domingo, 27 de octubre de 2013

"Club La Sorbona": Parodia, humor y novela negra


La búsqueda por parte de Mr. Tatel, un investigador contratado por la agencia de subastas británica Christie´s, de la flauta pipa que recibió Mozart durante su investidura como maestro masón; la invención de Violincia, pueblo adosado a La Sorbona, donde se reúnen no solo las “curanderas del analfabetismo sexual”, sino toda una galería de personajes peculiares; dos asesinatos íntimamente relacionados (el de la psicóloga Silia y el del proxeneta El Gomas); la locura del narrador, el excéntrico profesor universitario y escritor Lauro Arrabal, quien, cada año, reescribe el libreto para la representación de un Auto de Navidad en el que participan los estrambóticos habitantes del pueblo; la elección de un psicólogo como narratario; la conmovedora historia de doña Enriqueta, maestra local enferma de alzheimer, formada en los principios de la Institución Libre de Enseñanza, educadora de varias generaciones del pueblo que sobrevivió a la guerra civil haciéndose pasar por extranjera que traducía, desde idiomas desconocidos, novelas clásicas, son los pilares sobre los que Luis Artigue construye su última novela, Club La Sorbona, Premio Miguel Delibes de Narrativa. Se trata de una singular novela negra, con tintes paródicos y esperpénticos, que asume la mejor tradición del género e intenta renovarlo con influencias tan dispares como Valle-Inclán y el esperpento, Cela, Miguel Torga, Antonio Pereira, Julio Cortázar, José María Merino, Mario Vargas Llosa…. El resultado tiene un aire cercano a ciertas películas de José Luis Cuerda -Así en el cielo como en la tierra o Amanece, que no es poco-. Como botón de muestra, baste citar el inesperado final, en el que, siguiendo los cánones del género, se atan, a través de la extensa exposición del investigador, todos los cabos que parecían quedar sueltos; sin embargo, el escritor leonés da una vuelta de tuerca a esta estructura a través de la mirada de los dos personajes finales. De los méritos de la novela, aparte de la cuidada arquitectura narrativa, la atmósfera surrealista, el humor inteligente, próximo al del director Luis García Berlanga, y la complejidad de unos personajes bien definidos y articulados en torno a La Sorbona, destaca la exuberancia léxica, sustentada en la asociación sintagmática de las emociones y las sugerencias en un proceso acumulativo que deslumbra al lector. Artigue se confirma, por tanto, como un hábil creador del lenguaje que emplea un tono, en ocasiones, visionario y que maneja la imagen y los más variados recursos con deslumbrante acierto.
(Publicada en Cuadernos del Sur, 26 de octubre de 2013, p. 7)

