sábado, 23 de diciembre de 2023
miércoles, 8 de noviembre de 2023
Diálogos de amor y literatura. 'Al hilván que traza la luna', de María Jesús Fuentes
María Jesús Fuentes aborda la complejidad del amor en Al hilván que traza la luna (Hiperión, 2023), un libro que se mueve entre lo elegíaco y lo celebrativo. Para presentar las contradicciones y la pasión, los reproches y las confesiones, el deseo y la apatía, la poeta afincada en Ceuta recurre al mundo de la literatura y convierte en protagonistas tanto a diversos personajes como a autores que conforman su geografía sentimental y literaria. A pesar del tono más intimista que en anteriores entregas, Fuentes no olvida algunos de los temas que se han convertido en ejes vertebradores de su amplia y reconocida trayectoria literaria: la crítica de las injusticias y de las desigualdades sociales, la defensa de los más desfavorecidos, el papel de la mujer en la sociedad o la importancia de la educación como auténtico motor social.
Sin duda, lo más llamativo del volumen es su singular estructura: los 54 poemas constituyen 32 diálogos entre hombres y mujeres en los que, aunque se muestren puntos de vista diferentes, se construye un ámbito de encuentro entre un tú y un yo que conforman, con todas sus contradicciones, un nosotros poliédrico y fértil. En estos diálogos se intercalan los protagonistas del mundo de la literatura con voces anónimas, introducidas lacónicamente bajo el título “Él/Ella” o “Ella/Él”, que abordan algunas de las pequeñas situaciones cotidianas que definen la convivencia, asumiendo los interlocutores papeles asignados socialmente o puntos de vista limitados. Algunos de los diálogos más interesantes entre protagonistas del mundo de la literatura que, en ocasiones, son abordados desde la óptica que nos ha legado el cine, son: las palabras de Romeo ante el supuesto cadáver de Julieta y las de esta al abrir los ojos y apurar la pócima que ha acabado con la vida de su amado; la despedida de Margarita, protagonista de La dama de las camelias, de su amado; el reconocimiento de Ulises por parte de Penélope bajo el atuendo de mendigo; la oposición de dos mundos contrarios, mundo natural y civilización, entre Tarzán y Jane; la confesiones entre Catherine y Heathcliff, protagonistas de Cumbres borrascosas; los diferentes puntos de vista sobre el amor por parte de Dulcinea y de don Quijote; la confesión sentimental de Emily Dickinson en unas cartas dirigidas a “ella”; los reproches entre Oscar Wilde y su amado Alfred; o el cansancio compartido de Otelo y Desdémona.
lunes, 6 de noviembre de 2023
El desasimiento y la escuha. 'En un río todas las lluvia', de Hugo Mujica
Escribir un mismo libro a lo largo de toda una vida y no repetirse es un don al alcance solo de los más grandes. Hugo Mujica (Avellaneda, 1942) es uno de ellos. Toda su obra, más allá de girar en torno a unos núcleos temáticos recurrentes, se enraíza en una actitud contemplativa ante la vida y brota de una misma mirada reflexiva, perpleja y agradecida, capaz de intuir lo sagrado en lo mínimo, formando un todo profundamente coherente y unitario. En este sentido, el silencio deviene en una actitud necesaria para sondear los recovecos de la propia interioridad, fragmentaria e irregular, y los vasos comunicantes entre el yo y el alrededor.
En el caso de su poesía, además, los poemas adoptan una característica disposición gráfica en forma de escalera y se sitúan en la parte inferior de la página, tras un enorme vacío inicial que sirve como necesario umbral de recogimiento previo a la lectura, un ámbito donde afinar la mirada y el pensamiento. Así, el lector, después de esta pausa sanadora, se entrega a unos versos de gran perfección técnica, caracterizados por la brevedad, la sugerencia, la parquedad, la extrema desnudez de la palabra y la tensión del léxico como vía para volver a nombrar el mundo por vez primera, con la intención de provocar una profunda emoción en el lector a partir del ahondamiento en un pensamiento.
Al aunarse pensamiento y emoción para celebrar la vida, en su belleza y en su fragilidad, se produce el prodigio de esta sutil poesía metafísica, de indagación ontológica, en la que se funden lo vivencial y la reflexión con la intención de trascender la realidad inmediata para aproximarse a Dios. Aunque todo lo que fluye alrededor revela o susurra esa otra realidad divina, el poeta no olvida anclarse en este mundo y defiende la exigencia de entregarse a la vida sin reservas, sin máscaras y con devoción, sondeándola y aceptándola para llegar a lo que tiene de sacro, aquello por lo cual merece y debe ser vivida con plenitud.
Todo esto aparece en En un río todas las lluvias (Visor, 2022), una obra construida en torno a un doble simbolismo del agua: por un lado, el río que simboliza la vida, pero también el instante detenido de quien mira el agua que corre y se reconoce en su transparencia, con lo que se produce una celebración del aquí y del ahora; por otro, la lluvia que sana, que germina, que lava el mundo y que nos obliga a mirar hacia arriba, hacia la luz que intuimos, aunque no la comprendamos. Para ello, en esta nueva entrega Mujica tensiona hasta el límite la sintaxis, llegando a violentarla en ocasiones, en un agónico intento de expresar lo inefable mediante la simplicidad de las palabras y de las estructuras sintácticas y, por tanto, mediante su profundidad. De este modo, se produce una paradójica fusión entre hondura y apertura, entre ahondar el ser y abrirse hacia lo que nos supera que es, en última instancia, lo que da sentido a la existencia. No obstante, para que se produzca esta fértil paradoja son necesarios un radical proceso de desasimiento hasta quedarse en lo esencial y una actitud continua de escucha de lo mínimo.
