recuerda los días felices vividos junto a Percy antes de evocar su pérdida (“El que elegí. El mío. El que tuve y perdí / bajo un rojo crepúsculo del último verano”) y confesar la situación de abandono y desamparo en que queda (“Con él me abandonaron la vida y la esperanza”), aferrándose a su único hijo vivo como salvavidas, consciente del abismo en el que discurrirá su vida por más que se niegue a aceptarlo.

Otros poemas que comparten eje de abscisas son "Al leer los versos de Wordsworth sobre el castillo de Peele", donde la poeta vuelca sus sentimientos sobre una naturaleza que la desborda y ante la que siente la pequeñez humana; “Ausencia”, en el cual el llanto se convierte en un desnudo lamento ; “Un canto fúnebre”, dolorosa recreación de la imagen del barco que se lanza al mar y naufraga; “Cuando yo me haya ido, esta arpa que suena”, acerca del efímero bálsamo que es la poesía; “Olvidaré tus ojos cargados de ternura”, sobre la imposibilidad de olvidar a su amado; “Tristemente arrastrados por las olas”, donde muestra su deseo de reunirse con él; “Igual que una estrella surgiste en mi vida”, reivindicación de la necesidad del duelo y de la memoria; o el conmovedor “Ven a verme en mis sueños, amor mío”, en el que la poeta deja aflorar su deseo más íntimo de volver a estar junto a su difunto esposo, aunque sea en sueños.

A pesar de esta existencia atormentada, en sus versos late la mujer rebelde, inconformista y revolucionaria, hija del filósofo William Godwin -el autor de Justicia política- y de la pensadora Mary Wollstonecraft -pionera del feminismo con La vindicación de los derechos de la mujer-, que encuentra en Italia la libertad (“El sol sigue brillando, hermosa Italia”) y defiende la necesidad del librepensamiento en la elegante sátira titulada “Oda a la ignorancia”.

Y todo esto lo consigue sin las pirotecnias verbales tan gratas a la mayoría de los poetas románticos ingleses, especialmente a su amigo Lord Byron y a su marido. Mary Shelley escribe desde la palabra despojada en su dolor y en su verdad, que brota como un suspiro ahogado contra la almohada durante las largas noches en vela y que, en su esencia, se revela solidaria y compasiva, lo que la conecta con otras poetas como Elizabeth Barrett, Caroline Clive, Jane Taylor o Letitia Elizabeth Landon.

Este libro supone, pues, una oportunidad para descubrir la intensidad de una poesía que orbita en torno a un dolor que lo inunda todo, volviéndose obsesivo, y que da forma a un abismo en el que la poeta busca agarrarse con fuerza a la libertad y a ese hijo huérfano de padre. Este dolor ha sido masticado en silencio y destilado hasta que ha encontrado cauce a través de unas palabras precisas y naturales, capaces de nombrarlo con una serenidad vivida y con una solidez constructiva que emociona tanto en las composiciones más breves como en las más extensas.

Autora: Mary Shelley
Título: Poemas
Editorial: Visor
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 30 de abril de 2022, p. 10)

jueves, 21 de abril de 2022

'Amorgós', de Nikos Gatsos. Entre la vanguardia y la tradición clásica

 