martes, 22 de octubre de 2013

"Se pierde la señal", de Joan Margarit


Se pierde la señal (Es perd el senyal) es el más reciente poemario de Joan Margarit, Premio Nacional de Poesía en 2008 con Casa de Misericòrdia. Antes de ser editado en bilingüe por Visor, el libro ha aparecido en catalán en la editorial Proa, como viene siendo habitual en las últimas publicaciones del poeta ilerdense. En este proceso de transmisión, singular en nuestra tradición literaria, Margarit no traduce, sin más, los poemas al castellano, sino que, como recogía en el texto “Sobre las lenguas de este libro”, pórtico de Estaçio de França, escribe casi a la vez dos textos diferentes, teniendo muy claro que “no me preocupan las diferencias entre los dos poemas resultantes: tienen un origen común y buscan ser dos buenos poemas.”
Este poemario, uno de los más intensos y personales del autor, es definido por el propio poeta como una “autobiografía en verso”, y de hecho lo precede una cita de Josep Pla (“las biografías deberían estar escritas en versos”). La memoria se convierte, por tanto, en una de las bases de un discurso nacido de la necesidad de comunicar, en el que, desde la experiencia acumulada a lo largo de toda una vida, se propone que la felicidad radica en la pérdida de esperanza, de toda señal, lo que nos avoca a una actitud más contemplativa, más interior. La mirada del poeta no indaga en horizontes exteriores, sino que todo horizonte está dentro de uno mismo.
El poeta busca, de este modo, en los propios recuerdos el material a partir del cual tejer una obra que pueda ser asumida por el lector como parte de él mismo en la medida en que la geografía personal trazada en el poema se universaliza y permite ser compartida. Entre estas evocaciones, en gran parte dolorosas (“La vida se ha afianzado en el dolor / como las casas sobre los cimientos”), están la dura infancia de un niño de posguerra (“Aprender en la calle”, “Un pueblo”, “Seis años”, “5 de enero del 43”, “Primera noche en Forés”, “Personaje”, “Mala gente y refugios”, “Restricciones eléctricas” o “Música soviética”), la pérdida de Joana (“Donde acaba el mañana”, “Veranos en campanet con Joana”, “Nubes blancas en el aire azul” o “Hacia el crepúsculo”), el servicio militar (“Campamento militar”) o su vida como arquitecto (“Laboratorio de  cálculo”, “Relato sentimental de la memoria” o “Edificios”). Estos son los mimbres con los que formula un discurso hecho con el tono sosegado de quien tiene las cuentas ajustadas con la vida y en el que está presente tanto la conciencia del paso el tiempo como la serenidad aportada por el mismo y por la experiencia vivida. El autor contempla, pues, su propia existencia desde una vejez en la que la soledad se formula como un deseo (“No recuerdo haber deseado nunca / la soledad con tanta urgencia”) y en la que la cercanía de la muerte es vista con naturalidad (“La vida se termina como empiezan las obras: / perforar y romper para construir. / Una justificada destrucción”). Este es el resultado de concebirla como una etapa más de crecimiento interior (“Celebración” y “Algo comienza”) que permite alcanzar la sabiduría (“Poema del deseo”).
Junto a estos temas aborda la creación literaria y la conciencia lingüística (“De dónde ser, adónde ir” o “Dignidad”, en el que afirma “Me ahoga el castellano y no lo odio. / No tiene culpa alguna de su fuerza / y menos todavía de mis debilidades”). Establecidas las conexiones entre ambos, la poesía es considerada como un refugio solitario (“Poema del último refugio” o “Altamira”) en el que encontrarse con aquellos autores que conforman la geografía personal (“Canción agradecida” o “Joan Maragall”) de un poeta que prefiere la lengua de las calles (“el presente es la lengua de las calles/ maltratada y espuria”). Esa es “la lengua en la que escribo”, “una lengua bien trabada / para pensar, pactar. Para soñar.”
En suma, la de Margarit es una poesía de una honda reflexión moral, escrita con un estilo austero, sincero, sereno y desnudo, sin renunciar a la sugerencia y al lirismo magistralmente contenido (“Nevó al curso siguiente. / La autoridad, en clase, / nos cubría lo mismo que la nieve: / caía suave, pero luego helaba”), que hace de este libro una de las cimas del poeta vivo más leído de la literatura catalana y una de las voces más destacadas de nuestra literatura.

(Publicado en Cuadernos del Sur, 19 de octubre de 2013, p. 5)

viernes, 18 de octubre de 2013

"Presencias y figuras", de Lezama Lima




Pese a que la consagración universal le llegó por Paradiso, José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) es uno de los autores hispanoamericanos más originales y que más ha contribuido, junto a Vicente Huidobro y César Vallejo, a la renovación de nuestra lírica. Consciente de que cualquier definición de poesía es insuficiente, se refirió a ella, con fina ironía, como “un caracol nocturno en un rectángulo de agua”.
La suya está caracterizada por la dificultad nacida del marcado intelectualismo que la sostiene, pues en sus poemas aparece no tanto el mundo sensible en sí, sino la construcción mental que el hombre percibe de esta realidad exterior. Y aquí radica la unidad esencial de toda una producción, que, sin embargo, presenta tres etapas: una primera de clara influencia modernista –Muerte de Narciso (1937) y Enemigo rumor (1941)-; una segunda, en la que la aventura poética vuelve sobre sí misma y rompe con las convenciones literarias para ahondar en la imagen sorprendente y originaria, capaz de encerrar en ella misma un acto fundacional -Aventuras sigilosas (1945), La fijeza (1949) y Dador (1960)-, y una tercera en la que, además de una mayor depuración, el poeta rechaza abiertamente cualquier limitación formal al considerar el poema como fragmento de una totalidad plena de sentido y al prescindir del libro como unidad organizativa y autónoma -Poemas no publicados en libro y Fragmentos a su imán ven la luz en 1970 y 1977, respectivamente, dentro de Poesía completa-.
Presencias y figuras, sintagma que nos remite al Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, una de las confesadas afinidades de Lezama Lima, es el título de esta antología en la que Manuel Neila recoge casi medio centenar de poemas del poeta habanero.

(Publicado en Cuadernos del Sur, 12 de octubre de 2013, p. 7)

viernes, 11 de octubre de 2013

Kristijonas Donelaitis, "Las estaciones del año"