Con esta nueva entrega, su decimocuarto libro de poesía y el quinto publicado en los últimos doce años -todos ellos en la editorial Visor: Y siempre después el viento (2011), Cuando todo calla (2013; Premio Casa de América), Barro desnudo (2016) y A las estrellas lo inmenso (2019)- el poeta bonaerense confirma que, cruzada la frontera de los 80, vive una etapa de plenitud literaria y que se ha convertido en una de las voces esenciales de la poesía en lengua española del siglo XXI.
miércoles, 1 de noviembre de 2023
Tres poemas en la revista neoyorkina 'Pratik'
viernes, 27 de octubre de 2023
La fragilidad humana. 'Frágiles humanos', de Ernesto Calabuig
Que la madrileña Tres hermanas se está convirtiendo en una de las editoriales de referencia del cuento de nuestro país parece indudable y que Ernesto Calabuig (Madrid, 1966) es uno de sus buques insignia es obvio, como atestigua el hecho de que haya publicado sus dos últimos libros en ella: La playa y el tiempo (2020) y Frágiles humanos (2021). Las quince historias que conforman este nuevo volumen continúan indagando en la memoria y en la conciencia del paso inexorable del tiempo y la consiguiente sensación de fragilidad por parte del ser humano, que se ha hecho más evidente durante la pandemia provocada por el covid-19.
Los recuerdos, las sensaciones, las emociones y el pensamiento son la espina dorsal de unos cuentos impecables, que muestran la madurez narrativa de un autor esencial, capaz de expresar toda una visión de la existencia con claridad y sencillez, y de conseguir, al mismo tiempo, una cercanía emocional con el lector. Y lo logra con la elegante naturalidad del léxico y de la sintaxis; con la milimétrica precisión y sobriedad de la palabra justa; con el primoroso y cuidado desarrollo de una acción en la que no hay grandes acontecimientos, y con el eficaz trazo, a base de pinceladas esenciales, de unos personajes que asisten perplejos al espectáculo de la vida en sus detalles mínimos, sabedores de que el tiempo se escapa inevitablemente y de que apenas hay certezas a las que aferrarse. Esta íntima grieta es la que los sitúa entre la melancolía y la plenitud, entre la pérdida y la gratitud por todo lo vivido, entre el fracaso y la confianza ante el camino por recorrer.
La variada extensión de las quince composiciones da una singular musicalidad al conjunto y demuestra la confianza del autor en su apuesta narrativa. Entre las treinta y nueve páginas de “La reaparición de Stefan” -un escritor salva de una novela inédita de juventud la historia de amor entre un músico alemán “new age” que da clases de piano en España y una joven estudiante universitaria- y las cinco palabras de “Frágil historia del mundo”, magistral cierre del volumen, destacan las historias de dos compañeros de clase a los que una repetición de curso y el deporte unió durante un tiempo (“De su veloz vuelo”); la de dos vecinos a los que el confinamiento separa (“Arnau”); el recuerdo de los viajes de la infancia en el viejo Mini Cooper rojo (“De los viejos estados de ánimo”), la evocación provocada por la etiqueta del descolorido bañador de un desconocido en la playa (“Saint Tropez"); el breve encuentro con Aute de un adolescente cuyos padres se acaban de separar (“Ingravidez”); la remembranza de la celebración de una boda el mismo día en el que Induráin ganaba el oro olímpico en Atlanta (“Aniversarios”); la salida de un matrimonio anciano en bicicleta por un parque del noroeste de Madrid un domingo por la mañana (“Los ciclistas de septiembre”); la salvífica y reincidente oración escrita en el muro de una iglesia (“Maravillas”) o la plenitud de un viejo librero berlinés que acude a un parque con una amiga para contemplar una espectacular luna (“Luna naranja”).
Con este libro, Ernesto Calabuig logra mantener -y, me atrevería a decir, superar- la altura e intensidad de La playa y el tiempo, confirmándose como uno de los cuentistas más importantes de hoy, por la elegancia de su prosa y por la sutil arquitectura de sus historias, que brotan de la mirada abierta al asombro de un narrador que evoca pequeños detalles cotidianos a partir de percepciones y sensaciones, en apariencia, intrascendentes, y con las que logra hilvanar, sin estridencias, emoción y pensamiento.
domingo, 22 de octubre de 2023
Arquitectura ósea. 'Hueso', de José García Obrero
Apenas un año después de Tocar arcilla al fondo (La Isla de Siltolá, 2021), José García Obrero (Santa Coloma de Gramanet, 1973) regresa a los anaqueles con Hueso, editado por Godall edicions dentro de su cuidada colección Alcaduz. Los cuarenta poemas en prosa que conforman esta nueva entrega suponen un ahondamiento en los presupuestos éticos y estéticos trazados en su anterior libro, con el cual entroncan tanto en el andamiaje levantado sobre las connotaciones del número cuarenta y sobre una estructura cuaternaria -aunque aparentemente se articule en tres secciones, la segunda se subdivide en otras dos- como en la construcción del poema a partir de una expresión simbólica e intimista, que brota de la mirada reflexiva y perpleja ante la realidad que lo rodea, aunque, en esta ocasión, se apueste por el cauce formal del poema en prosa, en apariencia más narrativo, que se pliega sobre las lindes de la narratividad para convertirse en vehículo de ahondamiento en su interioridad por parte del sujeto poético.
El tono del conjunto viene marcado por las citas iniciales de tres autores con poéticas muy diferentes, que atestiguan el lector heteróclito que asimila aquellos materiales que mejor se adaptan a su propósito: de Olvido García Valdés, la búsqueda de la esencia; de Antonio Colinas, lo telúrico y la sugerencia; de Gabriel Ferrater, la palabra austera y realista, no exenta de cierto hermetismo; y de los tres, un complejo simbolismo sustentado en unas imágenes brillantes que, en ocasiones, rozan lo onírico.
La primera parte, sin título, está compuesta por quince poemas construidos en torno a los símbolos del hueso y de la luz. Lo primigenio y lo natural, el misterio y el asombro, el enigma y la grieta se funden en unos versos que merodean alrededor de las preguntas que sostienen la propia existencia en un intento de definir su lugar en el mundo, la fractura de la cual emergemos, la médula que nos configura.
