jueves, 26 de mayo de 2022

Pensar la mirada: "Fruto previo", de Juan Antonio Bernier

 

 

Hace unos días, aparecía en Culturamas esta reseña del último libro de Juan Antonio Bernier, Fruto previo.

 

 

Apenas cuatro años separan Letra y nube (Pre-Textos, 2017) de Fruto previo (Pre-Textos, 2021) y, sin embargo, nos encontramos con un Juan Antonio Bernier (Córdoba, 1976) distinto. Así, aunque el tono, el punto de vista, los temas y los motivos sean los mismos, se produce un afinamiento de la mirada y un adensamiento del discurso que llevan al poeta a tomar conciencia del instante y de su efímera inmensidad, a agradecer lo recibido, a ahondar en la memoria, a abismarse en la propia interioridad y a conocerse a través del otro y del alrededor.

Los treinta poemas que conforman el libro que nos ocupa, elegantemente editado por Pre-Textos tras ser reconocido con el I Premio Internacional de Poesía Ciudad de Estepona, se articulan en cinco secciones. La primera, que da título al conjunto y sirve de pórtico al mismo, está compuesta por tres poemas entre los que destaca el inicial, “Comparto mi atención”, eje de abscisas que marca el tono y delimita el dominio del discurso: el yo poético se limita a merodear por el alrededor, tanteando la esencia de las cosas más triviales hasta que sucede el hallazgo y se produce la “Inundación del área de fractura”.

Este es el sugerente y programático título de la segunda parte, compuesta por seis textos entre los cuales destacan el homónimo, cuyo primer verso remite al lector al ensayo Breves erizos verdes (Cántico, 2021); “Contra la oscuridad”, con sus centelleantes imágenes; y el inmanentista “Teoría de la visión”.

Los diez poemas de “Un juez mineral”, por su parte, nacen a raíz del confinamiento, de la sacudida de nuestros cimientos individuales y sociales, de la efímera confianza en un nuevo modo de relación con el planeta y de la constatación de “la belleza / de un mundo sin nosotros”. En ellos el autor pliega la mirada sobre sí mismo al tiempo que mira hacia el exterior, como se observa en “El anuncio de la nueva economía”, “Una pared que medita”, “Un juez mineral” o “Pentecostés de lo inerte”.

Para leer la reseña completa, pinchad aquí.




jueves, 19 de mayo de 2022

Las poetas del 27


 