Traducido por el profesor Vicente Fernández González, aparece, por primera vez exento en nuestra lengua -en catalán sí tenemos una edición independiente-, Amorgós, de Nikos Gatsos (1911-1992). Se trata de un largo poema unitario -singular como La tierra baldía (T.S. Eliot), Anábasis (Saint John Perse), Espacio (Juan Ramón Jiménez) o Piedra de sol (Octavio Paz)-, compuesto por seis partes sin título, de diferentes tonos y estilos. Escrito en plena ocupación nazi de Grecia y publicado en 1943, el poema es un grito contra la barbarie y el fanatismo. Tras su publicación, el poeta griego no volvió a dar a la imprenta ningún libro y centró sus desvelos en la música, como letrista, colaborando con compositores como Manos Hadjidakis y Mikis Theodorakis.
A pesar de la leyenda que afirma que esta obra fue escrita en una sola noche, con el método de la escritura automática, el poema va mucho más allá del artificio, del juego y de la ocurrencia, y en él encontramos toda una cosmovisión y un complejo andamiaje ético y estético en el que se funde el léxico preciso del mundo rural con la fuerza de unas imágenes exuberantes y precisas, nacidas de la luz de la tierra, pero también de las sombras del ser humano.
En este sentido, la obra conjuga el surrealismo con las formas tradicionales de la poesía griega. Así, Amorgós es, más allá de una pequeña isla del Egeo en la que nunca estuvo Gatsos, una tierra nutricia, árida y dura, que alarga los sonidos y, sobre todo, el silencio, hasta convertirlo en paisaje fuera del tiempo. Los límites de este ámbito son el horizonte que marca el sol del Mediterráneo y sus raíces el amor, que es el eje a partir del cual poetizar el dolor, la angustia, el azar…, desbordando, así, los márgenes de la propia Hélade para hacerse universal -como hiciera su admirado y traducido Federico García Lorca a partir de la fórmula estética “de lo local a lo universal”, de Falla-.
Esta obra total no es "un poema de fácil lectura”, en palabras de Armando Romero, quien firma unas interesantísimas palabras preliminares tituladas “Las figuras oscuras de Nikos Gatsos”, tras las cuales se dispone el extenso e imprescindible estudio previo de Vicente Fernández González. En este se recorren las principales líneas de la biografía del poeta (nacimiento en Asea, en “en el corazón de la Arcadia, en el corazón del Peloponeso” la amistad con Elitis, sus pasos como poeta, su silencio y su condición de letrista) antes de abordar el estudio y análisis de la obra.
Articulado en seis partes que tienden al versículo, en la primera avanza entre “la realidad y el sueño”, según Rentzou; en la segunda, se centra en la muerte; en la tercera en el horror y la pesadilla; en la cuarta y en la quinta en “el renacer”, y en la sexta en el “amor a una persona, a una tierra, a la poesía”.
Otros dos poemas forman parte del “corpus” de esta obra: “El caballero y la muerte” (en el cual se recoge la leyenda de Götz von Berlinchingen, que Goethe inmortalizara en su drama en cinco actos) y “Elegía”, dedicada a una amiga que murió joven.
Completa la edición el epígrafe “Otros poemas”, en el cual se recogen tan solo tres composiciones: “Canción de los viejos tiempos” (un homenaje al premio Nobel Yorgos Seferis, único poema publicado en vida después de Amorgós, aparecido en la revista Tajifromos, el 25 de noviembre de 1963), “Oda a Federico García Lorca” y “Un toro negro entró al baile. Habanera para F. G. Lorca”, dos homenajes al autor de Bodas de sangre.
A pesar de su dificultad, Amorgós es una obra esencial, capaz de iluminar algunas de nuestras regiones en sombra.

Autor: Nikos Gatsos
Título: Amorgós y otros poemas
Editorial: Cátedra
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 9 de abril de 2022, p. 9)

miércoles, 20 de abril de 2022

Liberar la palabra. 'Cuando el monarca espera', de Javier Vela



Cuando el monarca espera es el noveno libro de poesía del prolífico y polifacético Javier Vela (Madrid, 1981), con el que ha conseguido el XI Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado. Se suma a Aún es tarde (2003), La hora del crepúsculo (Rialp, 2004; Premio Adonáis), Increado, el mundo (Algaida, 2005; Premio de Poesía Ciudad de Badajoz), Tiempo adentro (Acantilado, 2006), Imaginario (Visor, 2009; Premio Loewe a la Creación Joven y el Premio de la Crítica de Madrid), Ofelia y otras lunas (Hiperión, 2012; Premio Ciudad de Córdoba), Hotel Origen (Pre-Textos, 2015; Premio Emilio Prados) y Fábula (Fundación Lara, Vandalia, 2017), amén de una novela y tres volúmenes que exploran y diluyen las fronteras entre géneros.
El libro está compuesto por un único poema dividido en tres secciones (“El poeta escribe entre líneas”, “¿Quiénes son, los poetas?” y “El poeta insiste en la fabulación”), con desigual número de fragmentos, escrito en versículos de cierto tono aforístico (“Si el cuerpo es un desierto, él es sin duda la raíz de una isla”), en el que el autor indaga en el oficio y en la condición del poeta, pero también en la propia identidad y en la memoria, todo dentro de las frágiles lindes de un mundo líquido, dominado por el vértigo. 



Podéis leerla completa en Cuadernos del Sur. 