En el segundo bloque, “Sol”, la música se convierte en el eje vertebrador, como queda de manifiesto en el subtítulo de cada composición. Estas trece piezas se organizan, a su vez, en dos movimientos en los cuales, tras los correspondientes “preludios”, se disponen cinco danzas en idéntico orden, repitiéndose en el primero el “minueto”, con lo que se fractura cualquier posible simetría: “Sol mayor”, donde el poeta escucha el pentagrama de la naturaleza y contempla con perplejidad y mirada celebrativa sus misterios cotidianos, al tiempo que el silencio y el tono meditativo adensan el discurso, volviéndolo más hermético y conceptual; y “Sol menor”, en el que su mirada escudriña los tendederos de las calles y azoteas de una ciudad de provincias, y busca cobijo en los vestigios de naturaleza que sobreviven en ella.
La música es también el eje de los doce poemas de “Aire”, de marcado tono elegíaco, en los cuales el escritor afincado en Córdoba aborda la ausencia y cierto sentimiento de privación, que se entrelaza sutilmente con el de renuncia, como forma de alcanzar la plenitud y la serenidad necesarias para escudriñar lo que nos rodea con la mirada abierta al asombro.
Los poemas de García Obrero nacen, pues, de la observación de quien pasea con la intención de hilvanar percepciones, intuiciones y reflexiones en un poema en apariencia sencillo -aunque de una complejidad simbólica asombrosa-, que nace de lo perceptible y de lo cotidiano, pero que busca lo incomprensible, lo que nos desborda y permanece oculto, aquello de lo que tan solo se pueden intuir, y de manera fragmentaria, algunas esquirlas.
Para ello su mirada oscila de la realidad exterior a la interior, a través de un ejercicio intelectual exento de cualquier fuego de artificio y de cualquier fácil concesión. Sin embargo, en este vaivén solo puede captar las interrogantes sobre las que se construyen tanto la propia identidad como la relación del sujeto con el fragmento de mundo que le ha tocado habitar, y lo hace a través de unas poderosas imágenes, de la riqueza expresiva, de una personal musicalidad sustentada tanto en la selección léxica como en la sintaxis y de una palabra exacta y sugerente, sobre la que actúa como un orfebre, moldeándola, sabedor de sus fisuras y de sus aristas, pero también de su energía, de su resistencia y de su poder evocador, revelador y prodigioso.
sábado, 21 de octubre de 2023
Merodear por el alrededor. 'Mapas del vagabundo', de Miguel Floriano
Mapas del vagabundo es el sexto poemario del joven Miguel Floriano (Oviedo, 1992) y viene a sumarse a dos entregas iniciales omitidas por el propio autor en su bibliografía -Diablos y virtudes (Seleer, 2013) y Tratado de identidad (Oblicuas, 2015)-, a Quizá el fervor (La Isla de Siltolá, 2015), a Claudicaciones (Renacimiento, 2016) y a La materia y la envidia (Alhulia, 2019; XII Premio de poesía Antonio Gala). Presente en antologías como Diversos (2015), Regeneración (2016), Mucho por venir (2017), La luz a ti debida (2017) y Los últimos del XX (2020), se ha convertido en una de las voces más nombradas entre los poetas menores de 30 años.
En esta nueva entrega, su poesía busca un tono metafísico ya desde el poema sin título que abre el conjunto -uno de los más conseguidos- y en las trece composiciones de la sección primera (“El reino”), auténtica espina dorsal del volumen, que se completa con “El eco”, doce poemas de tono menos solemne, y una interesante “Coda” final.
A lo largo de todo el libro el poeta merodea entre las cosas que lo rodean, al tiempo que realiza un viaje interior en el que contrapone el ser a la realidad en una búsqueda incesante de respuestas ante los indicios que le ofrece esta. Con una dicción cuidada que, en la segunda parte, no renuncia al coloquialismo y con una palabra pulcra, el poeta se mueve entre la objetividad y la subjetividad como formas de desvelar el alrededor, al tiempo que apuesta por cierto distanciamiento como vía para abordar la identidad. Para ello acude a una polifonía de personas, dando la impresión de ser todas ellas una prolongación de la primera; de hecho, la segunda persona se fusiona con esta, frecuentemente, en un poliédrico nosotros.
En definitiva, Floriano apuesta en este nuevo libro por una poesía existencial sustentada en un frágil puñado de certidumbres, que duda de los propios límites del yo y de la única herramienta de este para conocerse, la palabra, definida por la erosión y la connotación.
miércoles, 18 de octubre de 2023
'Anuario', de Elena Felíu; 'Las sílabas y el cuerpo', de Reiniel Pérez Ventura; y 'Materia', de Yolanda Castaño
Según el DLE, “anuario” es un “libro que se publica cada año como guía para determinadas profesiones, con información, direcciones y otros datos de utilidad”. Este es el sintético título del cuarto poemario de Elena Felíu Arquiola (Valencia, 1974), una suerte de guía íntima y personal en la que se recogen los vértices sobre los que se sustenta la obra y la existencia de la poeta, que plantea, a través de cuatro secciones, un viaje desde la asunción de las fallas que nos conforman (“En medio de estas sombras”) hasta la gratitud que inunda “Los asideros”, once poemas en los que hace un recuento de las personas que la sostienen: los hijos, la pareja, al padre, los amigos… Entre medias, el lector se encuentra con “Transición”, siete poemas construidos a partir de diferentes citas de Antonio Lucas en los cuales aborda el asombro ante lo inédito como catalizador de la creación y de la existencia; y “Mirar atrás”, donde se detiene un instante para contemplar la senda transitada. La mirada reflexiva de la poeta observa con extrañeza el alrededor y el asombro cristaliza en unos poemas breves, de tono aparentemente sencillo, cargados de sugerencia e inteligencia.