Doce años después de Peces en la tierra (Vandalia, 2010), antología en la cual reunió a las poetas de la Generación del 27, Pepa Merlo (Granada, 1969) amplía la nómina de creadoras  y abre el arco temporal de publicación, presentando una exhaustiva radiografía de la poesía escrita por mujeres a lo largo de la primera mitad del XX en Con un traje de luna (Vandalia, 2022). Esta nueva selección mantiene la intención reivindicativa, al tiempo que muestra unas pinceladas de la obra de las antologadas, que no puede ni debe ser entendida al margen del contexto histórico y social de la España de la época.
Si en aquella ocasión la profesora de la Universidad de Granada hacía un guiño al poemario de Margarita Ferreras, ahora toma un verso de Concha Méndez para insistir, mediante una bella y sugerente imagen, en la figura de la mujer a la sombra del hombre, sin luz propia, brillando como un simple reflejo, lo que la lleva a vivir transida de un inevitable sentimiento de no pertenencia: “Luz inexistente, con apariencia de realidad, luz de luna. Luz prestada, ficticia, apenas reverberación. El astro desconocido, cuya imagen es la proyección de un reflejo que marca las distintas fases lunares dependiendo de la mayor o menor iluminación que robe al sol: nueva, creciente, llena, menguante. El astro poderoso capaz de influir en las mareas, en el crecimiento de las plantas, en el comportamiento de los animales y, sin embargo, su presencia o ausencia depende de una claridad que no le pertenece”.
Si en aquella primera entrega el criterio seguido comprendía poemarios publicados hasta 1936; ahora, la investigadora amplía el límite cronológico a toda la primera mitad de siglo XX, dando cabida a seis nuevas autoras -Mercedes Pinto, Ángela Figuera Aymerich, Maruja Falena, Ana María Martínez Sagi, Dolores Arana y Alfonsa de la Torre- que, aunque compartieron espacios y vivencias con el grupo del 27, publicaron sus primeros libros tras la guerra, y a nuevos poemarios de las ya presentes en Peces en la tierra. Paralelamente, se han suprimido otras como Margarita Nelken, Clementina Arderiu, Josefina Bolinaga y Esther López Valencia, pues “poco más podía aportarse a la selección allí recogida”.
De este modo, entre las veinticuatro mujeres recogidas en el presente volumen, encontramos voces tan reconocidas como las de Concha Méndez, Rosa Chacel, Carmen Conde, Josefina de la Torre, Ernestina de Champourcin o Elisabeth Mulder, junto a otras como las de Casilda de Antón del Olmet, Gloria de la Prada, Pilar de Valderrama, Lucía Sánchez Saornil, María Luisa Muñoz de Buendía, Cristina de Arteaga, María Cegarra, María Teresa Roca de Togores, Marina Romero, Josefina Romo Arregui, Dolores Cartarineu y Margarita Ferreras.
Tras analizar la conformación del constructo “mujer” y  detenerse en algunas de las estrategias usadas por esta a lo largo de la historia para conquistar un espacio masculino -anonimia, pseudónimo...-, Merlo aborda el recelo del hombre ante semejante conquista, ya a finales del siglo XVIII, antes de demostrar cómo ese miedo “pareció mitigarse durante la primera treintena del siglo XX, con el apoyo de la Institución Libre de Enseñanza y de instituciones como la Residencia de Señoritas o el Lyceum Club”, creándose, por primera vez en nuestra literatura, una generación de artistas masculinos  y femeninos que compartieron espacios en igualdad.
Sin embargo, tras la guerra civil y la reivindicación de la necesidad de “reconquistar el hogar”, bandera de la Sección Femenina de Falange, estos nombres propios femeninos fueron borrados, “engullidas por el silencio de un hogar sin cuarto propio, temerosas, calladas otras a golpe de represalia, exiliadas las que más”.
Exilio, represión y silencio son las evidencias de la “involución” que supuso el final de la Segunda República y la llegada de la dictadura, que obligó a las mujeres a tener que renunciar a su identidad y volver a utilizar nombres masculinos -escondiéndose, incluso, bajo el nombre del marido- para salir de la casa.
Tras el prólogo, una exhaustiva bibliografía precede la selección de poetas, de las que se nos ofrecen unos interesantes apuntes biobibliográficos antes de la cuidada selección de poemas, en número variable, que permite al lector hacerse una idea cabal de la altura e intensidad de la obra de cada una de ellas.
Entre las veinticuatro voces hay múltiples hilos que las acercan, aunque en algunos casos no se conocieran, porque todas viven en un mismo momento histórico y en unas circunstancias políticas, sociales y culturales similares, que las llevan a compartir editoriales, antologías, revistas, lecturas, proyectos culturales… e, incluso, a crear lazos afectivos entre ellas, tejiendo una red de apoyo y ayuda.
Este diálogo sin precedentes en nuestra literatura y en nuestra historia une, pues, a escritoras, pero también a políticas, pedagogas, pintoras, escenógrafas, que se saben parte de una misma genealogía. Además, consigue ir más allá de ellas al alcanzarse una convivencia en igualdad con sus coetáneos, por lo que deben ser estudiadas como parte de un mismo momento literario y no como un simple anexo a la llamada generación del 27.
Lejos de ser una meta alcanzada, Con un traje de luna es una obra en marcha, como demuestra el apéndice en el cual se recogen otras diez poetas -Ana Inés Bonnin, María Alfaro, Chona Madera, Ester de Andreis, Concha Zardoya, Susana March, Trina Mercader, Luz Pozo, Mercedes Chamorro y María Beneyto- que, seguro, darán para nuevas entregas que se siguen revelando necesarias.