 
Autor: Javier Vela
Título: Cuando el monarca espera
Editorial: Vandalia
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 26 de marzo de 2022, p. 9)

 

domingo, 3 de abril de 2022

Las raíces de un escritor de provincias (Dylan Thomas) y una distopía apocalíptica (Jack London)

La editorial Visor inaugura una nueva colección, Isla Negra, dedicada a la narrativa y lo hace con dos joyas: Retrato del artista cachorro, un libro de cuentos del poeta galés Dylan Thomas (1914-1953), y La peste escarlata, una apocalíptica novela del norteamericano Jack London (1876-1916). El primero es traducido por el poeta cordobés José Luis Rey y cuenta con un esclarecedor prólogo de Aeronwy Thomas, hija del escritor; la traducción del segundo corre a cargo de Jesús Isaías Gómez López, quien firma un extenso y exhaustivo prólogo.

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Dylan Thomas, aunque sea más conocido por su poesía exuberante, musical y simbólica, escribió desde sus inicios una prosa cuidada, de exquisita cadencia y vibrante. Los diez relatos que conforman el único volumen de cuentos que publicó en vida bucean en sus raíces y muestran al lector tanto las tierras galesas de su infancia y adolescencia como las personas que poblaron esa geografía física y emocional. De este modo, rescata un mundo rural perdido habitado por unos personajes singulares, trazados con agudeza, precisión y fraternidad, que se mueven entre el fracaso y la supervivencia, entre la memoria y el olvido, entre la extrañeza y la cotidianidad.

El humanismo de su mirada rezuma también un fino humor que, sin perder la serenidad y la elegancia, roza lo paródico a la hora de abordar temas como la muerte, el amor, la soledad y las contradicciones del adolescente y del joven escritor. En este sentido, como afirma Aeronwy Thomas, el título “identifica al artista, al escritor consciente de su oficio, destinado a una existencia solitaria por razón de dicho oficio, con la idea del «perro cachorro», con Dylan haciendo de las suyas, con trastadas y peleas de chiquillo, y como un adolescente bebedor y ligón”.

Aunque el libro no vio la luz hasta abril de 1940, los primeros relatos fueron compuestos antes de los veintiún años -“Una visita a casa del abuelo”, “Los melocotones” y “Un sábado tórrido”- y el resto antes del estallido de la guerra. Casi todas las historias -si exceptuamos las dos que se sitúan en la casa de campo de los Williams: “Los melocotones” y “Una visita a casa del abuelo”- transcurren en el pueblo costero de Swansea y en ellas se aborda su etapa escolar, los conflictos de la adolescencia y sus inicios laborales como periodista. No en vano, el propio autor las calificó como “historias para una autobiografía en las provincias” o “relatos sobre la vida en Swansea y sobre la adolescencia en las noches provincianas”.

“Como cachorros” es uno de los relatos más oscuros del volumen, en el que tres jóvenes se encuentran bajo los arcos de un puente de ferrocarril, desde donde ven la vida pasar: la llama de un mechero al encender un cigarrillo es el detonante de una confesión en la que se dan la mano la muerte y la vida, el amor y la desdicha, para revelar el absurdo de la existencia.

Similar recurso narrativo se emplea en “¿Quién te gustaría que estuviera con nosotros?”, donde el protagonista y el narrador pasean por la playa y se dirigen hacia una roca. Tras delinear magistralmente las contradicciones de ambos, la narración termina con los dos sentados en la roca mientras la marea sube y unas siluetas les hacen gestos a lo lejos para llamar su atención.

En “La vieja Garbo”, por su parte, el joven inocente de los primeros cuentos se ha convertido en un tierno granuja que, con el «sombrero nuevo ladeado» y el cigarrillo sujeto en la comisura de los labios, imita al viejo reportero al que acompaña.

“Un sábado tórrido”, en cambio, cuenta cómo un joven se enamora durante una noche de borrachera, pero desaprovecha la oportunidad de acostarse con la chica porque, cuando regresa del baño, se pierde. Tras este fracaso íntimo, sale a la calle y se refugia en la frágil luz de una farola.

La mirada del creador, la configuración de un espacio literario propio, el humor -que, desde este momento, será una clara línea divisoria entre su poesía y su prosa-, los diálogos brillantes y vivos y las pequeñas vidas de unos personajes sencillos lo convierten en un cuentista excepcional, cuyas composiciones, transparentes y directas, brotan de los acontecimientos mínimos que conforman la poliédrica identidad de un hombre a ratos inseguro, despistado, curioso, divertido, incisivo, turbador, obsceno, infantil, frágil, carnal, rebelde y vitalista, que busca la vida y la descubre en toda su plenitud y en todo su desorden, en toda su vorágine y en toda su calma.