Con Las sílabas y el cuerpo el poeta cubano Reiniel Pérez Ventura ha conseguido dos hitos en la historia del premio Loewe: se ha convertido en el ganador más joven de todas las ediciones, con tan solo 23 años, y es el primer autor inédito que se alza con el prestigioso galardón. El explícito título declara los dos pilares sobre los que se sustenta la arquitectura de este soñado debut literario: la poesía y el cuerpo. La plenitud y sensualidad del cuerpo femenino es el manantial del que brota la palabra. De este modo, el cuerpo se convierte no solo en el ámbito de encuentro entre un tú y un yo, sino entre la palabra y el poeta. No en vano, poesía y cuerpo se presentan como las dos caras de una misma realidad: el amor. Escribir es un acto de amor. Amar es un acto de escritura. Se funden, así, palabra y sensualidad, ritmo y carnalidad… en un incesante vaivén de sensaciones que el poeta intenta transmitir al lector con un tono que se mueve entre lo hímnico y lo celebrativo a través de un desbordante verso libre y de un rico entramado verbal y metafórico que le otorgan una profunda unidad a los diez largos poemas que conforman este libro.
Materia es el séptimo poemario de Yolanda Castaño, una de las voces más importantes de la actual poesía gallega. La obra, en edición bilingüe con traducción de la propia poeta, agrieta el concepto de “matria” y, a partir de la paranomasia resultante al añadir la letra “e”, indaga en los nexos existentes entre las raíces familiares, la identidad y la renuncia a la maternidad. Tal labor de introspección se lleva a cabo a lo largo de tres secciones que se corresponden con los estados de la materia -líquido, sólido y gaseoso-, asociados a los distintos tiempos -pasado, presente y futuro-.
En los dos poemas de “Un río subterráneo”, Castaño sondea la memoria y las raíces familiares mediante las historias de sus dos abuelas. En cambio, en “Iceberg”, excava la parte menos visible que conforma la esencia de un yo libre y poliédrico: el amor, la identidad o la amistad. Finalmente, en “Nube o el peso de la ingrávida” escudriña la dimensión más inestable de la materia para conversar a media voz con la hija que ha decidido no tener, abandonando cualquier esquema heredado y transitado, con sugerente y arrebatadora potencia.
lunes, 16 de octubre de 2023
La poesía erótico-mística de Rumí
Bajo el título de Pequeño gran Rumí. Poesía escogida, la editorial Cántico publica una interesante selección del poeta y místico sufí del siglo XIV. La edición y traducción corre a cargo de José M. Carte, quien recoge casi un centenar de poemas, organizados en dos secciones: “Selección de poemas”, al final de los cuales se ofrecen dos textos en prosa, y “Poemas breves”.
Lo primero que debemos tener presente al acercarnos a la obra de Rumi, como a la de cualquier místico, es que difumina el concepto de autoría al sentir que su creación es parte de la obra divina y, por tanto, contribuye a revelarla; además, el hecho de considerarse miembro de una comunidad, al igual que el hindú Kabir, le lleva a compartir la paternidad de lo escrito con diversos amigos: en un primer momento, con Shams de Trabriz y, tras la muerte o desaparición de este, con Hussam Chelebi.
Sus composiciones, como es habitual en los monjes sufíes, presentan cierto hermetismo en la medida en que el poeta intenta expresar lo inefable, es decir, aquello de lo que no se puede hablar, aquello que no puede decirse o es imposible explicar, con lo cual debe acudir al poder connotativo del símbolo para intuirlo. Ahora bien, mientras los demás caen en la abstracción y en la oscuridad, el poeta persa logra una calidez y humanidad inusuales, sostenidas en el tono a media voz, en la selección léxica precisa y en el uso de un sutil y delicado entramado metafórico (taberna, vino, viento, río, jardín, mano, rosa, narciso, ruiseñor….) mediante el cual aborda temas como la naturaleza del amor, el dolor, la amistad, el cuerpo, la incapacidad de los sentidos para vislumbrar la auténtica realidad, el deseo, el instante, la soledad pretendida como forma de estar abierto al hallazgo, la unidad del cosmos, la belleza de Dios, la confianza en el ser humano -que es reflejo de la belleza divina-, el éxtasis, la anulación del yo o la insuficiencia del lenguaje para nombrar a Dios y la unión con él.
Y aquí radica el germen de toda su obra: el anhelo de encontrar a Dios y de unirse con él. Dios es nombrado como el Amado y es el objeto ilimitado de deseo, aquello que se busca y que, al encontrarse, embriaga el alma. Se trata de una búsqueda continua que le obliga a vagar sin rumbo por una serie de espacios naturales, entre los que destacan el jardín y el río. Sin embargo, antes de iniciar este camino de persecución incondicional, debe despojarse de todo lo que le sobra, de toda ambición y de toda pasión, para alcanzar un estado de ataraxia y reducirse a simple esencia, lo que le permitirá fluir plácidamente y en armonía con el alrededor, gozando sin excesos de la vida y ansiando solo el disfrute del instante. Llegado a tal estado, el sabio ha de entregarse al silencio como vía para borrar las fronteras de la propia identidad, intuir la divinidad y ascender hacia ella. Solo así puede elevarse, salir de él, incendiarse, llenarse de transparencia, alcanzar la plenitud y arder en la unión hasta consumarse en la unidad. Este momento de plenitud, aspiración última del creyente, es la “fana” o fusión con Dios que, a pesar de su condición efímera, da sentido a toda la existencia.
Aunque conoce a la perfección el Corán, Rumi fundamenta todo su pensamiento en el sincretismo y en el respeto a las demás religiones, en una fascinante huida de los dogmas y en una conmovedora apuesta por la vida, por la tolerancia y por la libertad a la hora de abordar el deseo de plenitud del ser humano. Semejante modernidad es puesta en valor por la presente edición, que descubre poemas hasta ahora desconocidos en nuestra lengua y nos da la medida de la altura de los versos de Rumi, considerados una de las expresiones más sublimes de la mística universal y cuya humanidad sigue emocionando al lector de hoy.
jueves, 5 de octubre de 2023
La belleza de la herida
Belleza sin nosotros es el título del nuevo libro de Marcos Díez (Santander, 1976), con el que ha conseguido el XXIV Premio de poesía Generación del 27, un paso más en una trayectoria reconocida y reconocible que contiene obras como Puntos de apoyo (Creática, 2011), Combustión (Visor, 2014; Premio de poesía Hermanos Argensola y Premio de poesía Alcalá de Henares) y Desguace (Visor, 2018; Premio de poesía Ciudad de Burgos).