 

Autor: VVAA
Título: Con un traje de luna
Editorial: Vandalia
Año: 2022
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 14 de mayo de 2022, p. 7)

 

martes, 17 de mayo de 2022

Devastación y belleza. 'Desear la casa', de Rodrigo García Marina

 

 

Con tan solo veinticinco años y cinco libros publicados en apenas un lustro, Rodrigo García Marina (Madrid, 1996) es una de las voces emergentes más fecundas e interesantes de la actual poesía española. Desear la casa (Cántico, 2021) es el primer poemario del poeta madrileño que ve la luz sin la necesidad de ser premiado, en una apuesta decidida de la editorial cordobesa por voces inconformistas y heterodoxas; no en vano, el propio García Marina acaba de convertirse en el director de Culpables, la nueva colección de la editorial que lidera Raúl Alonso.

El volumen que nos ocupa se suma a La caricia de las amapolas (2016, Consejo Social de la Universidad de Las Palmas; Premio Saulo Torón), Aureus ( Bandaàparte Editores, 2017; I Premio de Poesía Irreconciliables), Edad (Hiperión, 2019; I Premio Tino Barriuso) y El libro de los arquitectos (UNED, 2020; Premio de Poesía de la Facultad de Filología de la UNED).

Desear la casa son ochenta y un poemas en verso libre -apoyados, en ocasiones, en diversas estructuras rítmicas del verso blanco- y cuatro en prosa, distribuidos en cuatro partes -“La casa deseada”, "Ite domum”, “Desear la casa” y “La mudanza”-, a través de las cuales un yo poético, que es en el otro y que articula su discurso desde el otro, realiza un inevitable viaje a los infiernos de la sociedad injusta en que vivimos para regresar, desde la fractura, siendo multiplicidad ante lo unánime.

La palabra de García Marina, indagatoria y visionaria, nace de la fractura y de un íntimo inventario de huecos para transitar la hosquedad del deseo, la brusquedad del amor, el rigor del dolor, la devastación de lo que perturba e incomoda y la aspereza de la violencia sin perder “la confianza en la palabra y en la belleza”, como afirma Ana Gorría, quien firma un interesantísimo prólogo titulado “La jaula se ha vuelto pájaro”.

 

 
 

Autor: Rodrigo García Marina
Título: Desear la casa
Editorial: Cántico
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 14 de mayo de 2022, p. 6)

viernes, 13 de mayo de 2022

Tallar la palabra. 'Proyecto de interiorismo', de José María Higuera


Proyecto de interiorismo es la ópera prima de José María Higuera (Córdoba, 1970), reconocido tallista ornamental que ha conseguido por unanimidad el Premio Internacional Alegría con uno de esos libros que reconfortan -por su madurez y cocción a fuego lento- ante la imperante sacralización de la juventud y de la rapidez.

A partir de la imagen de un edificio, cuyos cimientos y grietas mueven al poeta a un profundo proceso de introspección, pretende crear un espacio interior diáfano y habitable, que se convierta en refugio donde cobijarse frente a la intemperie. Para ello, es fundamental una mirada serena, curiosa y reflexiva, que se detenga sobre las cosas cotidianas y mínimas, aquellas que pasan desapercibidas para la mayoría de las personas pero que encierran, en su pequeñez, una suerte de trascendencia que sirve como espejo al yo para tantear sus aristas e intuir una realidad superior que lo supera y que lo abriga, a pesar de las contradicciones, de las dudas y de la inquietud hacia lo absoluto. Este ritual de exploración del propio yo a través del alrededor tiene un inevitable sentimiento sagrado en la medida en que se detiene en la levedad de la existencia, ebrio de gratitud al saber que es una manifestación de la esencia divina.

Esta labor de ahondamiento se acomete con un lenguaje sencillo, que busca la belleza de la palabra -aunque, a veces, adolezca de cierto barroquismo- y la acompasa con la cadencia de un cuidado verso blanco -heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, fundamentalmente-. La duda (“La grieta de Orive”), la niñez (“La verja”), el deseo de sencillez y plenitud (“Las abejas”), la identidad (“Polvo de estrellas”), el asombro ante la realidad (“El mecanismo de Anticiteria”) o la belleza de lo pequeño (“Bonsái”) son algunos de los ejes temáticos de esta serena, equilibrada, sólida y bien trabada carta de presentación.