Jack London, por su parte, escribió La peste escarlata en 1910, aunque no se publicase hasta 1912, por entregas, en la revista Magazine London. Se trata de una novela corta de tono posapocalíptico en la que algunos han querido ver una profecía de la actual pandemia provocada por el covid-19.
Situada en el lejano año 2073, la novela aborda las consecuencias de una peste originada en Inglaterra, que supone el fin de la civilización: la peste escarlata o muerte roja, cuyas víctimas, que mueren unos treinta minutos después de aparecer los primeros síntomas, se vuelven de un color rojo intenso, especialmente en la cara, al tiempo que se les adormecen las extremidades inferiores.
La inusitada rapidez con que se propaga la enfermedad le recuerda al hombre su fragilidad y llena el horizonte de incertidumbre, miedo y caos, provocando una descorazonadora pérdida de confianza en la ciencia y en el progreso. El ser humano tan solo puede asistir atónito, confuso y aturdido al derribo de las instituciones, de la convivencia, del lenguaje, del arte, de los valores…
En semejante situación de desamparo, el autor plantea una vuelta al estado natural, a una vida primigenia, en soledad, caracterizada por la aspereza y la dureza, la indefensión y la orfandad. Así, en un mundo prácticamente despoblado, en el cual sobrevivirán los que mejor se adapten al medio, apenas quedan unas pequeñas tribus entre las cuales no hay contacto. Estos supervivientes, entre lo que hay un pequeño clan formado por un abuelo y sus nietos, se sienten amenazados por otras especies animales que han recuperado el territorio que el ser humano les había robado.
Los nietos, cuyo nivel intelectual y competencia lingüística son muy limitados, le piden al abuelo que les hable acerca de la peste. La historia, pues, adopta la estructura del relato de su vida: su trabajo como profesor antes de la pandemia, el miedo ante el vertiginoso avance de la misma, la visión de la primera víctima durante una clase, el pánico generado en el campus universitario, el rechazo de su familia al regresar a casa ante el temor de que estuviese infectado, la imposibilidad de encontrar una cura por la muerte de los científicos y médicos que investigaban los “gérmenes”, el caos y la barbarie provocados en la ciudad -los habitantes se sublevan, llegando a matarse entre sí, con tal de conseguir lo necesario para sobrevivir-, su huida sin rumbo hacia el norte con otras personas, su vida en soledad durante tres años con un poni y dos perros, el regreso a San Francisco en busca de otras personas, el descubrimiento sobrecogedor de que toda la sociedad había quedado reducida a unas tribus que vivían sin contacto entre ellas...
En el interesante estudio preliminar, Gómez López relaciona esta novela con el resto de la literatura pandémica: Bradbury, Huxley o Poe, y considera que el de London es el planteamiento más certero, porque plantea la victoria de la naturaleza sobre la ciencia.
Se trata, pues, más allá de la conexión que pueda tener con la crisis sanitaria que vivimos a consecuencia del covid-19, de una historia que atrapa al lector, con un estilo directo y con unas acertadas descripciones, aparentemente objetivas y cientificistas, que trasladan al lector a una época en que la naturaleza impone su ritmo y el ser humano lucha por sobrevivir en una naturaleza extrema, como una criatura más en un medio hostil.

Autor: Dylan Thomas 
Título: Retrato del artista cachorro 
Editorial: Visor
Año: 2021
 
Autor: Jack London 
Título: La peste escarlata 
Editorial: Visor
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 26 de marzo de 2022, p. 4)

