¿A qué edad comenzó a sentir curiosidad por la lectura?
Sería pretencioso por mi parte poner una edad concreta. Desde que tengo memoria me recuerdo leyendo. Mis padres y la escuela hicieron de mí un lector. Una antología escolar que llevaba por título Antos, editada por Anaya, y los cómics fueron mi puerta de acceso a la literatura. Luego vendrían las historias de los Cinco, de los Hollister, de Jim Botón o de Stevenson. Y, cómo no, la biblioteca básica de Salvat. Con 11 años descubrí la magia de la poesía con Bécquer y Espronceda, primero, y Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, poco después.
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