Con tan solo veinticinco años y cinco libros publicados en apenas un lustro, Rodrigo García Marina (Madrid, 1996) es una de las voces emergentes más fecundas e interesantes de la actual poesía española. Desear la casa (Cántico, 2021) es el primer poemario del poeta madrileño que ve la luz sin la necesidad de ser premiado, en una apuesta decidida de la editorial cordobesa por voces inconformistas y heterodoxas; no en vano, el propio García Marina acaba de convertirse en el director de Culpables, la nueva colección de la editorial que lidera Raúl Alonso.
El volumen que nos ocupa se suma a La caricia de las amapolas (2016, Consejo Social de la Universidad de Las Palmas; Premio Saulo Torón), Aureus ( Bandaàparte Editores, 2017; I Premio de Poesía Irreconciliables), Edad (Hiperión, 2019; I Premio Tino Barriuso) y El libro de los arquitectos (UNED, 2020; Premio de Poesía de la Facultad de Filología de la UNED).
Desear la casa son ochenta y un poemas en verso libre -apoyados, en ocasiones, en diversas estructuras rítmicas del verso blanco- y cuatro en prosa, distribuidos en cuatro partes -“La casa deseada”, "Ite domum”, “Desear la casa” y “La mudanza”-, a través de las cuales un yo poético, que es en el otro y que articula su discurso desde el otro, realiza un inevitable viaje a los infiernos de la sociedad injusta en que vivimos para regresar, desde la fractura, siendo multiplicidad ante lo unánime.
La palabra de García Marina, indagatoria y visionaria, nace de la fractura y de un íntimo inventario de huecos para transitar la hosquedad del deseo, la brusquedad del amor, el rigor del dolor, la devastación de lo que perturba e incomoda y la aspereza de la violencia sin perder “la confianza en la palabra y en la belleza”, como afirma Ana Gorría, quien firma un interesantísimo prólogo titulado “La jaula se ha vuelto pájaro”.
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