La editorial Renacimiento se adelanta unos meses a la conmemoración del tercer centenario del nacimiento de Kristijonas Donelaitis (1714-1780), el poeta lituano más conocido, con la edición de su obra más universal, Las estaciones del año. Esta, a cargo de la profesora de la Universidad de Vilnius Carmen Caro (Palma del Río, 1963), es la primera traducción completa de la obra a una lengua romance.
Nacido en un pequeño pueblo de la región prusiana de Königsberg –en la actualidad Kaliningrado, Rusia-, este pastor luterano consigue convertir el lituano en lengua literaria con este gran poema épico que, partiendo de la vida cotidiana de los campesinos, se preocupa por la conservación de la identidad lituana en Prusia y por los grandes interrogantes de la humanidad: el origen del cosmos, la esencia del tiempo y el deseo de eternidad del hombre.
La obra, de estética plenamente ilustrada, está compuesta por cuatro cantos –uno por cada estación- y plantea varias conexiones con la poesía clásica tanto en aspectos formales, como temáticos y estilísticos. Con todo, pese a tales influencias, el poema es una muestra única en la que el autor funde pensamiento luterano y cultura rural lituana, al tiempo que explora todas las posibilidades expresivas de su lengua. No en vano, el poema se convierte, desde su publicación en 1818 por Ludwing Rhesa, en un emblema de la nación y de la literatura de este país báltico.
(Publicado en Cuadernos del Sur, 5 de octubre de 20132, p. 7)

martes, 8 de octubre de 2013

'Rotonda'




Antonio Luis Ginés acaba de publicar un nuevo poemario, Aprendiz (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013). Os dejo el magnífico poema con el que cierra el conjunto. Toda una declaración de intenciones.




ROTONDA


Uno escribe sobre lo que ve.          
Por eso no quería aquella habitación 
con vistas a la rotonda,                     
donde el tráfico, fluido e incesante,
nos llevaba a escribir                         
sobre gente que pasa, sobre coches 
que no dejan rastro. Prefería vistas
a la sierra pero no pudimos elegir. 

Me preguntaba en qué momento     
había sido uno de aquellos automóviles     
que no se detienen, corriendo   
sin la certeza de un destino.     
Uno no percibe a los demás  
cuando está dentro, formando  
parte de ese círculo, mientras la vida  
en su tránsito, nos desplaza.

Uno escribe de las entradas    
y las salidas a la rotonda, de esa chispa
que surge cuando dos vidas              
transcurren por el mismo instante.

Me pregunto si no soy el que ahora,
desde fuera, escribe sobre el de dentro,
como si le conociera. 

(Aprendiz, La isla de Siltolá, Sevilla, 2013)

jueves, 3 de octubre de 2013

Intensidad pombiana


 
Quédate con nosotros, Señor, porque atardece es una intensa novela tejida en torno al suicidio de un fraile trapense en un pequeño convento granadino y el profundo impacto que provoca en los demás miembros de la comunidad. Pese a la manipulación y secretismo del prior, quien declara lo sucedido como muerte accidental, la estricta vida monástica, llena de certezas concretas y cotidianas, se fractura y las dudas e interrogantes se apoderan de los hermanos. La existencia de unos cuadernos escritos por el monje suicida, a los que tan solo tiene acceso el prior, hace crecer la intriga al tiempo que permite cierta indagación espiritual y filosófica: en ellos se traza el itinerario de un hombre consciente de que no ha llegado a ningún lado y que, al sentirse vacío por dentro, se considera un impostor ante los demás. Igualmente, contribuye a aumentar la tensión narrativa la intromisión de un agnóstico intelectual granadino que intenta sacar a la luz la verdad y hacerse con lo que él define como “el diario de Judas”.
Estamos ante una novela ágil, pese a las características redundancias del autor y los hipérbatos, capaz de entrelazar las reflexiones filosóficas o teológicas con un sentido del humor soterrado, en la que se plantea también la contraposición entre la fe primaria y el mundo mediático. Así, la novela deviene en esperpento cuando el prior abandona el convento y trabaja como locutor en un programa de éxito de la Cope (La Iglesia en el mundo) mientras piensa escribir un libro, Itinerarium, donde, además de recoger lo esencial de los enigmáticos cuadernos, trazará su particular camino de perfección.

(Publicado en Cuadernos del sur, 28 de septiembre de 2013, p. 7)

martes, 1 de octubre de 2013

Un poema de Vicente Sabido



Entre los poemas del recientemente fallecido Vicente Sabido, hay uno por el que siento una especial debilidad. Por encima de las razones literarias, encuentro en él el padre que habla sin estridencias de una de sus dos hijas, Blanca. Casualidades.


CANCIÓN DE CUNA
                                  
                              A Blanquita Sabido          

Para ti las avenidas del sueño, sin principio ni fin.
Las avenidas largas, con farolas ciegas
y charcos de cieno donde los perros husmean.

Para ti los sangrientos crepúsculos de agosto.
Las alboradas blancas. Los fuegos de la tierra.
La lluvia, vieja amiga, en los vitrales.

Para ti los jardines marinos, los cementerios marinos,
borrascas y galernas.


Para ti los quietos mediodías, botellas en el polvo.

Para ti los himnos de la niebla,
las voces del pasado, la alegría
de los arroyos niños.

Para ti
todos los cuentos, cantos, mitos.  

(Vicente Sabido, Amor [Antología poética], Renacimiento, 2013, p. 109-110)