Fiel a sus presupuestos éticos y estéticos, el escritor santanderino plantea a lo largo de los cuarenta y ocho poemas articulados en dos secciones pretendidamente asimétricas, “Nadie sabe de mí” y la que da título al conjunto, la vaciedad del concepto de belleza, entendido como un simple constructo, inútil en la medida en que el mundo se mueve sin necesidad de él, y constata la herida que brota de la realidad cotidiana, a partir de la cual el artista puede crear lo que tradicionalmente se ha llamado belleza.
Para ello actúa como un mecánico sobre el lenguaje, eliminando todo lo accesorio, hasta llegar a percibir las cosas de una manera más limpia y menos connotada. Solo así se puede acometer una labor de introspección que va indisolublemente unida a la otredad, creando un espacio en que las fronteras entre el tú y el yo se diluyen en un complejo nosotros. En este sentido, el título del libro nos recuerda a Tierra sin nosotros (1947) de José Hierro. No es el único guiño al poeta nacido en Madrid, cuya infancia transcurrió en Santander; de hecho, una de las tres citas que abre el conjunto también es suya y el título de la primera sección nos trae a la memoria el mítico Cuanto sé de mí (1957).
La mirada reflexiva que caracteriza a Díez, capaz de extrañarse ante lo que tiene delante de los ojos, se adensa y busca el cauce de una palabra más intensa, despojada y sobria, al tiempo que ahonda en los pilares que sustentan su producción poética: la reflexión existencial, la contemplación serena del paso del tiempo, el desengaño, la soledad, las dudas, cierto pesimismo que no niega el goce del instante, el amor cotidiano y los seres que ya no están pero siguen formando parte de su geografía interior.
viernes, 22 de septiembre de 2023
Bajo la corteza
Bajo la corteza Marina Tapia (Valparaíso, Chile, 1975) busca la savia que nutre todo el árbol que es ella. A partir de este eje vertebra su último poemario, Corteza, editado por la editorial granadina Elenvés, dentro de su recién nacida colección Innana Poesía. Se trata de treinta y un poemas divididos en dos partes asimétricas, “Raíces hondas” y “Ramas altas”, ambos títulos tomados del poema “Desarmada”, de Ángela Figueras Aymerich, cuya cita inicial es toda una declaración de intenciones y marca el itinerario propuesto por la poeta.
Entre ambas secciones existe una cuidada red de vasos liberianos y leñosos cuya capilaridad va dejando poemas sutiles que, partiendo de la memoria, abordan un irrenunciable proceso de aprendizaje sobre la propia identidad, que lleva a la aceptación del yo, con sus grietas y contradicciones.
En los veintidós poemas-raíz Tapia evoca todos los yoes que ha sido y revisa los miedos y las certezas, las dudas y las huellas, las culpas y el propio cuerpo, en un intento de despojarse de todo lo accesorio, hasta llegar a la nervadura identitaria.
A continuación, en los nueve poemas-rama, establecido ese anclaje vital, el yo poético se reconoce en otras voces de mujeres con las que comparte horizontes y grietas, a las que homenajea y a las que siente parte de una misma genealogía, de la que se considera eslabón.
Todo esto con un verso que nace de lo cotidiano y que, a través de una cadencia elegante, hilvana momentos comunes ofrecidos al lector con un gesto de entrega y gratitud, como el del árbol que se sabe parte de un paisaje porque existe una persona que apoya su mano sobre su tronco y percibe el bombeo exacto de la savia.
Autora: Marina Tapia
miércoles, 20 de septiembre de 2023
Sensualismo manierista y vitalismo reflexivo
Nombres como Ana Blandiana, Mircea Cărtărescu o Dinu Flămând bastan para afirmar que la poesía rumana vive su particular edad dorada. Apenas dos años después de su aparición en Rumanía, la editorial Visor publica en una cuidada edición bilingüe Primavera en Praga, de Dinu Flămând (Transilvania, 1947), cuya traducción corre a cargo de Catalina Iliescu Gheorghiu.
El libro se estructura en dos grandes secciones: “Elegías”, formada por veintiún poemas, marcados por la memoria de una infancia de pueblo y por la conciencia dolorosa del paso del tiempo, en los que se funden pasado y presente; y “Epigramas, sátiras y bucólicas”, cincuenta composiciones de tono más variado que van desde lo ingenioso a lo celebrativo, desde lo reflexivo a lo sensual, desde el vitalismo dionisíaco a la profunda serenidad en la contemplación.
La poesía de Flămând brota de un estado de asombro por parte de un yo poliédrico, cuya mirada es capaz de extrañarse ante los pequeños detalles cotidianos, que son percibidos de manera dolorosa, crítica y sensual. Estos acontecimientos mínimos encierran una especie de trascendencia elemental y muestran una visceral resistencia al inexorable paso del tiempo, frente al cual, antes o después, acaban sucumbiendo. A partir de ellos, el poeta aspira a nombrar, tensionando el lenguaje y llevándolo hasta el límite, aquello que se resiste a ser nombrado, consciente de la connotación de las palabras, por lo que cuida mucho la selección léxica y huye de los términos desgastados y manoseados, acudiendo, en ocasiones, a un vocabulario arcaico y en desuso.
Este libro, que, en palabras de Luis García Montero, “quizás sea el mejor libro de este gran poeta rumano que es también una de las voces esenciales de la poesía europea contemporánea”, supone, pues, una buena ocasión para descubrir o profundizar en un poeta vitalista y reflexivo, sensual y manierista, que adelantó la renovación expresiva propuesta por los autores de los años 80 y que recuperó un discurso que, al reivindicar la realidad circundante, adquiere un mensaje inequívocamente crítico y comprometido.
Autor: Dinu Flamand
lunes, 18 de septiembre de 2023
Humanismo y esteticismo
En vecindad, no en compañía (La Isla de Siltolá, 2022) es el séptimo poemario de Diego Medina Poveda (Málaga, 1985). En estos tiempos líquidos, en los que se impone el vértigo, la idealización de la juventud, la mitificación del talento y el cambio constante, unidos a la sacralización consumista de que más y mejor son sinónimos, es cada vez más frecuente encontrar poetas que, apenas cruzada la frontera de los treinta y con seis o siete libros a sus espaldas, deciden renunciar a todos ellos o a la mayoría. Frente a tal actitud, reconforta la de quien reconoce cada una de sus publicaciones, consciente de que -aun siendo en algunos casos bancos de prueba- conforman su apuesta.