 

Autor: José María Higuera
Título: Proyecto de interiorismo
Editorial: Rialp
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 30 de abril de 2022, p. 10)

 


martes, 10 de mayo de 2022

Excavar el yo. 'Yacimiento', de Juan Peña

 

Horadar la piel hasta llegar a los recovecos del propio ser es el propósito que mueve el último libro de Juan Peña (Paradas, Sevilla, 1961), Yacimiento, que acaba de ser editado por La Isla de Siltolá dentro de su elegante colección Siltolá Poesía. Esta obra, que supone una suerte de madurez expresiva, viene a sumarse a La edad difícil (Pre-Textos, 1989), Viviendo con lo puesto (Pre-Textos, 1995; accésit del Premio Rafael Alberti), Días cansados (Pre-Textos, 1997; Premio San Lesmes Abad), Los placeres melancólicos (Diputación de Málaga, 2006), Dura seda (La Isla de Siltolá, 2011; accésit del Premio de Poesía Fundación Ecoem) y Destilaciones (Pre-Textos, 2016), además de la antología La misma monotonía (La Isla de Siltolá, 2013).
En esta compleja labor de excavación, el poeta se vale de la palabra precisa y de un léxico sencillo, que no rehúsa del empleo de recursos como la paradoja, el polisíndeton y, sobre todo, la imagen y el símbolo, que, en su capacidad evocadora, activan el pensamiento.
Entre los objetos que encuentra en este proceso de ahondamiento (vasijas de barro, terracotas, anillos, bustos, cuencos, pero también libros, películas, una caja de cedro o un muñeco de plástico) destaca por su función vertebradora la lucerna que, en la penumbra, es capaz de guiar al poeta en esta incierta tarea de introspección que es, al mismo tiempo, un regreso a lo primigenio, a las raíces.
De este modo, la mirada reflexiva del sujeto se va deteniendo en lo mínimo para dar gracias por todo lo recibido y por todo lo que está oculto y desconocemos, confiriendo al conjunto un tono que se mueve entre lo celebrativo y lo elegíaco: el paso del tiempo, la muerte de los seres queridos, las ausencia y las pequeñas derrotas conviven con la celebración y el gozo de lo vivido.
Y lo hace con un lenguaje sencillo y una palabra profunda, que dotan al discurso de una eficaz condensación expresiva que, en los poemas más breves, deviene en intensa brevedad y deja versos que parecen sentencias esculpidas en piedra, como esta magnífica definición de felicidad: “el acorde perfecto entre nosotros y el mundo”. 

 

Autor: Juan Peña
Título: Yacimiento
Editorial: La isla de Siltolá
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 9 de abril de 2022, p. 9)

 

domingo, 8 de mayo de 2022

Descubrir la poesía de Mary Shelley

 

Escribir una obra maestra como Frankenstein con tan solo dieciocho años y estar casada con uno de los grandes poetas románticos ingleses ha eclipsado el resto de la producción literaria de Mary Shelley (Londres, 1797-1851), quien, además de novelista, fue ensayista, dramaturga, biógrafa y, sobre todo, poeta. Sin embargo, su poesía, repartida entre sus diarios y diferentes revistas de la época, quedó en gran parte inédita en vida, siendo apenas conocida en su propio país. Ahora, la editorial Visor publica por primera vez en castellano estos Poemas en una cuidada y pulcra edición bilingüe que corre a cargo de la también poeta Victoria León, traductora, entre otros, de autores como Oscar Wilde, R.L. Stevenson, Arthur Conan Doyle, Alfred Tennyson o Rudyard Kipling. León afirma, en la interesante “Nota a la traducción”, que ha pretendido ofrecer “una versión en la que el objetivo primordial fuera armonizar la fidelidad al espíritu de cada texto original con su eficacia como poema en la lengua de llegada”. Y creemos que lo consigue con creces.