jueves, 31 de marzo de 2022

Pensamiento y estructura. 'Mecánica', de Vicente Luis Mora


 El arquitecto romano Marco Vitruvio (siglo I a.C) afirmó, en De architectura, que “las partes de la arquitectura son tres: Construcción, Gnómica y Mecánica”, como nos recuerda Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) en una de las citas que abren Mecánica (Hiperión, 2021; Premio Villa de Martorell). Este libro completa un proceso de indagación iniciado hace más de dos décadas con Construcción (Pre-Textos, 2005) y Serie (Pre-Textos, 2015), cuyos poemas fueron escritos entre el 2000 y 2015. Los tres libros, que han llegado a tener procesos de escritura paralelos, articulan un mismo imaginario y proponen una apuesta estética singular que descree del realismo, del sentimentalismo y de la idealización, y apuesta por una renovación de la poesía a partir del pensamiento, capaz de conectar el mundo y el poema, y de la estructura del texto, concebido a modo de fractal.
En este discurso nuevo, de innegable frialdad se intentan reflejar las contradicciones internas del ser humano, y para ello es necesario un proceso de ahondamiento vertical -a la manera de Juarroz- en una realidad que nos desborda y nos confirma nuestra insignificancia y contingencia. Sin embargo, la dimensión fractal de la realidad modifica la teoría de la percepción y el consiguiente proceso de indagación por parte del sujeto poético al provocar una inversión de la mirada. Este, por tanto, queda diluido en el mundo al que mira asombrado, con la intención de comprender los patrones ocultos (“la mirada, / para llegar al paisaje del fondo, / atraviesa: aire | cristal | aire”) e intentar formular un pensamiento (“Persigo un pensamiento / diferente”), aunque, en realidad, sea el afuera el que contempla y, por ende, conoce al sujeto, un ser insignificante en la inmensidad del universo (“somos […] los instrumentos de las cosas / y no al revés, como nos enseñaron”).


Podéis leerla completa en Cuadernos del Sur. 

 
Autor: Vicente Luis Mora
Título: Mecánica
Editorial:Hiperión
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 12 de marzo de 2022, p. 4)

 

jueves, 24 de marzo de 2022

Crisis: invitación al cambio



El pasado 18 de marzo apareció en la revista digital Culturamas una reseña sobre el último libro de Daniel García Florindo, La infección de los días.


Según reza en la contracubierta, con La infección de los días (Cántico, 2021) Daniel García Florindo (Córdoba, 1973) cierra una trilogía comenzada hace ya una década con su segundo libro, Cuaderno de Lisboa (2011), y continuada con Las nubes transitorias (2015), en la que, partiendo de la preocupación existencialista y social que caracteriza al autor desde su ópera prima, Amanecer en Pensilvania (2001), aborda las grietas y contradicciones de un yo poliédrico que, en su desubicación, solo encuentra cobijo en algunas frágiles certezas.


Podéis leerla completa pinchando en este enlace.

lunes, 21 de marzo de 2022

'Nocturno'. Kiev-Sarajevo

 



Más de veinticinco años me separan y, a la vez, me acercan a este poema. Aunque ya no sea el adolescente que lo escribió, aún sigo encontrando algo de aquel joven entre estos versos que hoy, desgraciadamente, adquieren una inusitada actualidad. 


NOCTURNO

  

Va a ser larga la noche: han apagado

las luces y se pueden oír vuelos rasantes.

No son de reconocimiento.

 

Los restos de ciudad enmudecidos

hacen  más agobiante la espera de una bomba

y convierten la cabeza en un álbum 

donde van agolpándose

imágenes que no quieren sumirse

a lo que les ofrece ahora la vida.   

 

Se me hace tan difícil

acostumbrarme  a ver estas paredes

vacías.


El sitio ha convertido Sarajevo

en un sepulcro.

Son demasiados cuerpos 

caídos bajo los obuses.

Recuerdo a mi hijo, lleno de metal,

en el suelo. Hoy los pájaros

                                               han

                                                       soltado

                                                                    lágrimas

                                                                                   de 

                                                                                        acero

y ni siquiera tuve tiempo de sorprenderme.

 

El dolor estrangula

tanto que por las noches

ordeno los armarios y las cajas

donde he guardado objetos familiares

para que los fusiles

no se los lleven, plancho los jerséis,

preparo unos cafés

o pongo los cubiertos en la mesa.

 

Todo con tal de no notar que estoy sola.

 

Se me hace tan difícil

acostumbrarme a ver estas paredes

vacías, sobre todo,

cuando antes de dormir

pienso si de verdad vale la pena

pedir algún deseo mientras rezo.

 

                                   (Los lugares públicos, 1998; corregido y ampliado en 2008) 

 

 

martes, 8 de marzo de 2022

'Palimpsesto'


 

PALIMPSESTO


Una niña coloca las manos en la nieve.

La nieve lava el mundo

y escribirla es origen como ausencia.

Las huellas se endurecen con el frío.

Son parte de la nieve; son parte de la niña,

que aguanta la caída vertical

de pequeños hexágonos

irregulares.

Me mira y me sonríe.