Esta nueva entrega de Medina Poveda tiene lugar apenas dos años después de que lograse un accésit del premio Adonáis con Todo cuando es verdad (Rialp, 2020), por el que, además, recibió en 2021 el Premio Andalucía de la Crítica de Poesía. Entre ambos libros hay muchos vasos comunicantes; de hecho, el que nos ocupa nace como una continuación del anterior, con el que comparte, además de varios hilos temáticos, una misma mirada crítica cargada de humanismo frente a la sociedad actual.
El título, tomado de Claudio Rodríguez, remite a la soledad de una sociedad cada vez más deshumanizada, en la que se comparte espacio, que no lazos, con multitud de desconocidos. Este es el tema que vertebra una obra que, a pesar de su brevedad -está articulada en dos partes, de ocho poemas cada una, y un epílogo-, presenta una gran intensidad y una profunda cohesión y unidad, siendo el romance heroico el cauce formal en el cual está escrita en su totalidad.
La primera sección, que lleva por título “Estancias interiores”, se abre con un poema inspirado en una historia de acoso escolar (“El niño frente al mar”), que marca el tono y la altura del resto. En las siguientes composiciones se plantea la complejidad del ser humano y la necesidad de detener el tiempo para realizar un ejercicio de conocimiento de la propia interioridad.
En la segunda, titulada “Otro hogar”, en cambio, se ahonda en la imagen de la casa, forjada en su anterior volumen, y se apuesta por el cuerpo como morada del individuo, mientras la mirada del yo poético se detiene en pequeñas escenas de la vida cotidiana, incidiendo en las trabas que el sistema coloca en la vida, de manera imperceptible, para que la existencia sea cada vez más precaria y se olvide la importancia axial del amor. Pese a este tono aparentemente desolado y pesimista, en los poemas finales brota la esperanza y el autor muestra su confianza en la capacidad del ser humano para luchar, a través del amor, contra la soledad absoluta a la que aboca una sociedad cimentada sobre el frío hormigón del materialismo y el consumismo, y construir, así, un mundo nuevo.
Es en esta certidumbre donde radica la visión humanista de un poeta cuyo discurso hunde formalmente sus raíces en la poesía barroca y clásica para observar con una mirada crítica las grietas de la sociedad actual, apostando por la necesidad de renovar las relaciones sociales a través del amor, fundiendo de este modo ética y estética.
Autor: Diego Medina Poveda
sábado, 16 de septiembre de 2023
El amor como rebelión
Hace 202 años que Alexandr Pushkin (1799-1837), exiliado en el Cáucaso, Ucrania y Besarabia por su oposición al régimen zarista y por sus ideas revolucionarias, publicaba, con apenas veinte años, Ruslán y Liudmila. Ahora, en plena invasión de Ucrania por parte de Rusia, la editorial Visor publica la primera gran obra del autor de Boris Godunov, traducida por Manuel Ángel Chica Beneyas, quien firma un breve pero certero prólogo. Se trata de la primera traducción completa al español que cuenta, además, con el valor añadido de estar en un cuidado verso blanco que intenta reproducir la cadencia del metro pushkiano y la textura de su palabra y de su discurso. Hasta ahora solo había una traducción parcial en prosa, de los años sesenta, en la cual se eliminaban las divagaciones, los comentarios del autor y los pasajes de mayor contenido erótico.
Este extenso poema narrativo, publicado por entregas en la revista El hijo de la Patria durante la primavera de 1820, apareció en forma de libro en mayo de ese mismo año y supone el inicio del Siglo de Oro de la literatura rusa. Su éxito fue tal que en 1828 se publicó una segunda edición para la cual Pushkin escribió el prólogo y el epílogo, al tiempo que aligeró el estilo.
En la obra se funden sin estridencias la tradición oral de su país y las leyendas heroicas recogidas en las “bylinas”, poemas populares anónimos medievales escritos en verso blanco que narraban leyendas épicas rusas, con las influencias de occidente, fundamentalmente de Ariosto, Goethe y lord Byron.
La acción, situada en la Edad Media, comienza en Kiev, donde acaba de celebrarse la boda entre la princesa Liudmila y el príncipe Ruslán. En mitad de la celebración surge una niebla misteriosa, con la cual desaparece la princesa recién desposada. El padre de esta, al no estar consumado el matrimonio, ofrece la mano de su hija a quien la traiga de vuelta. Ruslán y otros tres pretendientes parten en su búsqueda.
El poema, por tanto, está concebido como un viaje iniciático por parte del héroe, que debe liberar a su prometida, pero para ello tendrá que sortear numerosas situaciones sobrenaturales, enfrentarse con otros personajes y atravesar lugares mágicos. En este hilo narrativo se insertan episodios de tono variado, que van desde lo cómico a lo épico, pasando por lo amoroso y lo político. El amor, pues, es concebido como la meta más noble a la que puede aspirar el ser humano y la relación entre los jóvenes amantes se presenta como una rebelión ante un mundo caduco y obsoleto, anquilosado en sus incongruencias y en sus vicios.
El lector se encuentra, pues, ante una ocasión inmejorable para adentrarse en la primera gran obra del padre de la literatura rusa, creador de la magna novela en verso Eugenio Oneguin (1833), y encontrar argumentos que inviten a la oposición y a la lucha frente a las injusticias, reivindicando la lectura como un acto de libertad y de resistencia.
viernes, 15 de septiembre de 2023
Entre Aquiles y el doctor Rieux
Tras una breve invocación a la divinidad, la Ilíada comienza con la visita de Crises, sacerdote de Apolo, al campamento de los aqueos para pedirle a Agamenón que le devuelva a su hija, Criseida, que ha sido tomada como botín tras el saqueo del templo del dios. Ante la negativa del átrida a devolverla, a pesar del rescate ofrecido, el padre implora la ayuda de la divinidad, quien dispara flechas de “pino” con su “arco argénteo”, extendiendo rápidamente por el campamento aqueo una epidemia de peste que duraría nueve días.