Aunque Mary Godwin cultivó la poesía desde niña, el grueso de su producción se concentra entre 1820 y 1830, pues los poemas anteriores se perdieron durante su fuga con Percy Bysshe Shelley, en 1814. En este sentido, la inmensa mayoría de los poemas recogidos en el presente volumen se escribieron tras la muerte de Shelley en el absurdo naufragio sucedido en la bahía de La Spezia en 1822, un mes antes de cumplir los treinta años, y nos muestran una mujer de una extraordinaria sensibilidad, enamorada y viuda, que se mueve entre el dolor, la soledad, la memoria, el deseo, el inconformismo y la rebeldía ante un destino cruel. A esto se suman las múltiples vicisitudes que azotaron anteriormente su trágica existencia: el rechazo social tras regresar a Inglaterra embarazada de Shelley, la muerte de su hija, las deudas, el matrimonio con el poeta tras el suicidio de su primera esposa o el fallecimiento de otros dos hijos.

Sin lugar a dudas, la composición más significativa del conjunto es la que lo abre, “El elegido”, un extenso poema en el cual la poeta recuerda los días felices vividos junto a Percy antes de evocar su pérdida (“El que elegí. El mío. El que tuve y perdí / bajo un rojo crepúsculo del último verano”) y confesar la situación de abandono y desamparo en que queda (“Con él me abandonaron la vida y la esperanza”), aferrándose a su único hijo vivo como salvavidas, consciente del abismo en el que discurrirá su vida por más que se niegue a aceptarlo.

Otros poemas que comparten eje de abscisas son "Al leer los versos de Wordsworth sobre el castillo de Peele", donde la poeta vuelca sus sentimientos sobre una naturaleza que la desborda y ante la que siente la pequeñez humana; “Ausencia”, en el cual el llanto se convierte en un desnudo lamento ; “Un canto fúnebre”, dolorosa recreación de la imagen del barco que se lanza al mar y naufraga; “Cuando yo me haya ido, esta arpa que suena”, acerca del efímero bálsamo que es la poesía; “Olvidaré tus ojos cargados de ternura”, sobre la imposibilidad de olvidar a su amado; “Tristemente arrastrados por las olas”, donde muestra su deseo de reunirse con él; “Igual que una estrella surgiste en mi vida”, reivindicación de la necesidad del duelo y de la memoria; o el conmovedor “Ven a verme en mis sueños, amor mío”, en el que la poeta deja aflorar su deseo más íntimo de volver a estar junto a su difunto esposo, aunque sea en sueños.

A pesar de esta existencia atormentada, en sus versos late la mujer rebelde, inconformista y revolucionaria, hija del filósofo William Godwin -el autor de Justicia política- y de la pensadora Mary Wollstonecraft -pionera del feminismo con La vindicación de los derechos de la mujer-, que encuentra en Italia la libertad (“El sol sigue brillando, hermosa Italia”) y defiende la necesidad del librepensamiento en la elegante sátira titulada “Oda a la ignorancia”.

Y todo esto lo consigue sin las pirotecnias verbales tan gratas a la mayoría de los poetas románticos ingleses, especialmente a su amigo Lord Byron y a su marido. Mary Shelley escribe desde la palabra despojada en su dolor y en su verdad, que brota como un suspiro ahogado contra la almohada durante las largas noches en vela y que, en su esencia, se revela solidaria y compasiva, lo que la conecta con otras poetas como Elizabeth Barrett, Caroline Clive, Jane Taylor o Letitia Elizabeth Landon.

Este libro supone, pues, una oportunidad para descubrir la intensidad de una poesía que orbita en torno a un dolor que lo inunda todo, volviéndose obsesivo, y que da forma a un abismo en el que la poeta busca agarrarse con fuerza a la libertad y a ese hijo huérfano de padre. Este dolor ha sido masticado en silencio y destilado hasta que ha encontrado cauce a través de unas palabras precisas y naturales, capaces de nombrarlo con una serenidad vivida y con una solidez constructiva que emociona tanto en las composiciones más breves como en las más extensas.

Autora: Mary Shelley
Título: Poemas
Editorial: Visor
Año: 2021
 

(Publicado en Cuadernos del Sur, en Diario Córdoba, 30 de abril de 2022, p. 10)