Agacha la cabeza y se quita los guantes.

Extendidas las palmas, aprieta con más fuerza,

buscando la profunda exactitud

de lo que no se borra.


Disfruta de lo efímero.

Vivir es compartir un zeugma

y no emplear palabras connotadas.

Ella es el punto de regreso

a un universo anterior al lenguaje. 

(Vertices, Madrid, Visor, 2016; XXVI Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma)

lunes, 7 de marzo de 2022

Concisión y agudez. 'Mundo intermedio' de Sánchez Menéndez

 


Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es uno de los principales responsables del auge que vive el aforismo por su labor como editor con La Isla de Siltolá, pero también como estudioso del género con su ensayo Para una teoría del aforismo (Ediciones Trea, 2020) y como cultivador del mismo que, en apenas cuatro años, ha publicado cinco entregas: Artilugios (Takara, 2017), La alegría de lo imperfecto (Ediciones Trea, 2017), Concepto (La Isla de Siltolá, 2019), Ética para mediocres (La Isla de Siltolá, 2020) y la que nos ocupa, Mundo intermedio (Ediciones Trea, 2021).

En el citado ensayo, el escritor y editor portorrealeño lo definió como una “composición literaria breve repleta de pensamiento propio, dotada de la voz personal del autor, de gran carga semántica, filosófica, poética, y de gran coherencia formal”, trazando una particular hoja de ruta que, sin duda, está definida por su acercamiento al género con la serenidad, la capacidad de reflexión, el poso de vida, las lecturas, las inquietudes, los afanes y los desengaños acumulados por quien ha cruzado la frontera de los cincuenta. 

Así, el escritor apuesta por un decir lacónico que nace del intento de capturar la esencia de una reflexión y desconfía de la simple ocurrencia, la trivialidad. Frente a la moda de la pirotecnia y el ingenio sin más, propone un texto que sorprenda en su parquedad y en la sobriedad de la formulación brillante de un razonamiento conciso y agudo, fruto de todo un andamiaje intelectual y cultural, y de una cosmovisión muy personal, en las antípodas de la vanidad y del exhibicionismo narcisista de las redes sociales y sus esclavizadores “likes”. 

Esta austeridad y mesura, que necesita tiempo y una habilidad especial para escuchar el silencio, no quiere decir, bajo ningún concepto, que el aforismo no deba sorprender al lector. De hecho, el deslumbramiento, que lo hay, se produce no tanto por una sorpresa final o por los fuegos de artificio sino por la precisa selección léxica y la cuidada arquitectura sintáctica, que sirven para engastar a la perfección filosofía y poesía, dotando al conjunto de una profunda coherencia. 


Podéis leerla completa en Cuadernos del Sur. 

 
Autor: Javier Sánchez Menéndez 
Título: Mundo intermedio
Editorial: Trea
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 26 de febrero de 2022, p. 9)

 

jueves, 3 de marzo de 2022

La mirada íntima de Carmela Cuello Gijón


La editorial cordobesa Cántico, dentro de su colección Palabra de mujeres, acaba de editar Horario de vuelta (Cántico, 2021), el tercer título de Carmela Cuello Gijón (Córdoba, 1962), que viene a sumarse a Las calles (Ateneo de Córdoba, 2011; Premio de Poesía Juan Bernier) y Cajones, ventanas, ángeles (Detorres editores, 2019).

Con una palabra sencilla y precisa, la poeta centra su mirada íntima en las pequeñas cosas de cada día, en cuya belleza encuentra cobijo frente a la incertidumbre de un tiempo de crisis colectivo, más allá del covid-19. La extrañeza de esta realidad inaudita e inesperada que nos asola desde marzo de 2020 la lleva a mirar con serenidad a su alrededor y encontrar la plenitud en lo aparentemente intrascendente, sin perder la lealtad a sí misma y a su condición de mujer, a lo largo de los 58 poemas breves (la inmensa mayoría no tienen más de cinco versos), sin título (excepto dos), en los que el verso libre y la ausencia de signos de puntuación consiguen recrear una sensación de fragilidad y evanescencia, casi onírica, cuya sugerencia y delicadeza recuerdan al haiku...


Podéis leerla completa en Cuadernos del Sur. 

 
Autora: Carmela Cuello Gijón
Título: Horario de vuelta
Editorial: Cántico 
Año: 2021



(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 26 de febrero de 2022, p. 8)