Este tiempo de reclusión es el punto de partida del nuevo libro de Javier Velaza (Castejón, Navarra, 1963), El campamento de los aqueos, que le ha valido el XLII Premio Internacional de Poesía Cuidad de Melilla, en cuya primera parte, la que da título al mismo, se construye una alegoría en la cual se aborda la pandemia que asola la humanidad desde hace dos años y que lleva cobradas más de 103 000 vidas en España y más de seis millones en todo el mundo -aunque algunos estudios calculan el exceso de muertes de estos dos años en algo más de dieciocho millones-.
El encierro, las ausencias, la necesidad de estar confinados, la casa que ha dejado de ser hogar para convertirse en simple refugio, la ausencia de futuro, la monotonía de los días vacíos, la sensación de apocalipsis, el cobijo de la literatura, la apariencia de irrealidad de lo vivido desde el interior de casa, el miedo que nos ha mantenido encerrados, la belleza del mundo sin nosotros, la alienación de las filas, los muertos, la necesidad de la poesía ante la incertidumbre, son algunos de los hilos sobre los que construye estos versos de marcada estética culturalista y de cierto tono épico, que dejan una interesante meditación acerca de los nuevos “héroes de este tiempo” -a los que tan solo se les ha pedido que no salgan de casa en los momentos más terribles- y plantean la necesidad de redefinir nuestra relación con el mundo al poner sobre la mesa que el pecado de “hybris” del hombre actual es considerarse dueño de todo cuanto está a la vista y, por tanto, creerse, como un caprichoso Agamenón movido por su falo, con derecho a poseer todo cuanto el mundo ofrece, sin pararse a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.
Así, tras indagar en los mismos temas en “La eme diabólica”, el poeta acude en la tercera sección, “Fiesta en Orán”, a otro clásico de la literatura universal, La peste, de Albert Camus, y su célebre doctor Rieux quien, al proponer como “héroe del relato” a Joseph Grand, afirma de él, con una filantropía y modestia nacida del convencimiento de que su único mérito es estar haciendo su trabajo diario: “Oui, il est vrai que les hommes tiennent à se proposer des exemples et des modèles qu´ils appellent héros, et s´il faut absolument qu´il y en ait un dans cette histoire, le narrateur propose justement ce héros insignifiant et effacé qui n´avait pour lui qu´un peu de bonté au coeur et un idéal apparemment ridicule”.
De este modo, se produce una interesante conexión de la épica homérica con la nueva épica que defiende Camus y con el convulso tiempo de pandemia en que aún estamos inmersos, aunque se haya “gripalizado” el covid-19 en un intento de recuperar una cómoda y anestesiante normalidad.
(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 29 de octubre de 2022, p. 9)
miércoles, 13 de septiembre de 2023
Transitoriedad y desolación
Bajo el signo del cazador es el título del libro escrito al unísono entre Javier Gilabert (Granada, 1973) y Fernando Jaén (Granada, 1975), con el que han sido finalistas del Premio Villa de Peligros. Flanqueados por un interesante prólogo firmado por Luis Miguel Sanmartín y por un breve pero jugoso texto de contracubierta de Jorge Pérez Cebrián, se distribuyen los treinta y cuatro poemas en dos partes asimétricas, “Desierto” y la que da título al volumen, además de un poema inaugural, “Con las primeras luces”, articulado en cuatro movimientos.
La cita de Valente que abre “Desierto” (“Cruzo un desierto y su secreta / desolación sin nombre”) marca los ejes de coordenadas a partir de los cuales se construyen los veintinueve poemas de la sección, médula espinal del conjunto, en los que el sujeto poético deambula entre la arena de un paisaje primigenio e ignoto, que lo acoge y le duele, a partes iguales, movido por la incertidumbre y por la única certeza que da sentido a la existencia: el inexorable paso del tiempo, ese cazador que determina todo discurrir por el mundo.
Las huellas, pues, son lo único que quedará del ser humano; sin embargo, en la inmensidad de esta tierra baldía, su fragilidad apenas le sobrevivirá y pronto serán borradas por el viento o reescritas por otros pasos desconocidos en la fragilidad e inestabilidad de las dunas.
De este modo, celebrar la vida es mirar nuestro camino con gratitud y asombro, conscientes de que dicha celebración solo tiene sentido en la medida en que Orión, el cazador implacable y despiadado que se jacta de ser capaz de matar a todos los animales, convierte en desolación todo cuanto está a la vista. Solo desde esta conciencia de transitoriedad, se puede cantar el instante y su efímera eternidad, su quebradiza belleza y su imperfecta armonía hasta llegar a ser el canto.
Pese a los esfuerzos por evitarlo, este desierto lo engulle todo, como recogen los versos de Javier Egea que portican la parte final (“Fuimos muriendo todos / hasta que todo se volvió desierto”), en la que la desolación última se impone como única verdad incontestable: “Mañana la morada de este hombre / quedará en nada, ni cielo ni arena, / barrida por el aire del desierto”.
lunes, 11 de septiembre de 2023
La lectura, acto de amor y resistencia
A la espera de que Cuadernos del Sur regrese tras las vacaciones, voy a ir recuperando las reseñas publicadas en el suplemento a lo largo del curso pasado y que, por diversos motivos, no recogí en el blog.
“Hay palabras que, a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad”, decía Julio Cortázar. En las últimas décadas se está produciendo una aceleración de este inevitable proceso de erosión de los vocablos; no obstante, más allá del desgaste al que están sometidos por el uso inadecuado,existe todo un entramado sistémico y de sinergias que, actuando de modo similar a la materia oscura en la configuración y expansión del universo, conduce, a través de la manipulación, la devaluación de los significados, el empobrecimiento del léxico o la banalización, a una higienización del lenguaje con la cual se intenta moldear ciudadanos acríticos y conformistas, que articulen su vida en torno a un fraudulento concepto de felicidad que los obligará a trabajar de lunes a viernes, en condiciones cada vez más precarias, para pagar la hipoteca, la luz, la gasolina o unos alimentos de primera necesidad cuyos precios están creciendo por mera especulación, contribuyendo a que la maquinaria del sistema no se detenga.
