El pasado 14 de mayo, tuve el honor de participar en el Día de Góngora 2017, realizando la Ofrenda Poética ante el supuesto sepulcro del patrón laico de la Real Academia de Córdoba. Como cierre a unas líneas que reivindicaban la modernidad del poeta cordobés al desplazar el centro de gravedad de la poesía del yo al mundo exterior, planteando, por vez primera, que la poesía debe ser el ámbito de la palabra, leí dos sonetos creados a partir de otros veintiocho del autor de la Fábula de Píramo y Tisbe. El único requisito de este juego que intenta respetar la sintaxis poética de una de las poliédricas caras de la obra gongorina es tomar prestado un único verso de cada poema. Para potenciar una mayor multiplicidad significativa y hacer partícipe al lector, he decidido eliminar los signos de puntuación.
I
Descaminado enfermo peregrino
pisado he vuestros muros calle a calle
I
Descaminado enfermo peregrino
pisado he vuestros muros calle a calle
los suspiros lo
digan que os envío
nunca merecieron
mis ausentes ojos
un humor de
perlas destilado
y nada temí más
que mis cuidados
cada sol
repetido es un cometa
por que aquel
ángel fieramente humano
no yace no en la
tierra mas reposa
toda fácil caída
es precipicio
la encendida
región del ardimiento
huirá la nieve
de la nieve ahora
hilaré tu
memoria entre las gentes
que la beldad es
vuestra la voz mía
II
Oh cuánto tarda lo que se desea
en estas
apacibles soledades
edificio al
silencio dedicado
sobre este fuego
que vencido envía
denso es mármol
la que era fuente clara
pues la por
quien helar y arder me siento
cuya cerviz así
desprecia el yugo
goza cuello
cabello y frente
el santo olor a
la ceniza fría
desata montes y
reduce fieras
inexorable es
guadaña aguda
no destrozada
nave en roca dura
poco después que
su cristal dilata
la razón abre lo
que el mármol cierra
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