Como contrapartida se les acotará el mundo, previo borrado de aristas, haciéndolo menos inhóspito, al tiempo que pequeñas fracturas se convertirán en fallas con las que inducir la dosis de miedo y de fanatismo necesaria para impedir el razonamiento. Paralelamente, se eliminará cualquier atisbo de conciencia de clase y se sacralizará el ocio con la intención de que, como autómatas, repitan unos hábitos estandarizados de entretenimiento tanto fuera como dentro de casa.
En este sentido, asustan las horas pasadas delante de pantallas, ya sea para ver series de moda, jugar a videojuegos o, simplemente, deslizar de modo inconsciente los dedos por la superficie del móvil o de la tableta. Estas herramientas digitales anulan la capacidad de pensar mediante la continua sobreexposición a la velocidad y al vértigo, al tiempo que crean una realidad artificial y simplificada, pues ofrecen solo aquella parte que quieren que veamos, robándonos la libertad de imaginar y de pensar por nosotros mismos, de movernos por las fronteras y de buscar el horizonte, de existir en los márgenes y de tantear las grietas.
Por eso, Guillermo Busutil (Granada, 1961) apuesta en Papiroflexia, editado con mimo por la editorial Fórcola, por recuperar la pausa, el silencio y la lectura, como formas de activar el pensamiento y de rebelarse, pues una sociedad que no lee desconoce las palabras y pierde el sentido crítico, la imaginación y, en última instancia, la libertad.
Semejante reivindicación se hace a modo de una personal invitación a la lectura desde el amor a los libros y desde el placer de leer -que solo se puede alcanzar desde la disciplina convertida en costumbre-. No en vano, el escritor afincado en Málaga se define continuamente como lector y se muestra como un ferviente defensor de los libros, de los escritores y de las librerías, que son el magma que nutre estos 751 aforismos, articulados en cinco secciones que forman una personal conjugación verbal de la cual se eliminan los tiempos de pasado, pues la lectura y los libros son presente y, por supuesto, futuro: “Presente de indicativo”, “Presente de imperativo”, “Presente de subjuntivo”, “Futuro perfecto” y “Futuro”.
Solo desde este enfoque vivencial -en el cual es andamiaje del ser y equipaje de mano-, la lectura puede concebirse como un acto de amor íntimo, pero también de conciencia y de resistencia, que nos permite vislumbrar las fisuras para denunciarlas y avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
La intensa personalidad, la amplia cultura y la sutil inteligencia del premio Nacional de Periodismo Cultural 2021 se unen, en un ejercicio de papiroflexia, para crear, plegando las lindes de la poesía y del pensamiento, sin necesidad de tijeras ni de pegamento, unas caracolas o grullas mínimas, capaces de sugerir distintos significados a cada lector en virtud de su concisión y de la belleza de un lenguaje profundamente poético, que desborda los límites del pensamiento.
En este sentido, Nuria Barrios, quien firma un breve pero maravilloso prólogo titulado “Pajaritas de papel”, afirma que “Guillermo Busutil escribe como si cada línea fuese un surco y cada frase una semilla”. El fruto es un libro homogéneo, cuyas audaces y breves reflexiones están escritas con rigor y exigencia para encontrar el punto exacto entre belleza y parquedad, entre concisión y sugerencia, entre constancia y placer, entre lirismo y reflexión, entre emoción y pensamiento.
martes, 22 de agosto de 2023
Deporte en la calle
Comparto con vosotros mi colaboración en la revista de la Feria y Fiestas 2023 en honor de Nuestra Sra. de Guía y San Jacinto, de Villabueva del Duque, uno de los tres vértices geográficos sobre los que se sustenta mi biografía.
miércoles, 31 de mayo de 2023
En el homenaje del Ateneo de Córdoba a Gala
El pasado otoño, el Ateneo de Córdoba organizó, en colaboración con la Fundación Antonio Gala y la Fundación Cajasol, la Semana Cultural 'Córdoba de Gala' para homenajear la figura de Antonio Gala. Mi buen amigo Manuel Gahete me invitó a participar en un libro homenaje y decidí unir un poema mío, "Llegada", perteneciente a Perímetro de la tarde, con unos versos de Enemigo íntimo. Ambos libros consiguieron un accésit del premio Adonáis: el suyo en 1959, el mío en 2006.
LLEGADA
Hay tardes en
que todo
huele a enebro
quemado
y a tierra prometida. Antonio Gala
Llegas como cualquier amanecer,
mezcla frágil de sueños, frío y luz.
Desnuda te derramas suavemente
sobre la piel. Sin ruido.
Te entregas, con arena en tus palabras,
perdiéndote en el pozo
de unos brazos que tienen la cadencia
de la espuma del mar.
Levantas con tus manos castillos de papel,
pentagramas de jaras,
la marea de los charcos sin límite
y las alas quebradas del deseo.
Tú, guía, que presentas el anverso
de la ciudad y de sus luces,
la penumbra del labio amado,
y traes a los sueños
el aroma de las escurridizas
leyendas infantiles.
No bastan las cenizas que se vierten
sobre el tallo sesgado del jazmín
ni el aire que se escapa a bocanadas
por las rendijas entreabiertas
del cielo.
La vida es una torpe elipsis
y nos cuesta.
martes, 30 de mayo de 2023
'Paréntesis'. Homenaje a Antonio Gala en 'Suspiro de Artemisa'
En el año 2014, Calixto Torres me invitó a participar en el número 9 de su revista 'Suspiro de Artemisa', en homenaje a Antonio Gala. Compuse un breve poema para la ocasión, que ahora comparto con vosotros aquí.
PARÉNTESIS
Aunque quiero
escribirte
acerca de la luz
construida,
tan solo puedo
hablar de los paréntesis
que forman parte
de nosotros.
Y con dificultad.